Nora Lezano: sociedad secreta de rock y juventud

Fan, la muestra de la fotógrafa Nora Lezano está en La Plata y recorrerla es gratis, quizás, porque no tiene precio. Allí está el ojo y la mente de esta artista que supo, como ninguna, meterse en el mundo macho del rock de los `90 y poner en foco a sus propios ídolos: Charly García, Gustavo Cerati, Andrés Calamaro y Luis Alberto Spinetta, sólo por nombrar algunos vernáculos.

En el centenar de imágenes que despliega en las salas Temporal y Patrimonial, una selección de las 400 elegidas en 2015 para Ciudad Emergente, también se puede ver al enérgico Iggy Pop, micrófono en mano y espalda desnuda, al rostro melancólico de Cobain y hasta a una envidiable sonrisa que le dedicó, en pleno show, el mismísimo Keith Richard.

El viernes 13 de septiembre a las 17, dos días antes del cierre de la muestra, Lezano vendrá al Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti (Avenida 51 N° 525), dispuesta a conversar sobre Fan en compañía del periodista Ariel Valeri.

A sus casi 50 años, esta mujer que soñaba con ser bióloga no reniega de lo que hizo, pero asume que “ya fue”, que la muchacha que fotografiaba rockeros está para otra cosa. Y define a la muestra como una antología de su obra y una etapa que pide a gritos un cierre.

Fan giró por varias ciudades en diversas versiones. Muchas de sus fotos fueron tapas de revista y de discos, como la de Sólo un momento de Vicentico o Amapola del 66 de Divididos. También, hay instantáneas de estadios y de estudios donde, por ejemplo, se ve a un gracioso Fito Páez subido a un triciclo o tomando el té en la cama, o a un extraño Calamaro con ropa deportiva y toalla al cuello. Escenas que provocan la divertida sensación de espiar la intimidad lúdica de los rockstars en pleno juego de seducción con la cámara y la fotógrafa.

CHARLY Y CERATI

La foto que “abre” la muestra, por su ubicación central en la sala, es la de Charly García con una remera que dice Kick me (Pateame). Esa incitación a pagarle tiene un vínculo estrecho con la fotógrafa. Lezano cuenta que “hubo un tiempo (preciso) donde remeras que compraba en ferias fueron “el blanco” para decir (me) cosas. Ésta es la más dura. El 19 de abril de 2002 la tenía puesta cuando hice mi primera tapa para Rolling Stone con Charly García. Recuerdo que para esa producción había una ropa buenísima para él. Pero Charly quiso mi remera. Y muuuuchos años después decidí enmarcarla y exponerla como trofeo de lo que fui, al lado de quien un poco me ayudó a querer que no me ‘patearan’ más”.

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Trabajo arduo y vueltas de la vida hicieron que Lezano se ocupara de las fotos de Bocanada, el primer disco de Cerati post-Soda. Entre esas imágenes figura una que ya es icónica, la que muestra el rostro del músico de frente, relajado, con el mentón apoyado sobre sus brazos. Cuenta la fotógrafa que cuando se las llevó, él las observó en silencio largos minutos y ella, fan de Cerati desde la adolescencia, esperó nerviosa la reacción. “Es la primera vez que me reconozco en foto”, le dijo mientras le besaba las manos. Ella asegura que “es el mejor halago que me han hecho. Se lo veía muy conmovido, no me hablaba de estar lindo o feo, me hablaba de reconocerse”.

En su perfil de Instagram Nora comparte la riqueza de aquella fructífera etapa pero también lo nuevo. Todavía fotografía bandas de rock, pero ya se la ve en otra. Con un pie en el avión, a punto de irse de viaje, resume: “Hace un tiempo que estoy en crisis, yo siempre fui muy atenta a mis deseos que son mi brújula y siento que acá (en el mundo rock) ya no da para más ¿Y qué viene ahora? No lo sé. Por lo pronto me voy de vacaciones para estar un rato en silencio, estar atenta y escuchar lo que quiero”.

Se ven escenas que generan la sensación de espiar la intimidad de los rockstars

Claro que no dejará de fotografiar personas “porque es lo que más le gusta en la vida”, pero quiere hacer más naturaleza, más la vida diurna que nocturna.

Acorde al signo de los tiempos, se muestra feminista y ostenta más de un autorretrato con pañuelo verde. También es proteccionista y se saca fotos acá y allá con Blanqui, su perra: “Tengo un apego terrible con esta compañera, ahora que me voy la dejé con una familia que la cuida, tengo que soltar un poco, es época de aprendizaje y de sabiduría”, reflexiona y se despide libre y siempre jovial, a pesar de las canas que ostenta y que no le preocupa disimular.