Inmobiliarias, entre las nuevas formas de trabajo y la creciente incertidumbre

Como si fueran pasitos de bebé, el movimiento en las inmobiliarias se retoma de a poco, en las primeras semanas de reapertura del sector, que pudieron volver a levantar las persianas el 26 de mayo pasado. Cobranzas de alquileres y expensas, tareas administrativas, recepción de reclamos están entre las actividades permitidas. Con un meticuloso cuidado en las oficinas para aplicar el protocolo de seguridad sanitaria, con escasa dotación de personal, cada tanto suena el teléfono por una consulta de algún inversor que trata de aprovechar la posibilidad que otorga la baja de precios de propiedades en un contexto marcado a fuego por la pandemia del coronavirus.

El panorama que contaron distintos agentes inmobiliarios de la Ciudad plantea una situación preocupante para muchos martilleros que no pudieron ponerse al día con distintas obligaciones y no ven en el futuro cercano, o a mediano plazo, una “luz” alentadora que marque el final del túnel.

“No hay números referidos a cuántos pueden quedar en el camino, pero varios corren riesgo. La mayoría de los operadores inmobiliarios tienen un alto espíritu de lucha y quienes tienen que nadar contra la corriente por el temor de bajar las persianas seguro que van a dar batalla hasta la última gota que le quede en el tanque. Es una situación difícil, muy crítica, pero también se entiende que es un contexto tan atípico que por ahora todo es incertidumbre, y sólo queda un escaso margen para la expectativa”, dijo Marcelo Babenco, vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de la provincia de Buenos Aires.

Un dato objetivo: los inquilinos particulares tuvieron un índice más alto de pago de alquileres que el rubro comercial. “Es lógico. Hay que tomar en cuenta que los comerciantes estuvieron afectados por el cierre de los locales, y aquellos que pudieron abrir, en la mayoría de los casos, prácticamente no tuvieron clientes por la escasa circulación de la gente en la vía pública. En síntesis, como el movimiento aún es muy lento, los comerciantes fueron pactando pagos al 50 por ciento del precio y el resto se comprometen a pagarlo una vez que vence el plazo de gracia, el 30 de septiembre. Hay situaciones diversas, y por lo tanto, acuerdos diversos”, sostuvo Mariana Valverde, martillera de la Ciudad.

“Cada mes es peor al anterior. Muchos están desmoralizados y piensan qué hacer en el futuro inmediato. En algunos casos, en los que se vencen los contratos, se piensa en una pequeña prórroga para ver qué sucede después”, agregó la profesional.

¿Qué ocurre desde que se reabrieron las inmobiliarias? Abren los locales de 9 a 14, atienden a los clientes con turno, que se puede pedir vía telefónica o por correo electrónico y en promedio se dan cada 30 minutos, los locales están preparados sanitariamente para que la gente tenga el distanciamiento social correspondiente, al ingresar se limpien los calzados en un paño con solución de lavandina diluida, se instalaron barreras sanitarias, y cada vez que un cliente se va del local se limpia la silla y el escritorio, rigurosamente, para recibir a la próxima persona.

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“Si no tienen turno, y no hay gente dentro del local, se puede atender. Estas situaciones tienen que ser la excepción, y se utiliza el sentido común de cualquier situación planteada. Pero pedimos a todos que soliciten turnos antes de ir a la inmobiliaria”, apuntó Babenco.

Las transferencias bancarias para pagar alquileres, que ganaron terreno en las primeras semanas de cuarentena, se quedarán por un tiempo más. “Hay varias razones para sostenerlas –explicó Babenco-, por cuestiones sanitarias y comodidad para ambas partes. Menos tráfico de gente en la calle y las oficinas, y es más cómodo administrativamente. Se recibe el dinero y se reenvía al dueño del local”.

CUESTIONES ADMINISTRATIVAS

¿Qué se entiende por gestiones administrativas? Fuentes del sector plantearon que incluyen recepción de reclamos, renovación de contratos, para lo cual se pactan horarios con ambas partes. Hay gente que tiene que dejar la propiedad, se genera una razón de fuerza mayor y eso abre la posibilidad de actuación del escribano, que están habilitados para escasas intervenciones, principalmente aquellas que tienen que ver con situaciones inevitables.

En el caso de las ventas, aseguran que “es muy poca la demanda. Estamos imposibilidades de mostrar las propiedades, de trasladarnos para visitarlas. Estamos ante una realidad que supera todo lo imaginable. Se sabe en el ambiente que hay casos extremos en los que se las rebuscan para mostrar las propiedades por las redes sociales, porque no todos los agentes tienen espalda para soportar una situación tan prolongada sin tener ingresos. La economía y el bolsillo a veces generan situaciones extremas que lleva a algunas personas a exponerse para sobrevivir. Ha gente que no llega a cubrir la compra de alimentos”, contó uno de los agentes inmobiliarios que habló con este diario.

Valverde comentó que “hay algunas consultas para ventas. Los precios de las propiedades están bajando y los inversores aprovechan. Principalmente aquellos que tienen unos dólares guardados. De todos modos estamos esperando que se habilite a los escribanos a trabajar”.