La modalidad que nunca pierde vigencia
Edición Impresa | 26 de Junio de 2020 | 03:49

Se mueven de a muchos -nunca menos de cuatro-; usan ropas parecidas a las de los uniformes oficiales, armas potentes y no ahorran violencia: al contrario, hacen uso y abuso de los golpes y las amenazas, dejando a sus espaldas víctimas heridas.
No asaltan kioscos ni les arrebatan monederos a las señoras que caminan desprevenidas hacia un almacén de barrio. Se meten por la fuerza en casas de familia con la certeza de que allí dentro están las víctimas y que podrán alzarse con sumas importantes en efectivo o pertenencias valiosas. Si fallan no será porque el golpe haya sido al voleo, sino por un mal dato.
La mayoría de las veces ingresan en los domicilios tumbando puertas con arietes, las herramientas que usa la policía para abrirse paso en los allanamientos.
Es por todo esto que la prensa los bautizó “polichorros”, apelando a un juego de palabras que deja lugar a una sospecha nunca despejada del todo: ¿Simulan ser policías? ¿Algunos lo fueron? ¿Hay quienes siguen siéndolo?
En virtud de la coincidencia en los modus operandi de distintos delitos durante un corto periodo de tiempo suele presumirse la operatoria de una misma banda en determinada zona, hasta que se anuncia la supuesta caída de aquel grupo y, con la aparición de nuevos casos, la sospecha vuelve a instalarse después de un cierto tiempo.
En febrero pasado, tras una sucesión de asaltos violentos en casas del casco urbano, los investigadores apuntaron a una organización que habría estado integrada por personajes conocidos en el ambiente policial de La Plata, incluido el prófugo que dos meses después fue detenido en medio de un impresionante operativo por el que se ganó el apodo del “hombre del Fal”.
A él y a un par de sindicados laderos los siguen investigando por su presunta vinculación con algunos de aquellos golpes, pero lo cierto es que la modalidad nunca pierde vigencia.
Pasó ayer, como pasó el 19 de mayo último en la zona de 31 bis y 473, en City Bell, y seguirá pasando. ¿Son los mismos? A esta altura importa poco.
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