Los Beatles y la medalla que al final puso furiosa a la Reina

Aquel 26 de octubre de 1965 fue un día que, con el transcurrir de los años, se convertiría en mítico para los seguidores de las historias de la Realeza y de la vida de aquellos cuatro jóvenes que con su música estaban revolucionando al mundo. Es que aquel día, los “fabulosos cuatro de Liverpool”, Los Beatles, acudirían al Palacio de Buckingham para recibir la medalla de “Miembros de la Orden del Imperio Británico”, la emblemática “MBE”, por su contribución a la música inglesa. La novedad les había sido comunicada a Paul, John, George y Ringo unos meses antes por el también emblemático manager de la banda, Brian Epstein.

Hasta que el día llegó, para a partir de allí dar lugar a una serie de sucesos que involucrarían a la Reina Isabel, al contestatario Lennon, a su tía Mimi, a su chofer Les Anthony y a su mujer Yoko Ono, atravesando sucesos como la guerra de Vietnam o las intervenciones en Biafra, y sobre los que ríos de tinta se han escrito hasta hoy, en vísperas de un nuevo aniversario de aquel episodio sobre el que el mundo entero habló.

Cuentan que aquel 26 de octubre de 1965 -de cuando se cumplen mañana 55 años- los Beatles acudieron a la cita del Palacio de Buckingham en el Rolls Royce de John, y que para romper el hielo la Reina Isabel hizo una de sus preguntas protocolares. “¿Usted empezó el grupo”?, le preguntó a Ringo; “No señora, yo fui el último en llegar. Soy el tipo pequeño”, respondió el baterista. También se dijo que antes de ver a la Reina los célebres distinguidos habían fumado porros en los baños de Buckingham, aunque salvo John, todos lo desmintieron, asegurando que solo habían fumado tabaco en el Palacio.

Se describió también que luego John viajó con la medalla hasta la casa de su tía Mimi en Liverpool, que fue quien lo crió tras la temprana muerte de su madre, y que le entregó la condecoración diciéndole “te lo mereces más que yo”. Según cuentan, la tía Mimi dejó a la medalla en el mueble de la televisión de la sala, donde permanecería por cuatro años.

Pero los avatares de aquel día fueron solo el principio de la historia, porque cuatro años más tarde, John daría con aquella medalla otro golpe del que todavía se habla, al devolvérsela al Palacio como forma de protesta por el apoyo del Gobierno británico a la invasión estadounidense de Vietnam.

Cuentan que en la mañana del 26 de noviembre de 1969, mientras leía las noticias acerca de la guerra de Vietnam y los niños que morían de hambre en Biafra, John le ordenó a su chofer Les Anthony, que fuera a la casa de la tía Mimí y trajese la medalla. Y luego dictó una carta a la Reina, en papel y con membrete de “Bag Producctions”, diciendo “Su Majestad, le devuelvo mi MBE como protesta contra la intervención de Gran Bretaña en el asunto Biafra, por apoyar a Norteamérica en la Guerra de Vietnam y por el descenso de Cold Turkey en las listas de éxitos. Con Amor, John Lennon”. Cold Turkey era el disco que acababa de publicar.

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Fue así que la medalla y la carta fueron llevadas al Palacio de Buckingham en la misma mañana por el chofer, mientras que por distintos medios Lennon explicaba que no había consultado con los demás Beatles antes de tomar la decisión, y que solo había aceptado la medalla por insistencias del entonces manager Brian Epstein. La Reina, mientras tanto, hervía con flema inglesa.

Pero la historia seguiría dando vueltas y más vueltas. Una vez devuelta, todo el mundo daba por hecho que la medalla se habría fundido o arrojado a la basura. Sin embargo, en enero de 2009 la medalla de Lennon fue encontrada en una bóveda, 40 años después de que fuera devuelta. El hallazgo se produjo en la Cancillería Central de las Órdenes de Caballería en el Palacio de St James, donde se había mantenido desde el día en que fue devuelta. Todavía estaba en su estuche original, junto con la carta que iba dirigida a la Reina.

Mientras tanto, un borrador de la carta escrita por John Lennon en la que explicaba por qué había devuelto su medalla del Imperio Británico, era presentada al público en un evento de objetos de interés en el museo The Beatles Story en Liverpool, el miércoles 26 de octubre de 2016, y la misma se valuaba en 73.000 dólares.

En cuanto a la medalla y la carta original, comenzaba una puja entre el mundo beatlemaníaco, que exigía que esos objetos fueran exhibidos, y el Palacio Real, que esgrimía cuestiones de propiedad.

Es que cuando se conoció que los objetos estaban a buen recaudo, en su cajita original aunque criando polvo en uno de los almacenes del palacio de St. James, a tan sólo unos metros del Palacio de Buckingham, comenzaron a azuzarse las expectativas de los fans, que pedían que la medalla saliera de su escondrijo y fuera mostrada públicamente. Mientras tanto, la Casa Real aseguraba que cualquier decisión con respecto a la medalla tendría que tomarla la viuda del artista, Yoko Ono. “Habría que establecer primero a quién pertenece la propiedad, pero no se acordará nada sin contar con ella”, decían en el Palacio.

La medalla de John, hoy, es apenas un recuerdo. Paul y Ringo, los Beatles sobrevivientes, la siguen conservando. Pero desde entonces, Paul McCartney fue el único de los Beatles que fue nombrado Caballero del Imperio Británico, lo que ocurrió el 11 de marzo de 1997.