Una exsenadora de Mendoza, a prisión por tráfico de droga

Una exsenadora de la provincia de Mendoza fue condenada a cuatro años y cuatro meses de cárcel y su hijo recibió una pena de prisión condicional, tras un juicio abreviado, en el que se determinó su culpabilidad por el tráfico de más de un kilo de marihuana, informaron hoy fuentes judiciales.

Se trata de Raquel Elena Páez (55), exsenadora por el Partido Justicialista entre 2001 y 2006, a quien el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) 1 de Mendoza condenó por el delito de tráfico y comercialización de estupefacientes.

Fuentes judiciales informaron que en el juicio abreviado también condenaron al hijo de la exsenadora, identificado como Renzo Josua Molina, a tres años de prisión condicional por ser considerado partícipe secundario, mientras que la misma pena que Páez recibió una mujer llamada Laura Narváez.

El hecho ocurrió en 2019 cuando la exlegisladora se movilizaba en su vehículo Chevrolet Agile junto con su hijo en dirección a su casa de la localidad de San Rafael.

En ese marco, personal de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), que tenía la información precisa sobre el traslado de la droga, detuvo la marcha del vehículo a la altura del paraje Zapata.

Tras requisar el rodado, los uniformados encontraron ladrillos de marihuana con un peso de 1,45 kilos.

Droga fraccionada

Luego se hicieron allanamientos en domicilios vinculados a la sospechosa en los que encontraron 48 gramos de marihuana fragmentada y lista para la comercialización, plantines y frascos con aceite de cannabis, entre otros elementos y se detuvo a Narváez.

En este sentido, el Juzgado Federal 1, a cargo del juez Walter Bento, dispuso detener a las tres personas involucradas y ordenó secuestrar la droga.

Páez fue electa senadora provincial por el Partido Justicialista en las elecciones legislativas del 2001 e ingresó al Senado en mayo de 2002 y concluyó su mandato en 2006.

Narváez, quien fue arrestada en la ciudad de Mendoza, por entonces era pareja de un hombre que estaba detenido en el penal provincial.

Los investigadores sospechaban que desde la cárcel, el hombre habría cumplido un rol de liderazgo de la organización, digitado los movimientos necesarios para la comercialización de estupefacientes.