Van Gogh, una vida en cartas llenas de bocetos y confesiones

“Tu Vincent, con amor”, la expo en Amsterdam que documenta con 40 misivas la agitada vida del gran pintor holandés, su enorme soledad y su gran necesidad de afecto

Edición Impresa

AMSTERDAM

Por IMANE RACHIDI

EFE

Van Gogh tuvo una vida personal agitada que quedó documentada en cartas en las que relató sus ambiciones, su visión de la vida y la muerte, su soledad y su necesidad de cariño. “Tu Vincent, con amor”, la muestra que tiene lugar por estos días en el Museo Van Gogh de Amsterdam y hasta el próximo 10 de enero, descubre desde sus visitas a los burdeles hasta una misiva inconclusa previa a su último aliento.

Aunque las cartas aún están en buenas condiciones, son visiblemente frágiles, vulnerables a la luz, parte de la tinta ha desaparecido, y por eso su exposición al público es bastante extraña.

Son documentos escritos por Van Gogh (1853-1890), de su puño y letra, y muestran su lado más intimo: un maestro de la escritura y la pintura, con muchos altibajos en su búsqueda artística y en su relación con los demás, cansado de su lucha contra su enfermedad mental, y un solitario que sintió a diario la falta de amor y de amistad.

“Las misivas ofrecen una idea del desarrollo artístico de Vincent, cómo a veces se estancaba a la hora de crear sus obras de arte, las ideas que había detrás (de cada cuadro), o cuáles fueron sus ambiciones”, explica Nienke Bakker, curadora del museo.

Las cartas cuelgan por orden cronológico y están acompañadas de 21 lienzos y dos dibujos, como “Los comedores de papas” (1885), “El dormitorio en Arlés” y “El Sembrador”, ambos de 1888, porque en esas esquelas, Van Gogh incluyó impresionantes bocetos de sus pinturas.

SU HERMANO, SU CONFIDENTE

“Tu Vincent, con amor” (”Je liefhebbende Vincent”, en su idioma natal) muestra 40 de las 820 cartas que se conservan, aunque se cree que escribió muchas más, y de las que 650 estaban dirigidas a su hermano y confidente, Theo, dedicado a la compra y venta de arte, cuatro años más pequeño que el pintor, pero la persona con la que más vínculo tuvo.

Las cartas muestran los altibajos de Van Gogh en su búsqueda artística y en su vida privada

 

“Era su mejor amigo, su confidente y la persona que lo apoyó emocional y financieramente durante diez años de carrera. Su fuerte vínculo es la base de las cartas, por eso el protagonista de esta exposición no solo es Van Gogh sino también Theo”, añade Bakker.

Aunque siempre hubiera preferido tenerlo cerca: “Creo que escribir es una forma horrible de explicarnos las cosas. Y lleva mucho tiempo, y tú y yo tenemos mucho que hacer, pero debemos tener un poco de paciencia hasta que nos veamos”, le dijo Van Gogh, quien optó por deslumbrar al mundo con sus pinceles y no tanto con la pluma.

A los 27 años, y cuando Van Gogh empieza a frustrarse con su vida, Theo asume sus gastos de subsistencia; a cambio de una asignación mensual, Vincent le envía sus obras de arte, lo que intensifica su correspondencia para mantenerlo informado de su progreso, esbozando las obras en las que trabaja, a veces con extraños garabatos.

SU PRIMERA Y ÚLTIMA CARTA

La extensa correspondencia empieza por la carta que escribió Vincent a su hermano, con 19 años, tras haber pasado juntos unos días en La Haya. “Te eché de menos los primeros días, fue extraño no encontrarte al llegar a casa por la tarde”, le confesó el pintor.

Intercambiaron múltiples bocetos de pescadores del pueblo de Scheveningen, familias en un comedor benéfico en La Haya, o de paisajes franceses.

Su hermano Theo era su mejor amigo, su confidente y siempre lo respaldó

 

El 16 de octubre de 1888, Vincent hace un boceto para describir en una carta la pintura en la que estaba trabajando: “Tengo una nueva idea en mente. Es simplemente un dormitorio. La cama y las sillas de amarillo, la manta rojo escarlata”, le contó.

Ese cuadro era su habitación en Arles, un espacio que el maestro llegó a pintar tres veces de forma idéntica. Muchas de las misivas recogían detalles sobre los pinceles que necesitaba, los colores que había comprado o las técnicas que estaba probando.

Pero su última carta es el documento más conmovedor: lo llevaba consigo el 29 de julio de 1890, el día en el que aparentemente se pegó un tiro, quitándose la vida y poniendo fin a su sufrimiento emocional.

Es la versión inconclusa de otra misiva que sí llegó a enviar a su hermano. Tiene un tono triste y sombrío, pero no incluye nada que haga sospechar que estaba pensando en suicidarse.

SUEÑOS Y ANSIEDADES

Una de las grandes novedades que muestra esta exposición es una carta de 1888 que escribieron él y el pintor francés Paul Gauguin (1848-1903) al artista Emile Bernard (1868-1941), en la que ambos hablan de su sueño de crear una colonia de artistas en el sur de Francia y describen sus frecuentes visitas a los burdeles del pueblo.

La carta, adquirida el pasado junio por la Fundación Vincent van Gogh por unos 200.000 euros, fue escrita en un momento de optimismo del artista, antes de sufrir una crisis de ansiedad que lo llevó a mutilarse una oreja.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE