Inmutable, el acusado de asesinar a la jubilada de Hernández optó por el silencio

Sin manifestar angustia ni emoción alguna, el joven de 21 años que fue detenido el miércoles acusado del crimen de la jubilada Gladys Catena (65) fue trasladado ayer ante el fiscal Álvaro Garganta, quien lo indagó por el delito de “homicidio en ocasión de robo, calificado por criminis causa (matar para ocultar otro delito)”, que contempla la pena de perpetua.

Asesorado por su defensa, e inmutable, Luis Benítez se negó a declarar amparándose en su derecho de guardar silencio. Seguirá detenido, informaron fuentes judiciales.

Más allá de su hermetismo en sede judicial, trascendió que Benítez habría hablado de su participación en el crimen con otras personas, “justificando lo que había hecho en su condición de desocupado”. Según pudo saber este diario, el joven habría dicho que arruinó “a dos familias” porque “no tenía para darle de comer a sus hijos”.

Benítez llegó al conurbano desde la provincia de Chaco junto con su mujer embarazada y un nene de menos de dos años, para instalarse en una casa precaria de una villa de la localidad de Spegazzini, en Ezeiza, donde lo detuvieron el miércoles pasado.

Secuestraron entonces un par de zapatillas con manchas que serían de sangre (en los próximos días arrancarán los peritajes para confirmar esta sospecha y, en tal caso, comparar el ADN con el de la víctima) y no hizo falta recorrer mucho para dar con uno de los dos televisores plasma y la computadora de Gladys. Estaban en la casa de un vecino que pagó unos pocos pesos por ellos, se informó.

Catena fue asesinada en su vivienda de 511 entre 19 y 20, donde la encontró, el martes al mediodía, su yerno. Los forenses estimaron que había muerto a última hora del lunes, pero todo indica que fue el martes a la mañana.

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Según la autopsia, murió por un paro cardiorespiratorio causado por la fractura de cinco costillas, aunque también tenía golpes en la cabeza y un tramontina clavado en el cuello.

Cuchillos de las mismas características fueron encontrados en la vivienda de Benítez, como otro indicio de su presencia en la escena del crimen. El joven conoció a la jubilada por intermedio de un contratista de la zona de Hernández, que lo convocó como ayudante para pintar y hacer algunos arreglos en la casa de Catena, trabajo que concluyeron hace tres semanas, aproximadamente.

Habría ocurrido el martes a la mañana. Y el acusado habría caminado hasta la terminal de micros

Se presume que el martes a la mañana Benítez regresó al chalet de Gladys con alguna excusa, y ella, sin desconfiar porque lo conocía, le franqueó el acceso. Después sucedió lo que se sabe: en un cruce desigual la mujer terminó muerta y el asesino se marchó del lugar, supuestamente a pie, con los televisores y la computadora envueltos en una frazada que también se recuperó en Spegazzini.

¿Nadie sospechó al ver a este joven de complexión menuda avanzar con dos televisores bajo el brazo y la ropa manchada con sangre? aparentemente no, aunque algunos testigos mencionaron como al pasar esa circunstancia, lo que reforzó la idea de que el crimen ocurrió en las primeras horas de la mañana y apuntó todas las sospechas a Benítez, quien habría regresado a su casa en un micro de media distancia.

complicado

Tras el hallazgo del cuerpo, y con la certeza de que el o los asesinos habían entrado sin violentar nada, los investigadores encabezados por Garganta centraron la búsqueda en todos los que habían accedido a la finca recientemente. Y a Benítez no había modo de ubicarlo.

Luego se supo que el teléfono celular de contacto que le dio a su empleador era el de su mujer, y que ese mismo martes otro pibe de la villa se lo habría robado; él intentó recuperarlo y a esa pelea mano a mano con el ladrón le adjudicó las lesiones que tenía en las manos.

Esta es otra de las informaciones que están bajo análisis, aunque todos los indicios reunidos hasta el momento apuntan únicamente a Benítez, aseguran los investigadores. En algún momento se especuló con la posibilidad de que quien ejecutó el crimen lo haya hecho bajo la influencia de alguna droga, pero, al parecer, el acusado no consume esas sustancias, ni tampoco toma alcohol. Todavía no confirmaron si tiene antecedentes penales en Chaco, pese a que varios de sus allegados dijeron a la policía que “les había robado desde su llegada a la Provincia”, se informó.

Catena vivía sola en el chalet de la calle 511 desde el 18 de abril, cuando falleció su esposo Lisandro. A instancias de sus familiares, que pretendían aliviarle la tristeza, encaró las refacciones en su casa, sin que nadie pudiera imaginar el terrible final.