Chicos encerrados y pandemia no se llevan bien: consejos para mantener la calma
| 23 de Abril de 2020 | 12:58

Llevamos más de un mes de cuarentena y la gran mayoría de los chicos se encuentra cumpliéndola dentro de casa a rajatabla. Para muchas familias es todo un desafío llevar adelante el aislamiento porque en el día a día aparecen roces, pero también temores e incertidumbre sobre lo que puede significar un contagio de coronavirus. Y en este juego de convivencia a toda hora, sumado al encierro y a no saber qué puede pasar con la pandemia, los más chicos de la casa suelen sacar de las casillas a más de uno.
Frente a esas situaciones de conflicto que se producen en estas épocas, es clave ayudar a los niños a sentirse seguros, mantener rutinas saludables, controlar su comportamiento y desarrollar resiliencia. En ese marco, la Academia Estadounidense de Pediatría dio algunos consejos para ayudar a quienes atraviesan esta problemática.
Los miedos hay que abordarlos
En primer lugar hay que destacar que los chicos confían en la seguridad de sus padres, tanto físicos como emocionales. Es preciso asegurarles que uno está allí para ellos y que junto a su familia lo superarán.
Responder preguntas sobre la pandemia de manera simple y honesta. Se recomienda hablar con los niños sobre cualquier noticia aterradora que escuchen. Está bien decir que las personas se enferman, pero también decir que seguir reglas como lavarse las manos y quedarse en casa ayudará a su familia a mantenerse saludable.
Reconocer los sentimientos de los chicos. Con calma, por ejemplo, se les puede decir "puedo ver que estás molesto porque no podés tener a tus amigos". Las preguntas orientadoras pueden ayudar a los hijos adolescentes a resolver los problemas.
Mantener contacto con los seres queridos ya que los más pequeños pueden preocuparse por un abuelo que vive solo o un pariente o amigo con un mayor riesgo de contraer Covid-19. Los chats de video pueden ayudar a aliviar su ansiedad.
Modelar cómo manejar los sentimientos. Ayuda hablarles sobre cómo manejar sus propios sentimientos. Se les puede decir "estoy preocupado por la abuela ya que no puedo ir a visitarla. Lo mejor que puedo hacer es consultar con ella más a menudo por teléfono. Voy a ponerme un recordatorio en mi teléfono para llamarla por la mañana y por la tarde hasta que pase la pandemia".
Decirle a tu hijo antes de salir de casa para ir a trabajar -si tiene permiso, claro- o hacer mandados esenciales, con voz tranquila y tranquilizadora, a dónde va, cuánto tiempo estará ausente, cuándo volverá y que está tomando medidas para mantenerse a salvo.
La espera es clave. Decirles que los científicos están trabajando arduamente para descubrir cómo ayudar a las personas que se enferman y que las cosas mejorarán es importante. Al igual que ofrecer abrazos adicionales y decirles "te amo" con más frecuencia.
Rutinas saludables
Durante la pandemia, es más importante que nunca mantener la hora de acostarse y otras rutinas. Crean una sensación de orden para el día que ofrece tranquilidad en un momento muy incierto. Todos los niños, incluidos los adolescentes, se benefician de rutinas que son predecibles pero lo suficientemente flexibles como para satisfacer las necesidades individuales.
Con las rutinas habituales desechadas, es preciso establecer nuevos horarios diarios. Romper el trabajo escolar cuando sea posible. Los niños mayores y los adolescentes pueden ayudar con los horarios, pero deben seguir un orden general, como por ejemplo rutinas de despertar, vestirse, desayunar y jugar activamente por la mañana, seguido de juegos tranquilos y meriendas para hacer la transición al trabajo escolar; almuerzo, quehaceres, ejercicio, algo de tiempo social en línea con amigos y luego la tarea por la tarde; tiempo en familia y lectura antes de acostarse; una palabra sobre la hora de dormir.
Los niños a menudo tienen más problemas para acostarse durante cualquier período estresante. Hay que tratar de mantener rutinas nocturnas normales como leer un libro o cepillarse los dientes. Poner una foto familiar junto a su cama para "amor extra" hasta la mañana. La hora de acostarse puede cambiar un poco para los niños mayores y los adolescentes, pero es una buena idea mantenerlo en un rango razonable para que el ciclo de sueño-vigilia no se interrumpa. Dormir muy poco hace que sea más difícil aprender y lidiar con las emociones. Es importante apagar los teléfonos celulares y otros dispositivos móviles una hora antes de acostarse.
Disciplina positiva
Todos están más ansiosos y preocupados durante la pandemia. Los más pequeños pueden no tener las palabras para describir sus sentimientos. Es más probable que representen su estrés, ansiedad o miedo a través de su comportamiento (que a su vez puede molestar a los padres, especialmente si ya están estresados). Los adolescentes, en cambio, pueden estar más irritables ya que pierden el tiempo con amigos y cancelan eventos especiales. Algunas formas en que puede ayudar a sus hijos a manejar sus emociones y comportamiento son las siguientes:
- Redirigir el mal comportamiento: a veces los niños se portan mal porque están aburridos o no saben nada mejor. Es clave encontrar algo más para que hagan.
- Juego creativo: sugerirles que dibujen cómo su familia se mantiene segura. Hacer un collage y colgarlo para recordarlo es una opción válida, o también construir un fuerte o castillo bajo techo para mantener a raya a los gérmenes, trayendo animales de peluche o juguetes favoritos.
- Dirigir la atención: servirá para reforzar los buenos comportamientos y desanimar a los demás, ya que se trata de una herramienta poderosa. Observar el buen comportamiento, elogiando el éxito y los buenos intentos. Explicar expectativas claras, particularmente con niños mayores, puede ayudar con esto.
- Usar recompensas y privilegios: ayuda a reforzar los buenos comportamientos (completar tareas escolares, tareas, llevarse bien con los hermanos, etc.) que normalmente no se darían en momentos menos estresantes.
- Saber cuándo no responder: mientras el chico no esté haciendo algo peligroso y llame la atención por su buen comportamiento, ignorar el mal comportamiento puede ser una forma efectiva de detenerlo.
- Usar tiempos muertos: una herramienta de disciplina que funciona mejor al advertir a los niños que tendrán un tiempo de espera si no se detienen. Hay que recordarles lo que hicieron mal en la menor cantidad de palabras posible y con la menor emoción posible. Luego, retirarlos de la situación por un período de tiempo preestablecido (1 minuto por año de edad es una buena guía).
- Evitar el castigo físico: nalgadas, golpes y otras formas de castigo físico o "corporal" se arriesgan a sufrir lesiones y no son efectivas. El castigo físico puede aumentar la agresión en los niños con el tiempo, no puede enseñarles a comportarse o practicar el autocontrol e incluso puede interferir con el desarrollo normal del cerebro. El castigo corporal puede eliminar la sensación de seguridad de un niño en el hogar, que es especialmente necesario ahora.
- Tomar un respiro: además de pedir ayuda a otros, la AAP recomienda a los padres que se sienten abrumados o especialmente estresados, tratar de tomarse unos segundos para preguntarse: ¿el problema representa un peligro inmediato?, ¿cómo me sentiré sobre este problema mañana?, ¿es esta situación permanente?. En muchos casos, las respuestas desinflarán el pánico y el impulso de atacar física o verbalmente a los niños.
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