Renovado reclamo por la presencia de cuidacoches “cada vez más agresivos”

Ahora el planteo llegó por parte de vecinos de la zona de Plaza Paso, pero se dan situaciones similares en diferentes sectores céntricos

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Prohibidos por ordenanza desde hace tiempo, su presencia en las calles céntricas, no obstante, parece cristalizada: nadie los mueve de sus puestos. Se trata de los “trapitos”, esos hombres de diversa edad, aunque la mayoría es joven, que “cuidan” los vehículos estacionados a cambio de dinero. Algunas veces son motivo de denuncia de vecinos víctimas de alguna clase de “apriete”, de agresiones que por lo general surgen por no aceptar el automovilista pagar la propina que más de un cuidador de coches plantea como exigencia. Ahora, el reclamo para que se termine con la actividad ilegal proviene del barrio de Plaza Paso.

“Desde que comenzó el año se instalaron `trapitos´ en las cuadras que van desde calle 10 a 13 y de 41 a 43. Si no se les paga, rayan el auto, peor aún si uno se niega a hacerlo por vivir ahí. Parecemos obligados a pagarles en un lugar donde no debería ser así”, contó un vecino de la zona con mala experiencia en su encuentro con cuidacoches y añadió: “En calle 43 entre 12 y 13 pasa permanentemente Control Urbano para multar a aquellos que estacionan sobre la mano izquierda , que está prohibido, pero no hacen nada para sacar a la gente que está ahí”.

Indignado por la situación, el vecino señaló que se comunicó con el teléfono 147 de reclamos municipales por “esta extorsión permanente a la que nos sometemos los vecinos de la zona”, pero, según dijo, le respondieron que esas denuncias “sólo se tienen que hacer a través de la policía, porque la Municipalidad no tiene injerencia”.

La protesta del frentista de la zona de Plaza Paso se suma a otros varios planteos que reiteran la bronca que causa la actitud prepotente de algunos cuidacoches. Por caso, días atrás un vecino del barrio de Tribunales calificó a los “trapitos” de ese sector de la Ciudad como “amos y señores” de la calle 47 desde 14 a 16. “Hacen lo que quieren, pero nadie hace nada. Somos rehenes de tipos que se adueñan del espacio público, contrariando toda norma legal”, indicó.

También hay críticas a la presencia de cuidacoches en la zona de 49 y 2, donde, en rigor, hace muchos años que hay jóvenes pidiendo una “colaboración” contra la “prestación” de vigilar los vehículos que por ahí estacionan.

Creciente tensión

Toda una generación de platense podrías decir que “siempre han estado”, pero, en rigor, los cuidacoches llevan dos décadas de desarrollar una actividad callejera vedada por normativas locales.

Lo que más preocupa a los automovilistas que se quejan por su presencia es que cada vez muestran mayor nivel de violencia. La competencia por las mejores cuadras en cuanto a “recaudación” se vuelve más tensa.

La dotación de “trapitos” es permanente ya en los principales ejes comerciales de la Ciudad y sus inmediaciones -avenidas 7, 51, diagonal 80, calles 8 y 12-, y no es menos evidente en las zonas administrativas, universitarias, judiciales y de boliches -en horas nocturnas-.

En numerosas cuadras la actividad ilegal convive con el esquema de estacionamiento medido, de manera que los automovilistas terminan abonando la tarifa oficial y dándole dinero al “trapito”, por lo que muchos conductores rezongan porque una buena parte del presupuesto doméstico se destina a dejar el coche en la calle de forma diaria y las horas que son necesarias.

Si bien, justamente por tratarse de una actividad irregular no hay números precisos sobre la cantidad de “trapitos” que están en las calles platenses, se xtima que no serían menos de 300.

Es cierto que algunos conductores dejan al cuidado de los “trapitos” sus autos. Es más, hasta hay quienes utilizan el sistema como manera de conseguir un espacio libre en la calle: se acuerda de antemano y así los vecinos se aseguran un lugar.

También sucede en muchos casos que a los automovilistas les resulta conveniente dejarle a los “trapitos” la vigilancia del coche, llave incluida, y aprovechan así la circunstancia para que los jóvenes, de paso, laven el vehículo, también contra el pago de unos pesos.

Ni siquiera en verano, cuando el caudal de autos es menor, aflojó esta actividad ilegal

 

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