Cierran la investigación por el crimen de una trans en la Zona Roja: hay dos acusados

El fiscal penal platense Juan Cruz Condomí Alcorta (UFI Nº 16) dio por concluida la investigación por el crimen de la trans Roberta Carabajal, el 1º de febrero de este año en la Zona Roja, con una conclusión que se avizoraba desde los primeros tramos de la instrucción: fue asesinada en una agresión por la que hay dos hermanos acusados a quienes pidió que se lleve a juicio.

Según informó una fuente de la causa, el fiscal acusó a los hermanos Ignacio (26) y Julián Garay (23), quienes fueron detenidos a horas de aquel crimen, por “homicidio doblemente agravado con el concurso de dos o más personas, con la finalidad de consumar otro delito (criminis causa) en concurso real, con robo calificado por el empleo de arma”.

Eso puede traducirse al lenguaje de la pesquisa policial en la hipótesis de que ambos jóvenes atacaron a Carabajal en el contexto de un robo y la ejecutaron con la finalidad de llevarse su billetera. Todo ocurrió con los primeros rayos de sol, en la esquina de 1 y 62.

La reconstrucción no hace mención a la versión de un ataque derivado de un presunto apriete mafioso vinculado al manejo de delitos de trata y venta de drogas en el área, que plantearon referentes organizaciones que integran a trans y travestis. Tampoco avanzó la teoría del crimen motivado en el odio por cuestiones de género.

Los investigadores reunieron testimonios de testigos e imágenes de una cámara de seguridad municipal que aquel sábado, a eso de las siete de las mañana, grabó la escena posterior al crimen, con dos hombres caminando. Uno iba con un cuchillo en una mano.

Todo condujo a los hermanos oriundos de Berisso. Habían dejado prendas manchadas con sangre en una casa de 75 entre 115 y 116. El auto en el que se movían apareció en 92 y 123, en la misma cuadra donde familiares suyos dijeron estaban viviendo.

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Uno de los jóvenes había vuelto a la calle unos días antes, con un beneficio de libertad condicional en otro proceso judicial.

Carabajal paraba habitualmente en la Zona Roja donde, según presunciones tomadas por la Policía, ejercía la prostitución y estaba vinculada con el narco menudeo.

Inicialmente, se planteó en la causa que conocía a los Garay. Un dato sobre eso fue que charlaron unas palabras antes de que se produjera lo que otra trans describió como un ataque salvaje en el cual la víctima era apuñalada cuando ya no podía defenderse.

Luego, el dueto habría escapado del lugar en un auto en el que habían llegado y estaba estacionado a pocos metros.

La investigación del fiscal añadió otro elemento de prueba: el testimonio de una joven de 23 años, pareja de uno de los acusados, quien dijo presenciar toda la escena del ataque y abandonar el lugar junto a los acusados.

“La maté. La maté. Mirá hasta dónde se lo enterré”, contó la joven que escuchó decir a uno de los hermanos cuando iban en el coche, tras el ataque mortal. Según pudo saberse, la mujer hizo un “exhaustivo” relato de todo el capítulo de violencia y también del motivo, que sería quedarse con el dinero de Carabajal.