Cuando Sabella maniató tácticamente al mejor Barcelona de toda la historia

Si hay algo que regocija y enorgullece al pueblo pincharrata es el laboratorio. El hincha ama el rótulo profesor, adora el término táctica y valora por sobre manera ganar con una pelota detenida. Todo eso forma parte de una escuela. De la escuela de Estudiantes. De la escuela que Alejandro Sabella supo cobijar e incluso enaltecer, como hizo Carlos Bilardo, como hizo Zubeldía. Como hicieron los Campeones del Mundo.

Pachorra llevó la bandera al Mineirao de Belo Horizonte para quedarse con la cuarta Libertadores de América, pero también la llevaría un rato después a Dubai, donde tuvo a maltraer al mejor Barcelona de todos los tiempos. Partido de tiza y pizarrón para controlar un equipo temible y ponerlo de rodillas durante 90 minutos.

Hubo secretos. Nada fue azar. Alejandro Sabella preparó ese juego contra el equipo catalán. Lo elaboró. Noches sin dormir para ir en busca de un sueño. Parecía imposible en la previa. Él demostró que era posible. Por un accidente del fútbol, no lo fue.

“El gran mérito de Estudiantes fue quitarle calidad a la posesión de pelota de ellos”

Ese partido ante los catalanes se empezó a preparar cuatro meses antes y en la previa tuvo sus complicaciones como las bajas de Juan Manuel Salgueiro, Marcelo Carrusca y José Sosa, y la ausencia de José Luis Calderón.

Años después, el propio entrenador contaría en una charla cómo elaboró su proyecto de partido, escribiendo sobre un pizarrón y explicando cada detalle. Orden, disciplina, concentración y un notable esfuerzo físico, fueron las claves albirrojas que hicieron tambalear los cimientos de un conjunto acostumbrado a ganar fácil.

“Hicimos una línea de cinco, pero que tenía una particularidad: los laterales jugaban delante de los wines de ellos. Y jugábamos con tres volantes centrales”, detalló, haciendo referencia a la defensa que paró ese día y que tuvo a Clemente Rodríguez, Christian Cellay, Leandro Desábato, Germán Ré y Juan Manuel Díaz.

“Jugó Sebastián, el Chino, Braña”, señaló marcando un triángulo en el centro de la pizarra y continuó: “Boselli acá, con Piqué” y “por acá (costado derecho) Enzo, como un comodín libre para intentar tapar y si cortábamos, llegar. Tal así que en los primeros 20 minutos tuvimos dos jugadas”

Pero volvió al secreto de ese triángulo en el mediocampo que integraron Verón, Leandro Benítez y el Chapu: “La idea principal era contrarrestar esto (señalando el sector de tres cuartos de cancha rival) donde se hacía fuerte el Barcelona. Normalmente, todos los equipos que jugaban contra el Barcelona lo hacían con 4-4-2 y entonces se producía que quedaban tres volantes del Barcelona contra dos del equipo rival. No la agarraban más. Era muy difícil.

¿Y cómo lo compensaban?: cerrando a uno de los de afuera. ¿Pero cuál era el problema si se cerraba uno?, sobre todo si se cerraba el de izquierda...Messi, que a una línea de cuatro la perfora, se saca de encima a uno y cuando llega el segundo, el 9 ya queda mano a mano con el otro central. Y aparte con otro agravante: la pasada de Dani Alves, que era uno de los fuertes del Barcelona”

“Y otra característica fue marcar más a Piqué que a Puyol, porque tenía más riqueza técnica, lo que le permitía quebrar la línea y generar superioridad numérica.

“Quedar con superioridad numérica acá (defensa) y mantenerla acá (en el medio) fue la idea general. Los jugadores hicieron un partido extraordinario”, recordó el DT en una disertación allá por 2012.

Y prosiguió: “Me preguntaron por qué Estudiantes se fue cayendo. Y se fue cayendo porque jugamos con un equipo extraordinario, uno de los mejores de los últimos años y porque nuestro equipo no estaba acostumbrado a jugar con tamaño rival. Necesitábamos de una tremenda concentración, de una tremenda disciplina táctica y de un tremendo esfuerzo físico para recuperar la pelota. Y después había que jugar”.

Claro que para todo esto, era necesario comprender y dilucidar la estrategia del adversario para tener tanto éxito. Y también la explicó: “El Barcelona te asfixia, te quita el aire, no te deja respirar, porque juegan simple, a dos toques y fíjense que van jugando al trote, salvo los wines. Entonces cuando pierden la pelota, generalmente en campo contrario, van y te presionan. Y vos estás ahogado y ellos están frescos. Por eso es la diferencia de la gran posesión de pelota del Barcelona respecto a otros equipos, porque tiene una gran riqueza técnica y facilidad para tener la pelota”, remarcó.

“Es imposible encontrarse con tamaña adversidad y hacer lo que hicieron ellos”

“Y el gran mérito de Estudiantes fue quitarle calidad a la posesión de pelota de ellos. No se le puede pedir el milagro a los jugadores de estar acostumbrados a jugar contra Barcelona. Es imposible encontrarse con tamaña adversidad y hacer lo que hicieron ellos”, cerró el técnico.

“ESTUVIMOS A LA ALTURA”

Leandro Benítez, quien cuando fue DT del Pincha se apoyó bastante en Pachorra, recordaría con mucho entusiasmo aquella final, resaltando la capacidad del entrenador para plantear algo que llevó al equipo a estar a la altura de las circunstancias.

El Chino, autor de un gol en la victoria por 2 a 1 contra Pohang Steelers en la Semifinal de ese torneo, ocupó también un lugar en el mediocampo contra el conjunto “culé”.

“Lo que Alejandro quería hacer frente al Barcelona era equiparar y equilibrar la mitad de la cancha. (Juan Sebastián) Verón saltaba sobre (Sergio) Busquets, (Rodrigo) Chapu Braña contra (Seydou) Keita y yo sobre Xavi”, explicaba el chino durante una entrevista a mitad de año.

“La idea era sumar uno o dos toques en la mitad de la cancha para aprovechar los espacios que ellos dejaban al costado de los dos centrales, porque tanto (Eric) Abidal como Dani Alves pasaban mucho al ataque. Entonces Enzo Pérez era el que trataba con su velocidad de salir rápido por los costados y aprovechar las contras que podíamos llegar a tener. Estuvimos verdaderamente a la altura”, agregó.

“ENTREN A LA CANCHA Y MIREN A SUS FAMILIAS”

Claro que Pachorra, antes de semejante partido no dio solamente una charla técnica, también buscó tocar la fibra íntima de cada protagonista. Llegarles al corazón y que representen un legado.

“Recuerden todo lo que dijimos en la charla, todo lo que significa este partido, todo lo que lucharon para llegar a este lugar. Jueguen con alegría, con satisfacción, con un ideal. Jueguen como dijo Mangano, por sus compañeros. Jueguen por la camiseta”, decía con euforia dentro del vestuario.

“Y como les dije en el Mineirao, acá sí están sus familias. Entren a la cancha y miren las camisetas de Estudiantes, miren a sus familias. Miren al cielo que hay una gran camiseta y salgan y busquen otra estrella. Con lo máximo que puedan, busquen otra estrella que se la merecen. Este club se la merece para entrar en la gloria. Vamos muchachos eh. Si dejamos de pensar estamos muertos. Hay que pensar y correr, pensar y correr. El equilibrio no se puede perder”, les agregó Pachorra antes de pisar el césped , del Estadio Sheikh Zayed.

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El resultado fue el ya conocido, pero el grupo tuvo un reconocimiento merecido. Se celebró el esfuerzo y la garra para ponerle un freno a los Ibrahimovic, Henry, Messi y compañía que venían de ganar las cinco competencias que habían jugado en el año: Champions League, Supercopa Europea, La Liga, Copa del Rey y Supercopa de España. Pep Guardiola reconocría que nunca lo habían complicado tanto desde lo táctico.

Ese equipo de Estudiantes y sobre todo su DT, serán recordados por siempre. Por caer de pie. Por representar la historia y hacer valer la mística.