Sofía Palomino: “Como actriz intento ser un canal, no decidir de antemano cómo creo yo que son las cosas”
Edición Impresa | 30 de Diciembre de 2020 | 03:44

Sofía Palomino nació en La Plata, pero se fue a los dos años y, confiesa, aunque sus padres, Juan Palomino y Adriana Ferrer, ambos actores, y sus abuelos son platenses, tiene con nuestra ciudad un lazo lejano. Supo, por ejemplo, ser hincha de Estudiantes y hasta “tenía la camiseta”, pero perdió conexión “y la verdad no soy futbolera”. De la misma forma, la actriz desarrolló su carrera lejos de las diagonales: todo comenzó, cuenta ella, en la prestigiosa escuela de Nora Moseinco, hacedora de los principales talentos jóvenes del cine y la tevé.
Allí, realizando un ejercicio, fue “la primera vez que tuve claro que quería ser actriz profesional: me sentí absolutamente atravesada por la improvisación. Me sentía muy viva…”
Así comenzó el camino de Sofía Palomino en la actuación, una ruta pavimentada de trabajos en cine (con participaciones en filmes como “Kryptonita”, “Angelita la doctora”, “Muere monstruo muere”) que la llevó hasta “Emilia”, la película de César Sodero estrenada en Cine.Ar la pasada semana (se puede ver hasta el jueves, y volverá a la plataforma el 7 de enero), y que supone su segundo protagónico para la pantalla grande, tras encabezar “Una hermana”, la cinta dirigida por Sofía Brockenshire y Verena Kuri.
“Emilia” narra la historia de una joven que regresa a su pueblo tras varios años afuera: una ruptura amorosa precipitó el retorno, pero enseguida se da cuenta de que el reencuentro no es solo con los afectos, sino con todas esas miradas y costumbres que le hicieron dejar el lugar.
Palomino es la Emilia titular, y lleva buena parte de la cinta sobre sus hombros, “una gran responsabilidad, da vértigo”, se ríe, en diálogo con EL DIA. Pero, agrega enseguida, “en términos de trabajo, esperar mucho entre escena y escena es medio un embole; en cambio, cuando sos protagonista formás parte de todo el paisaje de la ficción, ¡tenés más para entretenerte!, pero además estás más sumergida en la película”.
Palomino encarna a una criatura de pocas palabras, hosca y ambigua, que incluso puede caerle antipática a la audiencia. Un personaje que dice poco, pero donde debajo de la superficie todo está en ebullición, en conflicto. “Era interesante para mi pensarla a ella desde un lugar más humano, desde un lugar de la fragilidad y del deseo, entenderla desde la vulnerabilidad”, explica Palomino su aproximación al personaje, que regresa a su pueblo en un momento “donde realmente está perdida: en ese estado intenta ser sensata con ella misma, y atravesar todo lo que tenga que atravesar para poder salir a algún lado”.
LA PUNTA DEL ICEBERG
Pero el director no cierra sentidos: Emilia busca caminos posibles, a menudo tropieza en el intento, pero no sale hacia ningún lado concreto. Queda en el espectador suponer qué aprendizajes deja toda la experiencia para Emilia, cuál será su futuro, y esa ambigüedad es parte de la propuesta de Sodero, que escribió un personaje donde lo que ve el espectador, los supuestos tropiezos de Emilia, “son solo la punta del iceberg”.
“Intenté construir todo lo que no se ve, todo lo que no dice el guión, todo lo que no dice ella”, dice Palomino al respecto. “Aunque mi forma de trabajar no es tanto construir el personaje, soy mucho más intuitiva a la hora de actuar. Sí me gusta conversar con el director y acordar hacia dónde queremos ir con la película, más allá de mí: qué hay abajo de esta historia, cuáles son las intenciones del director. También trabajo con los otros actores, desde lo vincular. Intento ser lo más ‘canal’ posible, no decidir de antemano cómo creo yo que son las cosas”.
Debajo de la superficie de Emilia quedan sugeridas heridas del pasado, dudas, frustraciones, búsquedas, pistas de por qué Emilia hace lo que hace. Pero está en el espectador entenderla, justificarla… o no: es un personaje controversial, “una mujer que tiene coraje, una libertad para experimentar su propia sexualidad, el deseo, pero que también se puede pensar que es una mujer peligrosa, y eso es el cine: grandes películas como ‘La Profesora de Piano’ tienen esos personajes que están llenos de contradicciones, llenos de amoralidad. Emilia es un personaje amoral, está con el novio de la amiga, está con una menor de edad, pero no es solo amoral: el cine, el arte, permite que se piense más allá de lo correcto”.
Esta búsqueda de Emilia más allá de la moral, libre, la llevan a explorar su deseo sexual con hombres y mujeres por igual, pero aunque la cinta de Sodero fue parte de varios festivales LGBTQ+, “me parecía un poco raro”, confiesa Palomino. Para ella, la película no problematiza las distintas elecciones sexuales, “va más allá de si está con una mujer o un hombre: la sexualidad es mostrada en todas sus posibilidades, en todo su espectro, de forma natural”.
EL CAMINO DEL CINE
El jugado trabajo de Palomino le ha significado numerosos elogios de parte de la crítica internacional: la crítica francesa Julie Vaillancourt, por ejemplo, afirmó que “Sofia Palomino tiene el carisma silencioso de las grandes actrices”. El protagónico es un importante mojón en una carrera construida con un apellido famoso, pero al costado de la ruta trazada por sus padres.
“Las grandes películas tienen esos personajes que están llenos de contradicciones, llenos de amoralidad”
“Obviamente hay una cosa del apellido”, acepta la joven actriz, “pero eso no es garantía de nada. Yo estuve años laburando de lo que fuera: trabajé de niñera, de asistente de dirección, de cualquier cosa. Y laburaba muy poco de actriz. En estos últimos cuatro años se me ordenó un poco el trabajo”.
El apellido Palomino, sigue Sofía, “me abrió puertas al principio, para enterarme de castings… pero eso no implicaba que fuera a quedar. Yo no quedé en un montón de castings durante años. Además, hago muy poca televisión, hice poco teatro: hice un camino distinto al de mis padres. Yo siempre supe que quería hacer cine, nunca tuve ese espíritu de juntarme con mis amigos a hacer una obra de teatro. Y hasta que no empecé a hacer películas casi no actué. En ese sentido me diferencio bastante de los dos, me siento bastante emancipada respecto de mis padres, y el tipo de directores con los que trabajo no han trabajado con mis padres”.
Y la intérprete cuenta que siempre tuvo claro que ese, el del cine, era el camino que quería para su carrera: “Siempre tuve mucha certeza del recorrido que quería hacer como actriz: creo que a veces eso no sucede, que a muchos actores les interesa solo actuar, en cualquier cosa. Yo siempre supe que el recorrido que quería hacer era bastante claro: era cine. De a poco fui pudiendo entrar en distintos castings, conociendo gente con la que me interesaba trabajar, y mientras tanto preferí laburar de cosas que quizás no me gustaran, pero como actriz, hacer lo que me gustaba”.
Recorriendo ese deseo, la carrera de Palomino venía en ascenso: el teléfono le sonaba cada vez y comenzaba a convertirse en un rostro importante dentro del cine nacional… cuando estalló el 2020 con su pandemia. Pero, afirma ella, consiguió continuar a pesar de todo.
“Estaba filmando una película de Maximiliano Schonfeld en Entre Ríos, y se paralizó por la pandemia, pero hace dos semanas volví a Entre Ríos para terminar esa película. Y ahora en enero voy a filmar otra en Saladillo. Dentro de todo seguí trabajando…”
¿Con el freno de los rodajes y la crisis del cine teme que su carrera pierda impulso? “Nadie sabe demasiado qué va a pasar en el mundo el año que viene”, cierra Palomino. “Yo confío que lo que me está pasando profesionalmente va a ser sólido y va a durar en el tiempo”.
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