¿Por qué lloramos?

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Por SOPHIA REDDIG

Agencia DPA

Lo primero que probablemente hace un ser humano al nacer es llorar. Sin embargo, a lo largo de la vida la forma de manejar las lágrimas cambia. Mientras que algunas personas lloran por cualquier cosa, otra casi no lo hacen.

Según la psicoterapeuta alemana Johanna Thünker el llanto emocional tiene dos funciones: el manejo de los sentimientos y la comunicación con los demás.

“Los sentimientos negativos fuertes necesitan una válvula de scape. Eso puede ser el llanto, pero también puede serlo la solución del problema en concreto”, resalta.

Thünker hace hincapié en que si no se utiliza ninguna de estas dos válvulas posibles, la acumulación de emociones puede provocar síntomas físicos como náuseas, dolores de estómago o dolores de cabeza. Incluso los bebés utilizan el llanto para comunicarse con sus progenitores: durante los dos primeros años de vida, los niños lloran en promedio entre 30 y 120 minutos al día.

“Sin embargo, a partir del segundo año de vida, la motivación puede cambiar”, señala Horst Helbig, director del Departamento de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Ratisbona y portavoz de la Sociedad Alemana de Oftalmología (DOG).“Si los bebés lloran durante su primer año de vida por necesidades reales, a partir de los dos años pueden instrumentalizar el llanto”, explica.

Otro cambio importante ocurre alrededor de los 13 años. Según los investigadores a esa edad se empieza a observar diferencias de género en el llanto.

“De acuerdo con estudios psicológicos, las mujeres lloran a menudo por una agresión reprimida, en tanto los hombres lo hacen por empatía o por pérdida”, señala Helbig.

De acuerdo con el oftalmólogo, mientras que las mujeres lloran en promedio de 30 a 64 veces al año durante unos seis minutos, los hombres lo hacen de 6 a 17 veces al año, y solo de dos a cuatro minutos.

“La causa de esto aún no ha sido aún suficientemente investigada”, señala Helbig. “Sin embargo, hay estudios que muestran que la testosterona inhibe las lágrimas. Por el contrario, el llanto es a menudo un síntoma de síndrome premenstrual”, explica.

Los factores sociales, la educación y las convenciones sociales influyen fuertemente en el llanto.

En Alemania, por ejemplo, el llanto se expresa más en el ámbito privado. En otras culturas, en cambio, es normal llorar a gritos, sollozar y quejarse en público cuando una persona muere. Asimismo, hay estudios que demuestran que los ingleses, los suecos y los alemanes lloran menos que los habitantes de los países mediterráneos.

Con el paso del tiempo, la actitud hacia el llanto también ha cambiado considerablemente. Según cuenta Helbig, “en la antigüedad y durante el movimiento Sturm und Drang (tormenta e ímpetu) en la Alemania del siglo XVIII, el llanto era considerado bello y genuino”.

“Con la idealización de la razón el llanto empezó a verse como un signo de emociones incontrolables y por lo tanto devaluado como una debilidad”.

 

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