Hizo historia pegado a la línea de cal
Edición Impresa | 18 de Julio de 2020 | 04:18

Por EDUARDO TUCCI
La elegancia y la calidad de un verdadero fuera de serie. Marcó una época y en su puesto se destacó tanto en Boca como en la Selección. Silvio Marzolini arrancó muy jovencito en Sportivo Italiano para pasar luego a Ferro Carril Oeste desde donde empezó a llamar la atención de los clubes más importantes. Su salto a la Ribera, cuando arrancaba la década del 60, sentenció el comienzo de una etapa brillante.
“El mejor 3 de la historia” destacaba “El Gráfico” después de algún domingo brillante enfrentando a los extremos derechos más destacados del fútbol criollo como Luis Cubilla, Raúl Bernao y hasta el mismísimo Oreste Omar Corbata o al notable brasileño Garrincha en el ámbito internacional. Marcador certero se las compuso en una época de canchas desparejas y rivales con el cuchillo entre los dientes para llevar la pelota pegada al pie mientras seleccionaba al compañero mejor ubicado. Siempre erguido, nunca con la mirada al piso, como reflejaban las crónicas de una época sin TV pero con fotos que tenían al lateral boquense como objetivo central. La pinta no era lo de menos y hasta lo convocaron para una película.
A Marzolini cabe reconocerle que revolucionó su posición y así lo entendieron en la Copa del Mundo de 1966 cuando lo eligieron el mejor de todos en su puesto. Fue capitán xeneize, jugó 194 partidos oficiales con la azul y oro, marcó 10 goles y en total afrontó 406 partidos oficiales. En la Selección tuvo activa participación con presencias en Chile 1962 e Inglaterra 1966.
Artista del achique, con calidad y marca asfixiante, durante una entrevista periodística que le hicieron en su segundo hogar, la Bombonera, definía su estilo: “Un tres tiene que saber llevar a la orilla al win. Ahogarlo, asfixiarlo y ya está...Yo siempre hacía eso, porque marcaba en diagonal, lo esperaba y primero lo sacaba con la punta derecha, pero si se me iba la zurda era una guadaña”.
Como si fuera poco todo lo que hizo sobre la línea de cal, Marzolini cuando se decidió incursionar en la dirección técnica tuvo a su cargo el equipo de Boca que salió campeón en 1981 con las presencias estelares de Diego Maradona y Miguel Brindisi. Nunca aceptó jugar en algún club del exterior, compartió equipo con figuras de la talla de Antonio Rattín, Paulo Valentín, Antonio Roma y Norberto Menéndez, por nombrar sólo algunos y tiene su propia estatua forjada por la pasión de sus seguidores. Se fue un grande.
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