El drama de un ex futbolista de Estudiantes que no puede volverse de Bolivia
| 24 de Junio de 2020 | 15:16

Antonio Herrera hizo las divisiones inferiores en Estudiantes. Es categoría '94 y desde hace un tiempo está en Cochabamba, Bolivia, Juega en uno de los equipos de la ciudad, pero al decretarse la cuarentena el club dejó libre a todos los futbolistas que no eran propios. Desde entonces comenzó un calvario que sigue al día de hoy. "Estoy varado con mi esposa e hijos y ya no tengo más plata ni para comer".
El futbolista se encuentra en Cochabamba, buscando sin suerte que el Consulado argentino en dicha ciudad lo pueda ayudar. "Hace tres meses que voy y lo único que hay es un cartel con un un teléfono que no anda y un mail que nadie responde", denunció y volvió a decir que ya no tiene plata ni para comer.
"Estamos solos acá, no tenemos familia y tanto la mía como la de mi señora no tienen recursos como para ayudarnos. Por eso no sabemos cómo volver. La poca plata que gané ya la gastamos en alimentación y vestimenta de los chicos", siguió Herrera.
"Estaba desesperado y me contacté con un grupo de futbolistas religiosos (Orando por las naciones), entre los que está Paulo Silas. Mi contacto fue Juan Martínez, un uruguayo que vive en Curitiba. Me lo recomendó un ex compañero que tuve en Estudiantes porque es su representante. Ellos me dieron una mano tremenda, un milagro diría: me consiguieron un pasaje para volver el 26 de junio a la Argentina. Pero ayer me confirmaron que el vuelo está suspendido", continuó su relato, con angustia y una carga tremenda de desesperación
El 24 de marzo cerraron las fronteras. Nunca imaginó que iba a durar tanto, ni que tampoco iba a sentirse desprotegido en el país. Ya no sabe qué hacer e incluso es probable que lo desalojen hasta del departamento en donde vive.
Cuenta que la suya es de una familia de muy bajos recursos. De chico limpiaba zanjas y jugaba a la pelota en Defensores de Santa Ana. En uno de ellos le preguntaron si quería probarse en Estudiantes. Con 12 años aceptó y la vida parecía darle la caricia más importante en su vida futbolística.
"Viví en la Pensión porque mis padres no me podían mantener. Entonces en el club decidieron que lo mejor era estar ahí pese a ser de La Plata. Viví 8 años pero lamentablemente no pude firmar primer contrato. Por suerte pude jugar unos minutos en Reserva y jugar en unos entrenamientos en Primera con la Bruja (Verón), el Chapu Braña y la Gata Fernández", recordó desde Bolivia.
En su categoría Herrera compartió plantel con Joaquín Correa, Jonathan Silva, Federico Anselmo y Gabriel Seijas, entre otros. "Tenemos contacto y guardo el mejor de los recuerdos".
En diciembre de 2015 quedó libre de Estudiantes. Estuvo seis meses para encontrar club pero no pudo. "Nunca tuve un buen representante". Cansado de perder el tiempo decidió jugar en Ringuelet, club de la Liga Amateur Platense. Allí se enteró que iba a ser papá por primera vez y mientras jugaba tenía que ganarse los pesos haciendo changas. "Ascendimos y me surgió la posibilidad de pasar a Bragado, que estaba en el Federal B", recordó.
"Tuve un torneo muy bueno. Nos salvamos del descenso y salimos campeones de la liga local. Allí nos enteramos que mi señora estaba otra vez embarazada y regresamos a La Plata: volví a jugar en Ringuelet", continuó el futbolista.
Después lo engañaron: tuvo que firmar con un club del Federal B con la promesa de pasar luego a Colegiales. "Fue toda una mentira y perdí otro año como jugador de fútbol. Tuve que ser ayudante de electricista con un familiar".
En 2018 le llegó la posibilidad de viajar a Bolivia. Estuvo en algunos clubes de la Tercera División hasta que le llegó la chance de Cochabamba FC. "Hice un buen contrato y me dieron un departamento para que viniese toda mi familia".
El primer problema lo tuvo con el derrocamiento de Evo Morales. El segundo el coronavirus, que interrumpió el torneo y todos los jugadores que no son bolivianos se quedaron sin trabajo. Desde entonces comenzó su calvario.
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