Hiroshima

A 2 horas de tren de Osaka, está ubicada una de las ciudades más emblemáticas del mundo y solamente pronunciando su nombre, el respeto no deja lugar a nada más. Hiroshima.

Claramente la presencia de este cronista en Japón, está ligada a la actualidad de Los Pumas y sus vaivenes deportivos. Pero cuando uno tiene la posibilidad de contemplar en primera persona, una de los acontecimientos más célebres y a la vez trágicos de la historia de la Humanidad, es imposible dejarlo pasar.

Cuando uno arriba a Hiroshima Station, es todo muy similar a Tokio con sus luces incandescentes que iluminan todo para darle ese aire tan cosmopolita que tiene. Pero cuando se deja atrás la estación de trenes, la historia aparece y golpea de entrada. El bus que transporta hacia Ground Zero, es muy céntrica; el tránsito es intenso, pero con el orden japonés que maravilla.

Ahora sí, cuando aparece de repente el Parque Memorial de la Paz, todo, pero todo toma un nivel que impacta y solamente contemplar la cúpula de lo que alguna vez fue un teatro y un centro cultural rodeado de un hospital de Niños.

Encima los cientos de turistas que están alrededor del lugar, acompañan con un silencio que de tan fuerte, aturde. Los japoneses han hecho de este lugar un “parque” pero que tiene una sola meta: no olvidar jamás lo que el hombre puede hacer contra el propio hombre. Y la bomba atómica que explotó a las 8:15 de ese 6 de agosto de 1945, escribió una de las páginas más tristes de la historia humana.

Y la ciudad, alrededor de esto, se reconstruyó para ser lo que es hoy en día, un lugar bellísimo pero que no olvidará jamás las cenizas desde dónde resurgió. Después, la ciudad ofrece muchísimas cosas para que los turistas que llegan de todas partes del mundo, aprovechen y además de presenciar lo que la Segunda Mundial hizo; puedan entre otras cosas visitar el Hiroshima Castle, algo muy ligado a la cultura Shogun y los Samuráis.

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También está la bellísima excursión a la isla de Miyajima, el santuario Itsuklushima que tiene en una de sus pequeñas montañas y el típico Torii que recibe a todos los navegantes, desde hace 1200 años y es el lugar por excelencia en el verano, con unas playas muy bonitas.