El regreso al “Bailando”: Zoom, entusiasmo y el encuentro con el Bicho

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Mientras prepara su sala de yoga para mostrar “Histeriotipos” el viernes, Anita Martínez espera que le den luz verde al “Bailando” para ser exceptuado de la cuarentena: no porque desee verlo por tevé, sino porque este año regresará a las pistas, tras cuatro temporadas afuera, luego de una brutal lesión de rodilla en 2016.

Pero el estreno se posterga. “Arranqué a ensayar hacia fines de marzo. Todo online, por Zoom, hacíamos la coreo. Bizarro, pero estaba bien. Pero no había perspectiva de arranque, entonces se suspendieron los ensayos. Pasó un tiempo, nos volvieron a convocar, pero ahora hace dos meses que no tenemos ensayos, porque no tenemos la fecha en la que comenzaría”, relata su incertidumbre la artista, y confiesa que “estamos todos ansiosos con el tema, teníamos ganas de hacerlo: en este momento reírse, entrar con otra energía, es clave. Prendés la tele y es un corchazo atrás del otro, hubo una semana que había muertos de coronavirus, muertos de otras cosas, una nube negra. Lo único que le pido a Dios es que no nos manden el mosquito tigre de Europa. Porque yo no puedo más”.

De todos modos, aunque sea un escape, volver a la pista también representa un estresazo, y Anita Martínez asiente: “¡Ah! Un estrés tremendo. En el momento en que ganamos fue todo un tema para mi: mi hijo empezaba primer grado, estaba separada… Ganamos, por primera vez ganaba un sueño de animales, fue una maravilla, hermoso, pero terminamos muertos, realmente era un trabajo desgastante”, recuerda.

“Estamos todos ansiosos con el “Bailando”. En este momento reírse, entrar con otra energía, es clave”

 

Y agrega riendo que además “yo era una mina grande, no soy de la camada de las jovencitas”: ahora volverá con un lustro más encima, y, además, deberá lidiar con las picantes previas de Marce, que seguramente intentará juntarla con su ex compañero de baile, el Bicho Gómez, una relación que se cortó tras el “Bailando 2016” y de la que se dijo de todo.

“Hace mucho no hablo con él”, acepta Martínez, “pero le tengo cariño, como persona y también como artista: es un artista extraordinario. Cuando lo vea ahí, no sé, supongo que abrazaré”.

Anita ganó en 2014, junto al Bicho Gómez, volvió en 2016, y de aquella pista se fue lesionada y angustiada. Pero ahora regresa con otra mentalidad. “No esperen a Paloma Herrera”, se ríe. “La idea fue volver relajada. Pude decodificar todo lo que pasó, trabajar sobre si lo puedo aguantar. Y es una oportunidad de visibilizar mi trabajo, hoy los actores no tenemos lugar para hacer humor”.

“Y hace mucho tiempo no tenemos, ese espacio, los humoristas”, lanza Anita, y rememora en ese sentido lo bien que la pasaba jugando en la pista de Marce. “Hemos estado con el Bicho un programa entero haciendo boludeces, y la gente se reía: estábamos en ese momento presentes, disfrutando de una situación delirante, yo le tiré una torta en las bolas a Marcelo, la arrastré a Solita por el piso mientras le decía poesías subidas de tono, le di un beso en la boca a Nacha Guevara, cosas raras, muy divertidas”.

Así, Martínez transita los días entre el entusiasmo y la ansiedad, esperando poder mostrar su trabajo en la pista más grande del país y cumplir el sueño para un refugio de 400 animales.

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