Diálogo desde la cuna

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Por FELISA LAMBERSKY DE WIDDER (*) y LILIANA MONETA (**)

Aunque cada familia es particular, y no hay recetas para abordar la educación y escolaridad de los hijos, los especialistas ponen énfasis en la escucha y el diálogo permanente como el mejor camino para transitar una crianza saludable teniendo en cuenta las distintas etapas que van a encarar los niños y adolescentes.

La pediatra y psicoanalista Felisa Lambersky de Widder explica que “ el jardín de infantes los es la primera forma de salida hacia la cultura, representa el ingreso a un espacio no familiar, por lo tanto es conveniente que los papás y las mamás acompañen, les muestren el lugar donde van a ir, que sea cerca de la casa en lo posible y que los niños vayan conociendo el lugar”.

En relación a la escuela primaria, los chicos pueden experimentar miedos en relación a que ya no van a jugar. Por eso, sostiene la especialista, es importante que “los padres expliquen a los chicos que hay recreos, que van a hacer amigos nuevos y promuevan la socialización, el intercambio de ideas y de las amistades que se pueden lograr y que a veces son las que perduran a lo largo del tiempo”.

El ingreso a la secundaria, sostiene Lambersky de Widder, es un punto clave porque tiene que ver con los cambios que se producen en la adolescencia: la necesidad de separarse de la familia y de identificarse con el grupo y la idea de oponerse a los padres para distanciarse y naturalmente “desidealizar” a los padres de la infancia y asumir que ya no son niños.

“Lo importante es el diálogo antes de ingresar a la escuela primaria, si éste se desarrolla desde pequeños, todos los chicos van a plantear montones de interrogantes; esto no nace en la adolescencia, viene desde la cuna”, propone la experta, miembro de la Asociación Psicoanálitica Argentina.

En base a su experiencia en la consulta, Liliana Moneta, psiquiatra y psicoanalista juvenil, prefiere distinguir las expectativas de los padres en relación al futuro rendimiento escolar de sus hijos –donde proyectan sus deseos, temores e inseguridades–, de lo que verdaderamente les pasa a los chicos en relación con el comienzo del cole.

“Es importante no dejar todo para los días previos al comienzo de las clases, como por ejemplo el cambio en el ritmo del sueño, que es algo que siempre es lo que más les preocupa a los padres, sino que pasa por una construcción continua basada en una crianza saludable, en donde los adultos se vean comprometidos, con lo que realmente quiere y le pasa al niño o al joven más que con cuestiones administrativas”, reflexiona Moneta.

“Por ejemplo, a una adolescente que atiendo le preocupaba en relación al año lectivo tener que levantarse todos los días nuevamente a las 6 de la mañana, y eso la encrespaba. Eso hay que escucharlo, porque es muy factible que esa jovencita después no tenga un buen desempeño simplemente por el hecho de que tiene sueño”, explica y agrega que los padres la envían a doble escolaridad por sus horarios laborales.

“La escolaridad tiene que estar entre los puntos a considerar en toda educación de los niños y la función educativa no debe delegarse en manos de instituciones escolares que son las que deben enseñar y no de educar”, concluye Moneta.

 

(*) Pediatra y psicoanalista

(**) Psiquiatra y psicoanalista juvenil

 

 

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