La “epidemia paralela” de El Palihue: guerra narco, robos y homicidios

“Todos los días agarramos a alguien con algún tipo de droga”, expresaron fuentes policiales de la zona sur de La Plata a este diario. La afirmación estaba referida a una consulta previa sobre el narcomenudeo en un sector tres barrios linderos: Villa Montoro, Villa Alba y El Palihue. En este último, en el intervalo de un año, fueron asesinados a sangre fría y en la calle dos hombres de 44 años. Ambos -identificados como Jorge Ariel Mujica y Mauro Núñez-, acorde a las causas derivadas de la investigación de cada homicidio, estuvieron relacionados con la comercialización de estupefacientes en la zona.

En el medio de esa coyuntura y con la pandemia del COVID-19 como intensificador, los vecinos que están ajenos a los manejos del hampa alzaron la voz para alertar que, a pesar de los procedimientos y las detenciones, “en el barrio todo sigue igual”. Un grupo de “personas desesperadas”, como optaron presentarse, que viven en El Palihue y zonas cercanas, aseguraron que “desde chicos aprendimos a convivir con la delincuencia, las drogas y muchas otras cosas que derivan directamente de eso, como la corrupción”. A esa realidad con la que crecieron la llaman “epidemia paralela” y atribuyen su propagación a causas variadas. “No se creó en 3 o 4 meses, por el contrario, es consecuencia de años” y proliferó “por la convivencia directa de parte de delincuentes, traficantes, diferentes representantes gubernamentales y la Policía”, refirieron. En esa línea, destacaron que “hemos visto evolucionar a la dependencia policial ‘Villa Ponsati’, desde sus inicios como destacamento hasta el día de hoy que se denomina comisaría Decimosexta. Pero, al mismo tiempo y con la ayuda de varios jefes policiales, con la misma intensidad vimos crecer, desarrollarse e incluso organizarse a todo el submundo de la delincuencia”.

En esa presunta organización delictiva colocaron a dos familias antagónicas cuyas “cabezas” fueron cercenadas de forma reciente: los mencionados Núñez y Mujica. Al primero lo habría acribillado en 2019 un menor de 15 años vinculado a su rival; al restante lo mataron a fines de marzo de este año en un hecho que está siendo investigado y que, según creen los pesquisas, también hay un pariente involucrado. Ambos episodios armados, y otros más que culminaron con heridos, ocurrieron en un área comprendida por las calles 99 y 600 entre 121 bis y 122. En esta maraña las autoridades tienen otro problema que está relacionado al miedo. “Muchos deciden no denunciar porque tienen temor a que tomen represalias”, explicó un vocero.

Con todo, en los últimos meses la situación, a juzgar de los moradores, empeoró de manera considerable y con una lucha por el control del territorio. Conforme le contaron a este diario, “se disputan el poder y los sectores de venta de droga y solucionan sus problemas mediante disparos”. El decreto de aislamiento no calmó las aguas y “la guerra entre estas dos familias se intensificó, hubo al menos doce enfrentamientos armados”, aseveraron los denunciantes.

En esta batalla no faltan “los soldaditos” (siervos descartables que los narcos usan para cuidar los kioscos de microtráfico y en los enfrentamientos armados) y los robos en los que “estos jóvenes asaltan o hieren a los vecinos para poder despojarlos de sus pocas pertenencias y comprar sus drogas”, sostuvieron. Y, a modo de conclusión, reflejaron que “esta epidemia paralela dejó más muertes y daños en El Palihue que el Coronavirus”.

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