Patricia Echegoyen: “Me costó horrores demostrar que era buena actriz”

Cuando empezó a trabajar, dice, no había alternativa para las lindas, condenadas a papeles sexies. Pero ella rompió los esquemas, se negó a mostrar de más y a partir de esa base construyó una sólida carrera de 40 años

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Por MARÍA VIRGINIA BRUNO

vbruno@eldia.com

Siente un poco de pudor al momento de decir que “cuando empecé a trabajar era bastante lindita”, como corolario de la anécdota del shortcito, ese que, en sus inicios en el mundo de la actuación se negó a poner para una escena de la telenovela “Amándote” porque, según el productor, le iba a resaltar la “cola importante” que tenía. Porque Pata Echegoyen (58), una cara reconocida de la tevé y del teatro argentino, reconoce que sí, que tenía buenas curvas, sin embargo, no era ese el perfil que quería cultivar en su carrera. “¡Yo ese pantaloncito no me lo pongo!”, dijo, pegó un portazo y se fue. Y mientras taconeaba con bronca hacia la esquina de lo que en su momento eran los estudios Teleinde, “para tomar el 60”, cuando todavía se manejaba en bondi, se sorprendió cuando Raúl Lecouna le gritó que vuelva, que está bien, que lo hacemos sin shortcito. Esa anécdota no fue una simple anécdota. Fue, para ella, el día que marcó la cancha en la que juega de 10 desde hace casi 40 años.

“Tuve que remar y demostrar que era buena actriz, me costó horrores”, asegura Pata, en diálogo con Toda la semana, y se adentra en el pasado para recordar cómo era ser, o intentar, en aquel entonces, meterse en universo de la interpretación.

“Me apasiona actuar. Yo nunca tuve pruritos sobre qué hacer y qué no, o para qué formato. Soy todoterreno, yo te la remo”

 

“En los 80, si eras linda tenías que ser ‘putón’, no había alternativa. A las que llamaban para los papeles más interesantes eran a las feas. Era así. Y si eras linda, sólo chica sexy. No había opción. Pero yo siempre tuve mi carácter...”.

Gracias a eso, admite la simpática actriz que en el pasado tuvo un fugaz romance con Carlos Calvo, “pude foguearme de entrada”, aceptando papeles sin limitaciones. Desde que empezó en 1981, dice, “siempre he tenido trabajo”, atribuyéndole al azar lo que los demás a su talento. Continuamente, se la ha visto saltando de la pantalla chica a las tablas, y viceversa, y aunque en menor medida también en el mundo de las películas.

-¿Por qué creés que siempre hay un papel para vos?

-Me apasiona actuar. Yo nunca tuve pruritos sobre qué hacer y qué no, o para qué formato. Soy todoterreno, entendés, te hago musicales (hizo “Cabaret”, también “Hairspray”), de todo. Yo te la remo porque me gusta. Me apasiona lo que hago y entonces le pongo todo mi amor.

Recuerda Pata que su entrada en el universo Pol-Ka fue para hacer un personaje chiquito en “Ama de casas desesperada” (2006). Ella venía de una licencia por maternidad luego de que, tras un tiempo de búsqueda, lograra quedar embarazada pasado los 40 junto a su marido (Rodrigo) y diera a luz a Lucía, que hoy tiene 15 años. Era, de alguna forma, un volver a empezar pero recargado porque, ahora, entre sus herramientas profesionales, había sumado esa “cosa visceral que a las mujeres solo les llega con la maternidad”. La cuestión es que su personaje, Ángeles del Campo, una vecina con grandes secretos, gustó tanto que, para la misma criatura, fue convocada para todas las versiones que se hicieron sobre esa tira en América Latina, por lo que debió aprender a hablar como en los dibujitos, en neutro. Y esas, destaca, “son cosas que me llenan de orgullo”.

Nacida en Miramar, aunque en su adolescencia se mudó junto a su familia a Mar del Plata, Pata cambió los Lobos Marinos por el Obelisco cuando decidió “escaparse de su casa” para ir a probar suerte a Buenos Aires. La magia porteña la recibió y allí se terminó de formar convencida que la actuación era lo suyo. Tomó clases con Alejandra Boero y Carlos Gandolfo, aunque reconoce como su gran maestro a Agustín Alezzo, quien una vez le dijo que “cuando el personaje empieza a tener pensamiento propio en el actor, y es llamado por su nombre, es que la creación está lograda”.

“Durante la cuarentena hago gimnasia con mi hija y, como soy muy habilidosa, me encanta hacer cosas con las manos, entonces tejo, coso, hice un montón de barbijos”

 

-¿Como tu Ángela?

-Sí, fue increíble lo que me pasó con Ángela. Era un personaje que tenía vida propia. Yo llegaba a Pol-ka con un montón de ideas que se me ocurrían y encima me daban bola en todo. Fue muy fuerte lo que me pasó con ese personaje. Marcos Carnevale me dijo una vez: ‘bueno, Pata, se te dio’. Hay actores a los que no les pasa nunca. Yo tuve una popularidad impresionante, que nunca pensé. Me iba a la peluquería y la gente me decía que se reía mucho conmigo...

Ángela es Ángela Torales, la desopilante ama de casa a la que le dio vida en “Por Amor a vos”, el éxito de Telefé de 2008. Era la mujer del protagonista, Beto, a quien le daba vida Miguel Ángel Rodríguez, y aunque en los libros de la telenovela estaban destinados a separarse, por una tercera en discordia (Claribel Medina), la pulsión del público fue tan fuerte que los guionistas tuvieron que reescribir la historia y dejarlos juntos. Por eso para ella esa criatura es especial.

“Suar me retó a duelo y me dijo ‘Pata, por favor, dame barrio, dame barrio’, y yo le dije ‘vo queré barrio, vas a tener’. Ahí empecé a buscar al personaje en la parte externa, me recorría Once de punta a punta y me compraba todos los accesorios. Me embalé. Tenía cajas y cajas de aros, collares y vinchas de plástico (de colores estridentes). ¡Porque ella combinaba todo! Era muy recargada, Ángela. Usaba los pantalones tres tallas menos, con el rollo afuera, pero ¡no me importaba nada (risas)! Había tenido a Lucía no hacía mucho y viste que cuando uno es madre después no te importa nada. Y, paradójicamente, fue cuando más arrastre tuve... los tipos estaban enloquecidos. Creo que fue porque daba una mina real, que tenía un poco de pancita y no pasaba nada”.

Después de Ángela, que le valió -compartido con su personaje en “Enséñame a vivir”- el Martín Fierro a mejor actriz de reparto en comedia, llegaron otros. Pero fue en 2017 cuando pudo revivir un poco la adrenalínica sensación de aquel suceso ahora en la piel de Elisa, una “concheta que no tenía un mango”, que la volvió al pedestal de las interpretaciones.

Elisa era una de las ex de Mario (Osvaldo Laport), el padre del clan de “Las Estrellas” (El Trece), y tenía los días contados. “Cuando me llaman de Pol-ka y me ofrecen el papel me advierten que eran cinco capítulos nada más, la madre de dos de las chicas. ¡Y yo soy vieja peleadora, le saco agua de las piedras! ¡A mí dame, no me importa! Ese personaje empezó como algo chico, ya te digo, y después no paraban de escribirme. ¡Y era una antimadre total! En ese momento Lucía estaba en séptimo grado y todas las madres me decían que se identificaban con ella. ¡Era tremenda como madre! Narcisista, metida, egoísta. Era lo peor. Pero era muy graciosa”.

Fue tanta la repercusión que generó ese papel que Adrián Suar la llamó, inmediatamente después, para “Simona”, otro de los grandes y recientes éxitos de la productora, para que interprete a Javiera Fornide Mussolini, una ama de llaves muy estricta, lo que le implicó un gran desafío por la rapidez con la que tuvo que componer un nuevo personaje, totalmente diferente al anterior.

“Simona” fue lo último que hizo Pata en la tevé. Después rodó para cine “4 metros”, de Federico Palazzo. Y luego se dedicó al teatro -donde venía de hacer dos años de gira de “Toc Toc” y una temporada de “Tres”, con dirección de Corina Fiorillo- con “Una magnífica desolación”, del autor platense Daniel Dalmaroni, con dirección de Santiago Doria, que se ofreció el año pasado en El Tinglado y que por estos días tiene una segunda oportunidad al haberse estrenado en Teatrix, la plataforma de streaming que permite ver teatro desde el sillón.

Acompañada en escena por Alfredo Castellani y Patricio Paz, Pata le da vida a otra ama de casa, Raquel (“parece modosita pero de un matriarcado absoluto, maneja todo, es tremenda”), en una historia ambientada en una Argentina de los 60 (una de las épocas predilectas del autor) que pone en escena las expectativas e ideales de un matrimonio de clase media de Barracas a partir de lo que se supone éste debe traerles como trofeo. A partir de allí se suscitan una serie de incidentes que van de lo picaresco y absurdo a lo dramático. Y esta historia es el pretexto para que nos lleven del alunizaje de la Expedición Apollo XI, a Kennedy, Nixon, Marilyn Monroe y su “ex esposo” escritor Arthur Miller, el regreso de Perón, Onganía y tantos personajes emblemáticos de la década.

Para la actriz, este proyecto es uno de esos angelados, que no se consiguen siempre. “A través del tiempo y de los años de profesión y de vida cada vez me convenzo más que siempre las cosas cuando vienen bien de arranque, es muy raro que la cosa se complique. Cuando viene todo bien, sigue todo bien. Se da pocas veces pero cuando se da uno lo disfruta tanto”, admite.

LO QUE VENDRÁ

A mediados de marzo, Pata estaba a punto de empezar a ensayar “Inmaduros”, la comedia que debía estrenarse en mayo en El Nacional, protagonizada por Adrián Suar y Diego Peretti. “Esa obra es lo más firme para este año o cuando sea. Me tenía muy entusiasmada”, dice sobre la pieza escrita por Juan Vera y Daniel Cúparo que dirigirá del “hombre teatral del momento”: Mauricio Dayub. Este proyecto, como todo, quedó en stand by con la cuarentena obligatoria dispuesta por el gobierno para prevenir el contagio de COVID-19.

-¿Cómo ves la situación del sector artístico?

-Los actores estamos tan castigados porque realmente nunca encajamos en nada. Como figura legal, no somos de dependencia ni autónomos. Nunca supieron dónde ponernos y hoy, ante la pandemia mundial, tampoco: no somos ni una pyme, ni nada, entonces es difícil tener un ayuda. Está todo muy complicado. Yo no me puedo quejar porque en mi heladera tengo comida y más o menos me las rebusco. Pero estoy muy preocupada por los compañeros que no la están pasando bien. Y no sólo los actores sino la gente en general...

Durante el aislamiento, Pata, que siempre disfrutó de estar en su casa, reconoce que no la pasa mal. “Hago gimnasia con mi hija y, como soy muy habilidosa, me encanta hacer cosas con las manos. Entonces tejo, coso, hice un montón de barbijos, hago de todo”, cuenta, con gracia natural. La semana pasada, además, sumó una nueva actividad a sus días de encierro. En su cuenta de Instagram (@patriciaechegoyenoficial) comenzó a hacer vivos -los viernes a la noche- junto a destacadas figuras: el primero fue Miguel Ángel Rodríguez, con quien, a pedido del público, recordaron el amor de Beto y Ángela.

Junto al humorista, Pata será, además, protagonista de una obra de teatro que, dirigida por Corina Fiorillo, se hará a través de Zoom y se podrá ver por Instagram (@videoteatro). Esta nueva plataforma, que nace en el intento del teatro de adaptarse al contexto de encierro, debutará con “Amor a tiros”, protagonizada por Mercedes Funes, Delfina Chaves y Darío Barassi.

“En los 80, si eras linda tenías que ser ‘putón’, no había alternativa. A las que llamaban para los papeles más interesantes eran a las feas. Era así. Pero yo siempre tuve mi carácter”

 

-El año que viene cumplís 40 años de profesión. Hiciste comedia, drama, musicales. Trabajaste en tevé, teatro y cine. ¿Cuál es el proyecto que te queda pendiente?

-Siempre digo ‘el que vendrá’. Me gusta que la profesión, como la vida, me sorprenda. Pero siempre hay algo que tengo muchas ganas de hacer que es dirigir. Hace rato que tengo la inquietud. Los últimos trabajos que he hecho me gusta mucho tener una mirada de la parte directiva. Eso sé que en algún momento lo voy a poder concretar porque es algo que deseo profundamente.

 

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