La pelea entre dos quinteros que tomaban alcohol en Olmos terminó con uno muerto

Un grupo de hombres decidió pasar la madrugada del domingo tomando alcohol y charlando en unas quintas de la localidad de Olmos, ajenos del todo a la cuarentena de la que habla el mundo. Pero el patrullero que llegó un ratito después no acudió por la violación del aislamiento obligatorio, sino después de que alguien avisó por el 911 que allí había ocurrido un homicidio; el vigésimo primero en la Región desde que arrancó el año.

La víctima fue oficialmente identificada como Dimar Gareca Flores, un agricultor de 29 años y nacionalidad boliviana. Por su asesinato fue detenido un sujeto de 37 años que tiene su mismo apellido, aunque no son parientes, y había llegada a la zona dos meses antes empujado por una separación.

“Parece que se conocían y habían tenido problemas, pero estaban tomando, se desconocieron y resurgieron las rencillas”, explicó un investigador, antes de profundizar que eso convenció al agresor de acertar cuatro puñaladas profundas en el tórax de la víctima. En rigor fueron 5, solo que una abrió un tajo en el brazo de Gareca Flores.

ROMPIENDO EL AISLAMIENTO

El homicidio sucedió poco antes de las 6 de la mañana en un invernáculo de 639 y Ruta 36, donde varios quinteros dejaban correr el tiempo.

Entre ellos estaba Dimar, que vivía en 197 y 53, y otro sujeto que residía en Melchor Romero, hasta que hace dos meses se separó y le pidió alojamiento - “de gauchada” - a un conocido. En ese sector donde los terrenos tienen, de mínima, siete hectáreas, los productores las alquilan a 4.000 pesos mensuales.

Un productor de lechuga albergó al ahora detenido con la condición de que hiciera pozos de baño en la quinta y que, una vez que terminara, siguiera trabajando como quintero.

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No fue ahí donde pasó todo, sino en un campo sobre la 639, donde coincidieron los protagonistas de esta historia.

Ninguna de las fuentes que contactó este diario sabe cuál fue el motivo por el que empezaron a discutir, aunque lo adjudican a que la víctima solía reprocharle al agresor que fuera un “argentino vago”.

Con el cuchillo que tenía a mano, el atacante apuñaló al otro en el tórax y escapó.

Los policías que en un patrullero de la comisaría Decimoquinta de Olmos recorrían la zona en un procedimiento especial por la prevención de coronavirus escucharon la novedad que alguien comunicó telefónicamente al 911 y rumbearon de inmediato hacia el sitio indicado.

Cuando llegaron vieron a varias personas reunidas alrededor del cuerpo inerte de un hombre joven. Vestido con short y remera, estaba tendido sobre una manta que alguien dispuso sobre la arena, al lado de varios cajones de verdura. Las heridas eran profundas y visibles. Los médicos que llegaron luego confirmaron lo que todos sospechaban: estaba muerto.

Algunos de los policías del gabinete de investigaciones de Olmos se quedaron a resguardar la escena mientras otros hablaban con los testigos para identificar al responsable.

Ubicaron así la quinta donde trabajaba y en el galponcito donde dormía encontraron un documento a nombre de Ramón Ricardo Gareca. De vuelta en la escena, los testigos lo reconocieron, confirmaron fuentes oficiales.

Se dispuso entonces un amplio operativo de rastrillaje que terminó horas después con la captura del acusado, “escondido en un campo de la zona”, dijo un pesquisa.

Lo llevaron a la comisaría de Olmos, donde quedó alojado hasta su traslado a la UFI 7 en turno, para que lo indaguen por “homicidio”.

El cuerpo de Gareca Flores fue llevado a la morgue para que se le practicara la autopsia antes de entregarlo a sus familiares.

Al parecer, la víctima le reprochaba al acusado que fuera un “argentino vago”

En el escenario, los investigadores secuestraron ropa y elementos de interés para la causa, además de armas blancas para ser cotejadas y, claro, el DNI del imputado.

La mayoría de las 21 víctimas de homicidios dolosos que ocurrieron en la Región en lo que va del año fueron asesinadas por cuestiones personales.

Según la estadística que cada año hace este diario sobre la base de datos oficiales, de los 19 casos (en uno solo las víctimas fueron tres), 11 tuvieron como detonante a las peleas barriales o ajustes de cuenta, en tanto que tres fueron intrafamiliares (dos hijos acusados de matar a su madre y a su padre, respectivamente, y un hombre que confesó haberle disparado a su hijo).