En moto a Machu Pichu: de una travesía soñada a un estado de angustia

Hipólito Sanzone

Quienes saben lo que es andar en moto van a entender. Planearon un viaje desde La Plata a Machu Pichu, en el Perú. Una travesía difícil pero apasionante, con aventura asegurada y dificultades previstas y sostenibles sobre todo para aquellos que son "del palo", de los que disfrutan el andar en dos ruedas. Salieron de La Plata en una Yamaha 250 y una Kawasaky 650, dos "pura sangre" que no les dieron ningún motivo mecánico para preocuparse.

Pero la travesía quedó, por ahora, trunca y en un punto incierto. Al llegar a Cusco las autoridades no los dejan seguir camino.Tampoco pueden regresar en avión aun cuando deban correr el riesgo de tener que dejar las motos allá y pensar en recuperarlas algún día, cuando todo esto termine.

Por ese estado pasan Pablo Ferreyra y su amigo Federico Estévez, dos farmacéuticos platenses por adopción que desde sus épocas de estudiantes en Exactas de la UNLP hablaban y hablaban de este viaje hasta un día, pudieron emprenderlo. Ahora no saben cómo terminará.

"Entramos al Perú el 11 de marzo y empezamos a subir hasta Santa Teresa un pueblo cercano a las Ruinas de Machu Pichu. A los tres días la policía nos invitó a irnos con la recomendación de que no regresáramos. La única que nos quedaba era volver a Cusco porque la frontera cerraba ese mismo día", cuenta Pablo.

Desde entonces están varados, sin respuesta por parte de las autoridades peruanas ni de la cancillería argentina.

"Al menos pedimos una autorización para poder circular en nuestras motos hacia Lima para conseguir un vuelo de regreso a casa", pide Pablo.

Nadie les ayuda. Ni la policía local, ni la nacional, ni la de Tránsito y mucho menos en Migraciones. Encima, cuentan, han tenido que soportar momentos de trato poco amable.

"Sabemos lo que es un virus, somos farmacéuticos y no queremos violar ningún protocolo pero necesitamos volver a casa porque tengo que reabrir la farmacia que está en un lugar cuya comunidad la necesita. Por supuesto que yo no la voy a atender, voy a hacer la cuarentena como corresponde y poner a una persona a cargo", asegura Pablo.

En Cusco hay más de 600 Argentinos sin poder regresar. Pablo y Federico no quieren, señalan, un vuelo de repatriación a cargo del Estado. "Nosotros nos pagamos los pasajes pero que nos dejen volver y hacer la cuarentena en casa".

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