“Fuimos a reclamar la moto, pero no sabíamos que ‘El Ruso’ estaba armado”

Lo declararon los dos hermanos detenidos por el asesinato de María de los Ángeles Lamella y las heridas a su hijo. Ayer se entregó el presunto autor de los disparos, que será indagado hoy. Buscan a un cuarto implicado

Edición Impresa

Los dos hermanos que estaban detenidos desde el miércoles, acusados de participar del ataque a tiros que terminó con una mujer asesinada y su hijo adolescente baleado en City Bell, contaron su versión de los hechos ante el fiscal que instruye la causa, Martín Almirón. En sus declaraciones, que duraron más de tres horas cada una, coincidieron en admitir que estuvieron en el lugar de los hechos, pero responsabilizaron de la balacera a un tercer sujeto que hoy tendrá la oportunidad de decir lo suyo.

Se trata de Benjamín David Rubaja, apodado “El Ruso”, quien se entregó ayer, quedó detenido y será indagado en las próximas horas por los mismos delitos que los otros dos: homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado, confirmaron fuentes judiciales.

Mientras tanto siguen buscando a un cuarto hombre que habría estado en el mismo Suzuki Fun que el resto, con una participación similar a la de los hermanos que cayeron primero.

Se trata de Rodolfo (33) y Juan Manuel Rodríguez Fahy (23), quienes reconocieron haber estado el miércoles a la tarde en 449 entre 28 y 29, donde minutos después de las 18 -en medio de una infernal balacera- María de los Ángeles Lamella (41) recibió un tiro en el cuello que la mató antes de ingresar en la guardia del hospital San Roque, mientras que a su hijo Nahuel (17) lo hirieron dos disparos (uno en la pierna y otro en la ingle), que lo mantienen internado.

Los hermanos accedieron a declarar para contar los detalles del hecho, confirmaron fuentes judiciales. Básicamente relataron que todo empezó el lunes pasado, con el robo de una moto que Rodolfo y su novia habían dejado en la puerta de una casa.

LA VERSIÓN DE LOS ACUSADOS

“Ellos dicen que sabían quién tenía el rodado y que por eso fueron a reclamarlo en buenos términos”, junto con “El Ruso” y otro hombre que, según las mismas fuentes con acceso a la causa, “todavía no fue identificado por nadie”.

Los Rodríguez Fahy insistieron en asegurar que su intención no fue la de agredir a nadie, pero que la cosa se salió de control, generando una gresca de proporciones. En esas circunstancias, dijeron, “El Ruso sacó un arma y comenzó a disparar sin que ellos estuvieran al tanto de que la portaba”, reprodujo un vocero judicial.

La descripción de la secuencia casi no contradice a la que aportaron los testigos y hasta los familiares de Lamella, sólo que éstos niegan cualquier vinculación con el robo de la moto al indicar que los agresores “encararon a otros pibes del barrio” y las víctimas resultaron heridas por estar en ese sitio, “como podría haberle pasado a cualquier otra persona”.

“Lo que está perfectamente claro es que hubo un robo, que este grupo fue a reclamar lo suyo y que hubo disparos. La autoría del robo se investiga por separado”, aportó la misma fuente.

Después de los disparos- algunos testigos mencionaron haber escuchado cerca de diez- los atacantes escaparon en el auto de color gris que fue localizado horas más tarde por policías de la comisaría Décima y del gabinete de Homicidios. Esa misma noche demoraron a los hermanos Rodríguez Fahy y a otro muchacho sospechado de haber estado junto con ellos, pero que recuperó la libertad el jueves.

Todos los que declararon en la causa -como testigos y también los imputados- señalan como responsables de los disparos a Rubaja, más conocido en la zona por su apodo, “El Ruso”.

Los investigadores preparaban una serie de registros para encontrarlo, pero se les adelantó presentándose ayer en la DDI para ponerse a disposición de la Justicia. Como ya estaba ordenada su detención, en ese mismo momento se hizo efectiva y hoy lo indagará Almirón.

En tribunales creen que va a declarar, aunque tiene el derecho de no hacerlo. En las próximas horas se sabrá. Por lo pronto, el arma homicida todavía no apareció y hay inquietud entre los vecinos de algunos de los acusados, por un incidente que ocurrió poco después del homicidio y amenazas de revancha cada vez más virulentas que circulan por las redes sociales (ver aparte).

LA VERSIÓN DE LA FAMILIA

Lamella vivía en la casa frente a la cual ocurrió la balacera, con su pareja, Ezequiel Fromigué (33) y sus hijos. Tenía 8, de entre 6 y 24 años, y hasta que se impuso la cuarentena forzosa trabajaba en 6 o 7 casas de familia. El confinamiento los dejó casi sin recursos, a ella y Fromigué, que es remisero, por lo que decidieron poner a la venta verduras y plantas en el frente de la vivienda.

En eso estaba cuando, según dijo Fromigué a este diario, estalló el conflicto en la vereda. Aseguró que su mujer “entró en la verdulería y me dijo lo que estaba pasando”, por lo que él salió a la calle preocupado porque andaban algunos de los chicos. Entonces llegó a ver que uno de los partícipes de la disputa “tenía en la mano un arma de fuego, los encaré y les pedí que se fueran”, a lo que uno de ellos le respondió “correte”.

Dijo Fromigué que los tres sujetos se subieron al auto en el que un cuarto los esperaba al volante, pero “cuando parecía que podrían llegar a irse siguieron la discusión con otros chicos del barrio y empezaron a disparar desde el coche para todos lados”.

Apuntó que “fueron por lo menos 10 tiros. Los podían ligar cualquiera y justo le tocó a mi mujer y a mi hijo Nahuel”.

Un vecino los cargó a los heridos en su vehículo particular para llevarlos al hospital San Roque, donde los médicos constataron que la mujer estaba muerta y que adolescente -que juega al fútbol en un club de la zona- necesitaba una cirugía urgente. Dijo Fromigué que su situación era grave porque uno de los disparos le atravesó el estómago. Sigue internado.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE