“La casa de palos”: un giro social para reescribir el mito del lobizón

Se estrena en Nochebuena la última película de Sebastián Sarquís, un filme fantástico que retrata a una familia de descastados

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Mañana, a las 20, mientras se ultiman las preparaciones para la cena de Nochebuena, se cortan las últimas verduras y se preparan los confites y el champagne, las familias argentinas podrán acompañarse con la pantalla de Cine.Ar TV, donde se estrenará la última película de Sebastián Sarquís, “La casa de palos”: un relato enmarcado en el cine fantástico, que aborda el conflicto de una familia de montañeses que han escapado de su comunidad ocupando una extraña casa en el bosque, y que de repente comienzan a ser perseguidos por una amenaza externa.

El relato, ideal para que los corazones amantes del cine de género corten con tanta dulzura navideña y tanto cine festivo y edulcorado, actualiza el mito de los hombres lobos y el lobizón: esta familia reprime en realidad su verdadera naturaleza salvaje, aunque esa domesticación que afrontaron, en búsqueda de paz, deberá ser abandonada para sobrevivir cuando el pasado los atrape.

La historia fue escrita por Ignacio Vega, que llevó a Sarquís, realizador de documentales como “Ardiendo está la Sombra” y de ficciones como “Yarará” (2015), el guión. El cineasta lo leyó y “percibí que bajo la línea argumental dominante había varias cosas, relacionadas a la dificultad que impera en gran parte de las sociedades actuales, en las que existe una importante cantidad de individuos que por más que se esfuercen por ser parte de ellas, son excluidos. Se los expulsa, directa o indirectamente”.

“Esto es lo primero que le planteé al guionista: quería profundizar estos aspectos sociales. El sustento fantástico me daba la oportunidad entonces de explorar las consecuencias, la soledad, el aislamiento, la segregación, la carencia de empatía, la falta de identidad, y de cómo puede influir el entorno familiar en este contexto”, afirma Sarquís, en diálogo con EL DIA.

Es que ante la amenaza exterior, en forma de un brote de rabia y también de un enemigo del pasado, la familia no tendrá otra opción que unirse y liberar las bestias que llevan dentro.

La película, protagonizada por Adrián Navarro y Moro Anghileri, trabaja así con el mito del hombre lobo, que en Argentina ha tomado la forma de la leyenda del lobizón. “Los mitos me resultan fascinantes”, dice Sarquís sobre estas historias que se reproducen y mutan a lo largo del planeta. En ese sentido, “me atrapó esta idea de hombres lobo que es menos europea, afirma el director. “No son estos hombres lobos los típicos monstruos impiadosos, son hombres de mujeres de carne y hueso que viven en una dualidad entre la razón y el instinto. Son conscientes de su condición animal, logran controlarse, reprimir su naturaleza con el objetivo de civilizarse, pero este deseo de civilizarse se ve frustrada por una diferencia no resuelta en el pasado”, agrega.

Nutrido en películas de género, pero también de pinturas, música y otras referencias que nutren su cosmogonía, Sarquís se lanzó a su primer trabajo en el cine de género, filmando, como suele hacerlo, “como decía Kurosawa: con la mirada suelta, para captar lo que ocurre también detrás del set e incorporarlo a la historia. Muchas veces el lugar te brinda posibilidades que no estaban en el papel, o los actores aportan elementos que vos no pensaste. El cine es una obra en conjunto, y uno se va nutriendo de todo eso”.

La película se estrena el jueves en Cine.Ar (repite el sábado, a la misma hora), lo cual, desde ya, implica para una producción de género bajar un tanto su impacto.Sarquís está de acuerdo: “Cada sonido de pájaro que uno coloca, cada sonido de una puerta que cruje, está pensado para el espectador que se sienta en una sala a oscuras y se sumerge en la historia. Lo sensorial en una sala de cine juega un papel preponderante. A partir de la pandemia, el cine se consume muchísimo en televisión, pero miran de otro modo, hay interrupciones, la gente pone pausa para buscarse una cerveza...Es una forma diferente de mirar. Uno hasta modificaría los encuadres, cambia radicalmente el lenguaje”, opina.

“Pero”, agrega, “el cine argentino en general viene con escasez de salas hace muchísimo tiempo. A través de Cine.Ar, podemos estrenar y que la pueda ver cualquiera, en cualquier parte del país: esto me parece que federaliza la exhibición”.

 

 

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