Una pelea inolvidable

Aquella pelea empezó mucho antes que los contrincantes se calzaran los guantes. Por características y personalidades, no hubo que esperar el 7 de diciembre de 1970 para que Muhammad Alí y Oscar Ringo Bonavena se cruzaran en uno de los combates más recordados de la historia. Los dos bravucones que más color le agregaron al boxeo no dejaron pasar ninguna oportunidad en las semanas previas al duelo para disparar con la artillería más pesada.

Fue uno de los combates más esperados de la historia. El escenario elegido fue ni más ni menos que el mítico Madison Square Garden de Nueva York y cuando el show dejó paso a las piñas, el duelo se prolongó durante los 15 asaltos pautados ya que la definición fue precisamente en el capítulo final.

El espectáculo fue para el recuerdo. Ringo mantuvo el control de la situación y hasta comprometió a su oponente en la primera mitad de la pelea pero no pudo rematar al grandote norteamericano que hizo pesar su experiencia para soportar el asedio. En el round final, el argentino no pudo sobreponerse y tres caídas sellaron el final.

El país asistió con una expectativa pocas veces vista el combate. No eran todavía comunes las emisiones televisivas de los grandes acontecimientos deportivos, pero este choque de titanes sí se vio por TV. El combate tuvo un rating de 80 puntos y todas las crónicas destacaron que aquel enfrentamiento marcó la historia del deporte de los puños argentino. También resultó un hito en materia de transmisiones deportivas a punto tal que pocas veces se reiteraría aquel rating: una fue la semifinal Argentina-Italia en el Mundial ´90 cuando la medición tocó los 83 puntos.

Bonavena fue siempre un personaje. Simpático, fanfarrón, muy carismático, familiero, fanático de Huracán y adorador de los ravioles que le preparaba su madre los domingos, se adueñó de la escena desde el mismo momento que saltó a la fama en el muy difícil mundo del boxeo. A tanto llegó su popularidad que en determinado se dedicó a cantar y también en ese ámbito pudo abrirse paso grabando un disco y realizando presentaciones en distintos escenarios del país.

Ringo viajó a Estados Unidos con el objetivo de una hazaña. Sabía que en el cuadrilátero lo esperaba el mejor boxeador de los pesos pesado y la escenografía de la contienda ofrecería a miles de personas en su contra. Guapeó hasta donde pudo, pero a la larga pesó más la velocidad de piernas y los ganchos potentes del boxeador nacido en Louisville.

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La pelea no tuvo un título en juego pero sí una enorme relevancia internacional. El grandote de Parque Patricios, 50 años atrás, se sacaba el gusto de enfrentarse con el más grande de la historia sin defraudar y con la posibilidad, en algún momento del combate, de quedarse con el pleito.

Aquella noche, en definitiva, estuvieron frente a frente dos personajes con vida de película. Ringo, provocador desenfrenado, se atrevió a todo, incluso a llamar a su rival “gallina” y “cobarde”, además de desafiarlo a pelear en la conferencia de prensa previa al combate. Enfrente, Alí que hizo frente a aquel duelo con el argentino después de una sanción de tres años por negarse a ir a Vietnam.

Alí-Bonavena, la pelea que paró un país y que jamás se olvidará...