Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Información General |OTRA CARA DE LA PANDEMIA

Sobrecargadas: el aislamiento y su impacto en la organización del hogar

El confinamiento por el COVID-19 hizo más visible y en ocasiones potenció las desigualdades de género en el ámbito de los cuidados, un fenómeno que atravesó, en distinto grado, a todos los sectores sociales

Sobrecargadas: el aislamiento y su impacto en la organización del hogar
6 de Diciembre de 2020 | 03:12
Edición impresa

Cuando comenzó el aislamiento social obligatorio por el coronavirus, la trabajadora social María Clara Farías (38) no imaginó que esa larga temporada sin moverse de su casa iba a convertirse en uno de los períodos más agitados de su vida. Apenas todo comenzó, relata, hicieron una reunión con su pareja y los cuatro hijos de los dos para distribuir las tareas del hogar: “pero lo cierto es que poco tiempo después la mayoría de las cosas estaban a mi cargo y además tenía que trabajar y asistir a los chicos en las tareas del colegio. Fueron nueve meses de demanda permanente en los que me costó mucho preservar algún espacio para mi y para mis cosas”, relata.

Como María Clara fueron muchas las mujeres que notaron (sin escuelas, ni ayudas familiares extrahogareñas o extrafamiliares) que en el curso del aislamiento sus ocupaciones vinculadas al cuidado del hogar y de los suyos se incrementaban, al tiempo que debían sumar a las habituales el acompañamiento y asistencia a los hijos en las tareas escolares, un rol que fue asumido, mayoritariamente (hasta un 87% de los casos) por mujeres.

Para otras representó un desafío extra sumar a esa situación la demanda del teletrabajo en espacios no siempre adecuados para realizar esas tareas y en el marco de una simultaneidad con el quehacer cotidiano que provocó situaciones de tensión permanente entre ambas labores.

En el 87% de los casos las madres se encargan del acompañamiento escolar de los chicos

 

Como consecuencia de ellos fueron muchas las que se sintieron sobrecargadas durante el período por tareas que, si bien en el inicio de la cuarentena estuvieron más repartidas, con el correr del aislamiento manifestaron una tendencia a concentrarse en manos de las mujeres.

Estas son algunas de las conclusiones que aparecen en el informe “Ciudados y mujeres en tiempos del COVID-19: la experiencia en la Argentina”, una investigación desarrollada por el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.


Nora Goren (Investigadora y docente).- El agotamiento físico y mental por el aislamiento y la sobrecarga de tareas va a repercutir en toda la población, pero puede que sea mayor en las mujeres que en los hombres”

 

La investigación analiza los efectos actuales y futuros de la pandemia de COVID-19 y de las medidas para su contención en la situación de las mujeres en general, y en las tareas remuneradas y no remuneradas de cuidado.

El informe muestra de qué manera la pandemia “acentuó la denominada crisis de los cuidados en la mayoría de los hogares de todos los estratos sociales” y actuó visibilizando y profundizando una realidad de desigualdad de género en ese ámbito, ya que investigaciones anteriores habían revelado que las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas de cuidado, algo que se hace más pronunciado en los sectores de menores ingresos, donde tiene más peso el modelo de hogar ´hombre proveedor-mujer cuidadora´.

El trabajo revela también como una proporción significativa de mujeres jóvenes y adultas atravesaron la situación de aislamiento sin trabajo remunerado, con mayor carga doméstica y con una mayor necesidad de apoyarse en la políticas estatales alimentarias y de ingresos.

Por otra parte, dice que la crisis del coronavirus “puso de manifiesto la situación de las mujeres en general y las actividades donde se encuentran más sobrerrepresentadas: las tareas remuneradas y no remuneradas de cuidado”.

Durante lo peor de la crisis sanitarias en los barrios populares (donde el aislamiento tuvo características propias, más barrial que domiciliario) las organizaciones sociales tuvieron un papel protagónico y se intensificaron en ellos las horas dedicadas al cuidado por parte de mujeres que trabajan en distintos espacios comunitarios.

La investigación subraya además que “la intensificación de los tiempos dedicados al cuidado de la casa, de la salud y de los niños y niñas se realizó en desmedro de los tiempos y espacios para sí, agudizando el supuesto social de disponibilidad de la vida de las mujeres para el cuidado de otras personas”.

Dos de los apartados del trabajo recayeron específicamente en la situación al interior de los hogares durante el ASPO, ante la obligación de reorganizar el trabajo cotidiano y asistir a los chicos en la enseñanza a distancia.

En uno de ellos y en base a datos de una encuesta rápida realizada durante el aislamiento por UNICE se indica que las mujeres participaron más de las tarea del hogar y de cuidado y que esa mayor participación se repite en los grupos de hogares de distinto nivel educativo, aunque en algunas tareas (como cocinar, hacer compras, lavar platos y lavar productos) la concentración en manos de mujeres fue algo menor en hogares con mayor nivel educativo durante el aislamiento.

Por otro lado, destaca el trabajo que “se observa una clara predilección de los hombres por la realización de tareas ligadas a la esfera económica y el comando de recursos (tales como hacer las compras) y a lo recreativo (jugar con los hijos), mientras que las tareas tradicionalmente asociadas a la atención del hogar y la familia (cocinar, limpiar) como la ayuda en las tareas escolares, son mayoritariamente realizadas por mujeres.

“Durante la ASPO parecen reproducirse más que alterarse los roles de género preexistentes respecto de la distribución de estas tareas”, expresa Calima Arza investigadora a cargo del apartado “Familias, Cuidado y Desigualdad” .

Más mujeres se sintieron sobrecargadas en estratos con alto nivel educativo

 

El trabajo indica que la mitad de las mujeres encuestadas manifestaron que sienten que dedican más tiempo a las tareas del hogar que antes de la pandemia y un porcentaje similar dice sentirse sobrecargada.

Cuando se les pregunta cuáles son las tareas que generan esa sobrecarga predominan el cuidado de niños (29%), la limpieza de el hogar (28%) y la ayuda en las tareas escolares de los chicos (23%).

En los hogares de nivel educativo alto fue mayor la cantidad de mujeres que respondieron estar dedicando más tiempo a las tareas del hogar que antes del aislamiento (60%) y también se encuentra en ese segmento mayor el porcentaje de mujeres que dicen sentirse sobrecargadas por estas tareas (57%).

Una posible explicación de esto es que se trata de mujeres que tienen mayor participación y continuidad laboral y más carga de trabajo remunerado, se explica.

Otra es que pueden ser mujeres que contaban antes del aislamiento con personal de servicio doméstico o educación de jornada completa para sus hijos.

El porcentaje de mujeres de hogares con alto nivel educativo que dice sentirse sobrecargadas llega al 21% contra el 3% de las mujeres de hogares con menor nivel educativo.

En la participación en la ayuda escolar de los chicos durante el aislamiento también se nota una diferencia importante, señala el trabajo: en el 87% de los hogares consultados fueron las madres las que cumplieron con esa tarea y en el 22% los padres.

La participación de madres y padres fue mayor en hogares de alto nivel educativo.

 


La mujer, clave en la lucha contra el Covid en barrios / Mariana Juarez

CLAVES PARA CAMBIAR LA SITUACIÓN
“RECONOCER AL QUE CUIDA Y PROMOVER LA CO-RESPONSABILIDAD”

“Al considerar el impacto del aislamiento en el campo de los cuidados hay que tener en cuenta que partimos de una desigualdad previa que tiene que ver con un modelo social, el patriarcado, que hace una división del trabajo diferenciada por género. Para cambiar esta situación las herramientas son las políticas integrales que promuevan el reconocimiento del que cuida y la co-responsabilidad”.

Así opina Nora Goren, que es directora del Instituto de Estudios Sociales en Contextos de Desigualdad de la Universidad de José C. Paz y de la Diplomatura en Políticas Públicas y Feminismos y que actualmente trabaja en el proyecto “COVID- 19: Trabajo, Género y Desigualdades en la Provincia de Buenos Aires”, desarrollado por la Unpaz en articulación con el Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, el Ministerio de Trabajo y el de Producción de la Provincia.

Goren destaca otros impactos del aislamiento entre las mujeres, además de la desigual división del trabajo en el hogar.

Sostiene, en ese sentido. que fueron las que se vieron más afectadas cuando se restringieron los trabajos fuera de los hogares por la pandemia, ya que el 59% de las mujeres ocupadas en la Provincia de Buenos Aires se desempeña en empleos no esenciales, que no estaban habilitados a circular durante el aislamiento.

Mientras de ese universo de inhabilitadas un tercio se explica por el trabajo doméstico, hay otro cuarto que se desempeña en la docencia y que debió adoptar el teletrabajo durante la cuarentena.

Paralelamente las mujeres tuvieron un rol fundamental en el aislamiento de los barrios, ayudando en las tarea de cuidado mientras desde el ministerio de las Mujeres de la Provincia “se hizo una cantidad de campañas promocionando el trabajo de la mujer en los barrios y promoviendo la co-respondabilidad”, dijo Goren.

“El aislamiento hizo visible la mayor recarga que siempre tienen las mujeres en materia de cuidado”, dice Goren y agrega “yo creo que la sobrecarga de trabajo durante este período no sólo va a repercutir en la mujer, sino en toda la población. Pero también es probable que actualmente las mujeres estén atravesando una situación de agotamiento mental mayor a la de los varones”.

Esta visibilización de la situación de la mujer en el campo de los cuidados no alcanza. Hace falta un cambio cultural pero también un mayor reconocimiento, opina Goren, quien agrega que “la herramienta para eso son las políticas integrales que promuevan la co- responsabilidad en el área de los cuidados, el reconocimiento y el respeto. Y creo que el estado hoy está construyendo en esa línea”.

 

TESTIMONIOS
“EN LO PEOR DE LA CUARENTENA NO PODÍA SALIR A TRABAJAR, PERO ME DESBORDABAN LAS TAREAS”

Experiencias de platenses que dicen haber trabajado el doble en el aislamiento, entre la casa, la escuela de los chicos y el teletrabajo

Cuando piensa en el peor momento de la pandemia y el aislamiento, Johanna Pereyra (26) menciona dos cosas: la preocupación económica (ya que ni ella, depiladora, ni su marido mecánico estaban entonces habilitados para trabajar) y la sobrecarga de tareas que tuvo que afrontar en el hogar.


Johanna Pereyra, (26).- “Durante el aislamiento trabajé el doble que en cualquier otro momento y eso que no podía salir a trabajar, porque soy depiladora y mi oficio no estaba habilitado. El principal factor que lo cambió todo fue el colegio de los chicos. Tuve que dedicar por lo menos tres horas diarias a ayudarlos a conectarse, a explicarles las tareas y hasta aprender a manejar aplicaciones que desconocía”.

 

“Se puede decir que en esos días trabajaba el doble que en cualquier otro momento. El principal factor que lo cambió todo fue el colegio de los chicos. Tenía que dedicar por lo menos tres horas diarias a ayudarlos a conectarse, a explicarles las tareas. Y recién entonces empezar a ocuparme de cosas como la comida o la limpieza de la casa”, cuenta.

Johanna es mamá de Ariadna, de 8 años y Santiago de 5 y dice que el principal motivo por el cual fue ella la que asumió el acompañamiento de los chicos desde el principio fue “que tengo más paciencia”.

”Teletrabajo, escuela por zoom, la casa: la alta demanda pone en jaque los espacios propios”

 

“Además, la ocupación de mi marido fue habilitada antes que la mía y por eso era la que estaba más tiempo en casa con los chicos”, dice.

Acompañar con las tareas no sólo representó una carga extra de trabajo, sino que lo puso frente a más de un desafío.

“Tuve que aprender a manejar un montón de aplicaciones que desconocía, porque en la escuela de mi hija distintos profesores se conectaban a través de herramientas diferentes. También se me complicó explicar varios deberes”, dice.

María Clara Farías (asistente social, 38) es jefa de hogar y madre de dos chicos, pero con la llegada de la pandemia y el aislamiento decidió aislarse junto a su pareja y los dos hijos de éste.

“Así que quedé sola con cuatro varones. Al principio, ante la situación inusual del aislamiento hicimos un plan equitativo para repartirnos las tareas del hogar, pero al poco tiempo yo ya estaba a cargo de todo. Quizás ellos hacían algunas cosas, pero cuando yo se las pedía, sino no. Lo organizacional estaba siempre a cargo mío y lo que faltaba de parte de ellos era la iniciativa”, dice Farías.

Para la trabajadora social platense, además, se sumó el teletrabajo que le reveló también sus aspectos negativos.

“Uno de ellos es que para el teletrabajo es como si no hubiera horario. Te llaman a la hora que sea y vos tenés que responder, siempre disponible. Del mismo modo lo hace la maestra de los chicos por un deber, entonces es como una disponibilidad de 24 horas por 24 horas, una demanda permanente que termina dejándote sin espacios propios”, dice.


María Clara Farías, (38).- “Cuando empezó el aislamiento hicimos un plan equitativo para repartirnos las tareas del hogar, pero al poco tiempo yo estaba haciendo todo. A eso le tenía que sumar el teletrabajo y el acompañamiento de los chicos en la escuela. Con todo, logré preservar mis espacios para hacer cursos y participar en un congreso, a pesar de la tensión permanente entre el trabajo y las tareas del hogar”

 

Frente a esta situación (“y a raíz de que nunca dejé terapia, a pesar de todo”, agrega) logré llegar a acuerdos para preservar mis espacios y mis tiempos y los tuve que defender.

De esta manera, cuenta, logró completar dos cursos que le sirven para su trabajo y participar de un congreso internacional sobre la temática en la que se especializa. Y eso a pesar de la tensión permanente entre el trabajo y las tareas del hogar.

 

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Full Promocional mensual

$650/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6100

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme

Básico Promocional mensual

$500/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3950

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme
Ver todos los planes Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional mensual
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$500.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $3950.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla