En un pueblo bonaerense, el municipio empezará a plantar marihuana para hacer aceite de cannabis

Se trata de General Lamadrid, un pueblo que aprobó por unanimidad poder cultivar marihuana para usos terapéuticos. "Tenemos las tierras y podemos hacerlo. ¿Por qué esperar para comprar aceite importado?", dice el intendente. 

José Maldonado

En General Lamadrid, un pueblo de 10 mil habitantes en medio de la Pampa húmeda a 450 kilómetros de La Plata, un grupo de empleados municipales trabaja por estas horas acondicionando dos predios de 80 por 45 metros. Las tierras están ubicadas en el Parque Industrial del distrito, protegidas con doble alambrado olímpico, cámaras de seguridad, grandes reflectores, portones y custodios. Adentro, en poco tiempo, investigadores y cannabicultores empezarán a trabajar en un proyecto para producir marihuana y producir aceite de cannabis para usos medicinales y para trabajos científicos. 

La noticia de la decisión del gobierno de hacer una nueva reglamentación de la ley de cannabis medicinal y legalizar el cultivo de plantas de marihuana fue recibida en Lamadrid con alegría, entusiasmo y enorme expectativa. En 2018, el distrito bonaerense se hizo conocido en todo el país a través de las noticias que contaban que, por unanimidad en el Concejo Deliberante, el pueblo votó autorizando al municipio a producir aceite de cannabis.

Hasta ahora, más allá de que desde hace tres años está vigente una ley de cannabis medicinal en el país, en ese pueblo no habían podido avanzar mucho más allá de esa declaración ciudadana y política de los vecinos. Pero a partir de la nueva reglamentación, Lamadrid se convertirá ahora en el primer pueblo de la provincia de Buenos Aires en cultivar plantas de marihuana y producir al aceite para proveer a los vecinos con distintas dolencias y para ampliar el horizonte de investigación científica sobre el tema. 

"Esto es un hito importantísimo, un gran avance", dice el intendente de Lamadrid, Martín Randazzo, un médico cirujano que comenzó a trabajar con el proyecto de cannabis medicinal desde antes de llegar al municipio. El año pasado, fue reelecto con la boleta de Cambiemos y con el tema en el centro de su plataforma electoral. Randazzo planteó que Lamadrid podía convertirse en un polo de producción de cannabis que dé ingresos al Estado, mejores posibilidades de acceso para los pacientes que lo necesitan y, además, genere puestos de trabajo. Y los vecinos le dieron su aval en las urnas.  

"Nosotros teníamos una ley nacional de 2017 que no era la ideal, pero que había puesto el tema arriba de la mesa. Había blanqueado la situación y había ayudado a que los dirigentes políticos podamos intentar solucionar algunos problemas", dice ahora Randazzo, en diálogo con EL DÍA. "Pero la reglamentación era mala, porque quienes hicieron la reglamentación seguramente si hubieran estado sentados en el congreso en el momento de tratar la ley hubiesen votado en contra", destaca.

"A partir de ahora se amplía el proceso y el espíritu de la ley es acorde a la reglamentación, para que el Estado esté presente y dé acceso al cannabis, con rangos de seguridad desde el punto de vista médico. Porque en este momento muchas veces lo que vemos es un aceite de color verde pero no tenemos ninguna seguridad de lo que estamos tomando", dice el intendente.

UNA CHARLA QUE CONMOVIÓ A TODO UN PUEBLO

En la historia del vínculo entre el pueblo de Lamadrid y el cannabis medicinal tuvo un rol clave una familia del pueblo: los Morante. Marcelo Morante es un médico, investigador de la UNLP, a donde llegó a estudiar desde su pueblo natal, y hoy considerado uno de los más importantes referentes de temas de cannabis medicinal. Su acercamiento a la terapéutica con CBD -el principio activo del aceite- llegó a través de una dura historia familiar, a partir la enfermedad que sufre su hermana, Mariela, que le producía violentos episodios de convulsiones y todo tipo de padecimientos. Mariela, médica también, comenzó a tratarse con cannabis y su calidad de vida mejoró notoriamente al punto de recuperar aspectos básicos de su vida que se habían trastornado. 

En abril de 2015, Marcelo Morante volvió a su pueblo a dar una charla al municipio sobre cannabis medicinal y contar la historia familiar.  "Todavía recuerdo el nivel de emoción de todos. Lo que ocurrió desde el punto de vista emotivo y espiritual, no tengo registro de que haya pasado en otra charla en ese lugar. Estaba repleto el salón y la conexión que hubo fue muy especial. Nuestro pueblo salió de ahí pidiendo cannabis medicinal", recuerda el intendente Randazzo. 

Al poco tiempo, el Concedo Deliberante votó por unanimidad una ordenanza pidiendo al Congreso de la Nación que sancione una ley despenalizando el uso medicinal y para investigación de cannabis. La familia Morante volvió a tener un rol clave: Carlos, el tercer hermano, era presidente del Concejo y llevó adelante aquella histórica sesión. 

"A partir de ahí iniciamos esta construcción colectiva que involucra a pacientes, familias con mucho dolor, pequeños con dolencias como epilepsia refractaria, cannabicultores, representantes de la ciencia y actores políticos. Esta es la finalización de una etapa en donde el espíritu de la ley empieza a plasmarse en la reglamentación, con conexión y coherencia", afirma Randazzo ahora.

"¿POR QUÉ COMPRARLO IMPORTADO?"

Ahora, con el cannabis medicinal ocupando la tapa de los diarios, en Lamadrid hay un entusiasmo y una expectativa que atraviesa a todo el pueblo, a partir del proyecto que involucra a investigadores de la UNLP, productores locales, agrupaciones de madres cultivadoras y familiares de enfermos con patologías como epilepsia refractaria. 

"En este momento estamos construyendo el lugar en el Parque Industrial, de 80 por 45 metros, que tiene en cuenta todas las medidas de seguridad, doble alambrado olímpico, cámaras de seguridad, portones, con todo un sistema aprobado. Estamos en plena construcción para empezar a trabajar con la investigación y cuando se ponga en práctica esta nueva reglamentación seamos un lugar que esté en condiciones de abordar todo el abanico de situaciones", dice Randazzo.

"Esto es una lucha contra el mercado negro. Acá hay muchos cannabicultores que han hecho cosas maravillosas con las familias y hay otros que con otro espíritu pueden engañar y pueden generar daño en las personas", afirma.

Y agrega al final: "En este país empobrecido y con falta de trabajo hubiese sido suicida no tomar esta decisión y esperar después para comprar el aceite de cannabis importado a precios elevados. Teniendo la posibilidad y las tierras para hacerlo nosotros. Puede generar ingresos en el Estado y puestos de trabajo". 

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