Eneros eran los de antes: en la Ciudad el ritmo apenas mermó

Entre Navidad y Año Nuevo hubo una “escapada masiva”, pero duró sólo unos días. Y ahora las calles recobraron un intenso movimiento peatonal y vehicular hasta el atardecer

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A media mañana, al mediodía, a las dos y a las cinco de la tarde, los principales puntos del micro y muchos del macrocentro de la Ciudad ayer estaban a tope. Automovilistas y peatones se daban cuenta de que no era abril o mayo por dos motivos: el calor y las escuelas y facultades cerradas. Por lo demás, el movimiento, incluso comercial, era muy elevado. “Y eso que es viernes y se supone que muchos veranean los fines de semana. De lunes a jueves, la tranquilidad típica del verano no existe”, aseguró el encargado del puesto de diarios de 7 y 50.

Tras una escapada turística casi masiva antes del año nuevo, hasta el fin de semana del sábado 4 y domingo 5 últimos las calles y diagonales conocieron un bajón en su ritmo cotidiano que recordó a otras épocas. No tan lejanas.

Fue entonces cuando muchos comenzaron a hablar del “efecto dólar turista”, proyectando una temporada estupenda en los sitios de veraneo locales. Pero si bien los números mejoraron en, por ejemplo, balnearios del Partido de la Costa y en Mar del Plata respecto de recesos estivales anteriores, la mayoría de los bolsillos siguen muy flacos y se ajustan a escapadas casi relámpago.

“Es real. El dólar turista afectó a quienes querían veranear afuera, pero no a los que tenían como destino a Miami, el Caribe o Europa, sino a clase media o medio-baja que el primero de enero estaba igual, lógicamente, que el 31 de diciembre. De modo que no hay que extrañarse de que el panorama sea similar al de los últimos dos o tres eneros”, describió Marcelo, propietario de dos negocios del rubro textil en las calles 8 y 47.

Desde 7 y 50, una esquina que en horas pico luce (casi) como el resto del año, el vendedor de diarios y revistas sentenció: “Hay que olvidarse de aquellos eneros donde en las calles no había nadie. Desde hace dos o tres años esto es así”, dijo, señalando la vereda, atestada de gente a las dos y pico de la tarde.

“Yo recuerdo otros eneros donde un viernes, a esta hora y con semejante calor, en la calle no había nadie. Pasaban dos o tres personas cada tanto”, rememoró.

Para Luciano, empleado de comercio de diagonal 80, este enero es muy semejante al anterior. “Yo hace dos veranos que atiendo acá y no noto diferencias. Hay mucha gente en la Ciudad. Recién se calma a la tardecita”, puntualizó.

Para el joven, las causas tienen que ver con la “falta de buenos empleos” y de “buenos sueldos”. “No hay plata. Muchos prefieren quedarse, o tienen que quedarse, y aprovechan los balnearios de la zona, como Punta Lara, o los clubes con pileta”.

Luego añadió otro elemento. “Hace tiempo que se vende poco por la crisis general, pero estamos en enero y la venta no bajó”, resaltó.

El responsable comercial de un grupo empresario gastronómico, contó que “todos dicen lo mismo: es un enero totalmente distinto al de, por lo menos, cinco años atrás”.

Aseveró que “el movimiento es mucho mayor, claramente. No sé si no salió la gente de vacaciones, si cambió el formato de descanso o si, como en los últimos años, es la situación del país la que provoca estos eneros atípicos en la Ciudad”, se cuestionó.

Al igual que la mayoría de los consultados, apuntó que “tres o cuatro veranos atrás esta realidad no estaba tan marcada. Recién ayer (por el jueves), cuando técnicamente empezó la última semana de enero, en los locales se notó un poco menos de público. Pero muy poquito”, enfatizó.

En el centro comercial de calle 8 y adyacencias afirmaron que “el movimiento comercial propiamente dicho bajó. Pero también es cierto que, tras un año durísimo, hay muchos locales vacíos, en alquiler, o realizando fuertes liquidaciones del tipo dos por uno o con rebajas de 50 por ciento o más, mientras ya se van preparando para la temporada escolar”.

No obstante, tal como pudo observar este diario, un comerciante realzó la “gran cantidad de manteros que hay en la calle 8 (ver nota aparte). Dicen que muchos se fueron a la costa, pero acá hay tantos como el resto del año. Y como aflojaron aún más los controles, se ubican dónde y cómo quieren”, comentó.

Micros, la espera eterna

A cualquier hora, las paradas de colectivos sobre avenida 7 rebalsan de gente. Pero a partir de las dos de la tarde, cuando terminan su horario los empleados públicos que están trabajando en enero, así como desde las cuatro, momento en que se liberan muchos que se desempeñan en el sector comercial, las garitas se transforman en “sitios superpoblados”.

Esa postal tiene una causa muy concreta, de la cual este diario informó ampliamente en más de una oportunidad. Las frecuencias de las distintas líneas se reducen drásticamente desde que finalizan las clases, poco después de mediados de diciembre.

Las quejas de los usuarios, que se repiten año tras año, hasta ahora no han movilizado ni a los responsables de las compañías, donde aseguran a pie juntillas que cumplen con la normativa, ni a las autoridades encargadas de controlar al sector. “Y a la noche, después de las 21 ó 22, la única opción es armarse de mucha, mucha paciencia”, dijeron en la parada de 7 y 49.

Nadie
El encargado de un negocio de 7 y 50 dijo que “ya hay que olvidarse de aquellos veranos donde en las calles no había nadie. Yo recuerdo otros eneros donde un viernes, a esta hora (14) y con semejante calor, por acá pasaban con mucha suerte dos o tres personas cada tanto”.
Todos
A partir de las dos de la tarde, cuando terminan su horario los empleados públicos que están trabajando en enero, así como desde las cuatro, momento en que se liberan muchos que se desempeñan en el sector comercial, las garitas de micros se transforman en “sitios superpoblados”.

 

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