Un caótico muestrario de grafitis y afiches en la avenida 7

Edición Impresa

Una nota publicada recientemente ofreció testimonios sobre el negativo panorama que exhibe la avenida 7 de nuestra ciudad -como tantas otras calles del casco urbano-, en especial en el tramo céntrico comprendido entre las plazas Italia y Rocha, caracterizado por ser una suerte de muestra atiborrada de grafitis y afiches, que ofrece desde hace tiempo una permanente y profunda sensación de abandono.

Esta percepción se agudiza si se hace un recorrido los días domingos o feriados, de esos que paralizan casi la actividad y la ausencia de torrentes de peatones permite ver, junto a las veredas sucias o rotas, la caótica superposición de afiches y grafitis -que disputan un espacio ya conquistado por cartelerías y pintadas previas- en lo que resulta ser un catálogo del vandalismo urbano que viene atacando a la Ciudad.

Tal como se señaló en el informe periodístico, lo extraño sería encontrar la persiana de un comercio, o al menos una parte de ella, que no haya sido blanco del vandalismo. Los grafitis que consisten en meras “firmas” ilegibles ya se realizan sobre aquellos “más elaborados”. Precisamente por falta de espacio para grafitear. A su vez, el caminante tendrá que tomar recaudos, porque, si se distrae en esa postal caótica, corre el riesgo de tropezar y caer, ya que la mayoría de las veredas de la principal avenida platense están literalmente destruidas.

El problema viene originando el justificado y ya pretérito reclamo de los comerciantes y de entidades representativas como el Centro Comercial de calle 8, 9 y Adyacencias, que requiere que se le ponga un urgente freno al vandalismo contra los locales y el mobiliario urbano.

Los empresarios pusieron énfasis en la suciedad que muestra la zona céntrica, considerando que una mayor limpieza e iluminación, así como más altos niveles de seguridad, forman parte de las demandas perentorias. Vidrieras pintadas, rayadas o rotas, terminan por alejar a la clientela y desanimar a los comerciantes, dijeron.

Asimismo, los directivos del centro comercial destacaron que habría que intensificar la política que se sigue en calle 12, consistente en pintar murales sobre las cortinas de los comercios y en los frentes de las propiedades, ya que los grafiteros respetan esas pintadas y no las afectan.

En este sentido, se sabe que en un intento por contrarrestar el vandalismo, en calle 12 comenzaron a poner el valor las persianas comerciales. En el tramo de 54 a 55 se pintaron distintas obras artísticas vinculadas a la fauna. Por el momento la iniciativa quedó en ese tramo, y es toda una incógnita qué sucederá con el resto del corredor comercial hasta calle 64. La iniciativa busca también fomentar y promover el trabajo de artistas y muralistas locales, que podrán exhibir su arte en la vía pública.

Cabría consignar aquí que, tal como se calculó el año pasado, en la Comuna el vandalismo propio de los grafitis y de los afiches origina pérdidas anuales equivalentes al costo de compra e instalación de unas 800 cámaras de seguridad.

Lo cierto es que algo hay que hacer para detener el avance, hasta ahora irrefrenable del vandalismo. Ya sea una pretendida expresión de rebeldía o autoafirmación; o ya se trate de una competencia desorbitada entre minoritarias tribus urbanas, la ola de pegatinas y leyendas se ha convertido en una pesadilla para frentistas y comerciantes.

Debe tenerse en claro que el reclamo de los comerciantes aquí reseñado no sólo es intrínsecamente justo, sino que resulta ser representativo del deseo de una población que pretende vivir en una ciudad limpia, en la que rijan mínimos códigos de convivencia. Se habla de motivaciones que van más allá de lo estético y que atienden al respeto a la funcionalidad de espacios que son comunes, que por ningún motivo pueden verse degradados por el arbitrio de unos pocos. Por consiguiente, se espera una respuesta más contundente a estas demandas.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE