“Tóxico”: una “road movie” apocalíptica que anticipó las escenas de nuestra pandemia
Edición Impresa | 20 de Abril de 2020 | 05:37

Por PEDRO GARAY
Estalla la epidemia. Las calles, vacías, parecen transformarse lentamente en tierra de nadie. La tensión se intensifica: y entonces, una pareja, Laura y Augusto, estresados, al borde de un ataque de nervios deciden irse, alejarse del caos. Armados de barbijos y barbitúricos, se suben a una motorhome y viajan por una ruta donde crece la desolación a la vez que la destrucción. Y donde cada vez resulta más difícil diferenciar la realidad del ensueño.
No es una película documental, sino escenas de “Tóxico”, la película de Ariel Martínez Herrera que se filmó en 2017 y se estrena ahora, justo cuando el mundo real atraviesa momentos de pánico, desabastecimiento y crisis sanitaria como la que aparecerá en las pantallas de Cine.Ar, el jueves y sábado a las 22, y de Cine.Ar Play, el servicio on demand, desde el viernes.
Pero no hay en la propuesta del realizador de series web como “El show de Cúmulo & Nimbo” y “Aventuras de Corazón Roto” oportunismo: “Tóxico” lleva más de una década en carpeta, y se filmó hace tres años. “Empezamos después de la epidemia de gripe A, en 2008: ahí aparecieron las primeras imágenes de una epidemia”, cuenta Martínez Herrera. Desde ese momento, comenzó un largo proceso de escritura a varias manos, al que se sumaron Lautaro Núñez de Arco, Santiago La Rosa y Santiago Podestá antes de la reescritura final de Luz Orlando Brennan cuando, en 2015, consiguió el apoyo del INCAA.
Pero a pesar de no haberse inspirado en la actual pandemia, la ficción se empata con la realidad: en la película, aparece una enfermedad “muy contagiosa, que se transmite por el aire, como esta pandemia. Entonces, tiene algunos puntos en común muy extraños, es una casualidad muy particular. Algunos dicen una predicción”, lanza el director entre risas. Los paralelismos tienen que ver con que “estudiamos bastante para hacerla verosímil”: para ello sumó a un biólogo asesor, Emiliano Aguerreberry, para pensar cómo sería el desarrollo de una enfermedad por nuestro mundo. No son casuales, entonces, esos barbijos que remiten al presente, tampoco la paranoia y los supermercados desabastecidos, o los estallidos de violencia que empujan a la pareja protagónica (Agustín Rittano y Jazmín Stuart, en su segunda ficción pandémica tras la excelente “Fase 7”) a la ruta mientras en el mundo exterior “el sentido vuela por el aire”.
En su mundo interior, a la vez, “la pareja está en un momento muy turbulento en sus vidas”: “El mundo interno y el mundo externo colisionan” en una road movie trasnochada y tensa como el insomnio, filmada principalmente en la claustrofobia de un motorhome “reproducido en un set, con retroproyecciones: los exteriores los filmamos para que parezcan telones pintados, entonces todo tiene un aire de extrañamiento”. Acrecentado por lo que produce el virus: insomnio.
“Porque la película”, analiza Martínez Herrera, se trata “sobre los límites entre la realidad y la ficción”. Allí es donde entran los efectos particulares de esta pandemia, que no convierte a la gente en zombies o mata a sus huéspedes, sino que los priva de sueño. “La epidemia del insomnio desplazaba el verosímil de la película a un montón de posibilidades”, explica el cineasta, que explora adónde esa privación de sueño “lleva la normalidad, qué pasa cuando la gente empieza a perder el sueño”.
“En la película la gente va perdiendo el sueño, y eso a la larga hace que sea imposible saber qué es real y qué no. De este lado de la pantalla, justo antes del estreno, a mí me pasa algo parecido entre la ficción y la realidad, y es una enorme, terrible, hermosa, y desconcertante casualidad”, comenta Martínez Herrera. Y en la génesis de este virus insomne aparecía esa capacidad del cine de género de ser vehículo de comentarios sociales y políticos, reflexiones sobre lo que produce “la falta de sueño real: la estadística marca que estamos durmiendo menos, y esa curva se está acelerando drásticamente”; y lo que genera esta “aceleración, que tiene que ver con la hiperconectividad e hiperproductividad: es un problema filosófico de nuestro tiempo, y nos interesaba problematizarlo”. “La idea de que necesitamos estar sedados para dormir” y “la idea de que la pesadilla es estar despierto”, presentes en este distópico mundo moderno, aparecen en un guion donde la única salvación, la única posibilidad de respiro, parecen ser los ansiolíticos. ¿Suena familiar?
Es que, pensada como una “comedia con tiempos de tragedia” inspirada en el cine de Roy Andersson, “Tóxico” cobra hoy otros significados, visos ominosos: “Hay algo de increíble en que imágenes que grabamos a principios de 2017, con un guión de distopía, de repente empiecen a aparecer en los diarios del mundo”, dice el realizador. “De golpe la cinta cobró una actualidad muy particular, sobretodo por el hecho de escribir algo de género ‘fantástico’ y estrenarlo como algo ‘actual’”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE