El Reina Sofía de Madrid abrió sus puertas preparado para la “nueva normalidad”

MADRID

EFE

“Os echábamos de menos”, dice el tuit que ayer, a primera, hora subió el Museo Reina Sofía, acompañado por un video de casi tres minutos en el que se ve una larga fila de visitantes esperando que ese fenomenal centro de la cultura, abra por primera vez sus puertas tras la pandemia del coronavirus.

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Un acogedor sol de primavera acompañó a todos los que esperaban ansiosos para pararse frente al “Guernica”, la obra cumbre de Pablo Picasso que se exhibe en una de sus salas. En turnos de 30, y no las 90 que habitualmente pisaban esa sala, todos pudieron disfrutar de este regreso a la “nueva normalidad” en la que, por supuesto, los museos no están exentos.

“Gran optimismo” pero también con “preocupación” eran las palabras más utilizadas en los días previos a la reapertura entre los responsables del Reina Sofía.

Así lo ha expresado su director, Manuel Borja-Villel, quien ayer también fue protagonista del video de bienvenida a los visitantes. “Hemos pasado demasiado tiempo lejos de los visitantes. Pero hoy recuperamos esa experiencia irremplazable”, se lo escucha decir detrás del obligatorio barbijo con el que cubre su boca.

Borja-Villel cree que las visitas van a ganar, obviamente, en calidad, al no permitir más de 30 personas frente al emblemático cuadro. “Los tres momentos de acumulación eran por los grupos escolares, que ahora no va a haber, por los turistas, que ahora tampoco; y las franjas gratuitas. Por eso este mes va a ser de prueba para ver cómo vamos a acomodar estos grupos sin que se produzca una aglomeración”, explica.

Según el director del museo, al “gran positivismo” con el que afrontan esta reapertura se le suma la “preocupación”, porque la situación “es muy complicada y va a ser muy complicada”.

Una preocupación que tiene “dos vertientes”, una de cara al medio-largo plazo porque, según sus palabras, ahora se tiene que “reconsiderar” cómo estábamos viviendo una “cierta cultura demasiado extractiva donde no se cuidaban a los creadores”.

Pero hay otra preocupación a corto plazo que es la de “¿cómo sobrevives?”. “Todo el mundo -cuenta Borja-Villel- estamos pensando en cómo se puede hacer cultura de otro modo, pero en el corto plazo hay que sobrevivir. El pensar el futuro es el objetivo, y el inmediato es ver cómo van a empezar los ingresos propios que se frenaron”.

“La fuente de ingresos más importantes del museo, aparte de tickets y turistas, son tiendas y alquileres, y estamos viendo cómo lo podemos dinamizar”, adelantó.

En esta nueva etapa, tras su cierre hace tres meses debido al coronavirus, el Reina Sofía bajó el precio de su entrada de los 10 a los 5 euros (4 si se compra de manera anticipada), aunque ayer la entrada fue gratis.

Pero los visitantes también se encontraron con una nueva realidad, la de un circuito que fijará la dirección en la que se pueda ver (con un acceso para entrar y otro para salir), y la de un aforo máximo en cada sala, que será diferente depende de su tamaño (un 30 por ciento de su capacidad).

En concreto, según el director de la pinacoteca estatal (con un presupuesto de 26 millones de euros), en este recorrido los visitantes podrán visitar casi todas las salas del edificio Sabatini y se han incluido dos cuadros de Picasso hasta antes nunca expuestos para intentar que este recorrido “tenga un sentido”.

Dos lienzos que se suman a los espacios dedicados al Cubismo, Surrealismo, Oscar Domínguez, Buñuel, Miró, Julio González o a los que acogen la obra de Richard Serra y Juan Muñoz. También estarán abiertas las terrazas de Nouvel, donde en estos momentos se muestran trabajos de Cristina Iglesias, Calder o Miralda.

Por su parte, en el Retiro, en el Palacio de Velázquez, también quedará abierta la exposición temporal dedicada a Mario Mertz. Todavía tendrán que pasar algunos días para que el público pueda entrar en La Biblioteca y Centro de Documentación del Museo.

El museo también mantiene su jardín donde se puede ver la obra de Alejandra Riera, “una artista que está trabajando con la idea de los cuidados, eso que se ha puesto tan de moda”.

Eso sí, si el visitante se cansa en este recorrido, sepa que con las nuevas normas de distanciamiento, solo se podrán sentar dos personas en los bancos dispuestos en los pasillos que rodean al patio del que fuera el Hospital General de Madrid. Un lugar donde con la reducción del aforo a un tercio solo se permite la entrada a un máximo de 938 personas. Un número que para controlarlo ha sido necesario implantar un sistema automático que permitirá conocer en tiempo real las personas que hay dentro del edificio.

Optimismo y preocupación, las palabras más usadas en los días previos a la apertura

Entre los cambios que notarán también está el hecho de que se han eliminado las taquillas y las cafeterías no estarán abiertas hasta nuevo aviso. En los ascensores pueden subir un máximo de dos personas, y en los baños se tiene que entrar de uno en uno para asegurar la limpieza. Medidas de higiene que han obligado también a eliminar el uso del papel, y por el momento no están disponibles las audioguías, por lo que el visitante puede acceder a la información a través de la web y a través de la descarga en los dispositivos móviles de “todo aquello que antes encontraba en los folletos”.

Todas las salas cuentan con un lector Código QR para agilizar el proceso de información y se ha repartido por todo el museo dispensadores de geles hidroalcohólicos.