Después de comer un asado con amigos lo mataron a fierrazos en barrio Norte

Sin las zapatillas, pero con dinero encima, tirado en la mitad de la vereda y con dos golpes que le hundieron el cráneo. Así encontraron ayer a la mañana a un joven de 26 años en una calle de barrio Norte, víctima de un crimen por el que todavía no hay imputados, aunque sí algunas sospechas que refuerzan la teoría de una pelea entre conocidos que terminó con ese saldo trágico.

La víctima fue identificada oficialmente como Jorge Alberto Curcio, de 26 años, sin domicilio fijo, aunque fuentes de la investigación dijeron a este diario que “solía parar con amigos a unas 10 cuadras de donde lo encontraron muerto”, sin pasar por alto que, en algunos períodos, “no era raro que estuviera en situación de calle” o “parando en domicilios de otros conocidos.”

Fue un vecino de 47 años quien avisó del hallazgo con un llamado al 911, después de que llevando a su mujer al trabajo observó un cuerpo tirado en medio de la vereda, en 6 entre 39 y 40.

Lo primero que notó fue que se trataba de un muchacho que yacía lastimado e inerte, con heridas evidentemente graves en la cabeza. Los policías del Comando de Patrullas -ubicado a metros de ahí- llegaron rápido y convocaron a una ambulancia del SAME, cuyos médicos intentaron maniobras de resucitación antes de confirmar lo que presumían todos cuanto vieron el cuerpo: estaba muerto.

Eran las 7.30 de la mañana, aproximadamente. Y, antes de las 8, la cuadra se convirtió en la escena de un crimen, con peritos de policía científica que levantaron rastros y registraron todo con sus cámaras, hasta que los forenses terminaron de revisar a la víctima y la morguera se ocupó del traslado.

Lo que advirtieron los expertos fue que Curcio tenía dos golpes fuertes en la cabeza, uno en la nuca y el otro justo encima de la ceja derecha, que habría sido “producidos por un elemento contundente, probablemente un fierro, que le causó hundimiento y fractura de cráneo”, dijo un pesquisa a este diario.

Todavía no se oficializó el informe preliminar de autopsia, que confirmaría este reporte.

Los detectives que requisaron entre las pertenencias del joven encontraron su billetera con 65 pesos y el DNI, pero le faltaban las zapatillas y un celular que, según sus allegados, siempre tenía encima.

El relato de sus amigos también permitió reconstruir que Curcio estuvo comiendo un asado con amigos “hasta bien entrada la madrugada”, y que se retiró de ahí en estado de ebriedad. Entre las últimas personas que estuvieron con él podría encontrarse el homicida, sospechan, y se trataría de alguien “con el que tenía problemas desde hace rato”, se limitó a decir un investigador.

Lo cierto es que por ahora todas son especulaciones, que se analizan con el mismo cuidado con el que relevan el material registrado por cámaras de seguridad de los alrededores.

La noticia tomó por sorpresa y generó desconcierto entre los vecinos, muchos de los cuales se despertaron con esa novedad y una nutrida presencia de efectivos y móviles policiales, además de un vallado perimetral que cubría buena parte de esa vereda, de la mano derecha de circulación. Un vecino, que no quiso ser identificado, señaló que apenas se levantó vio “cinco patrulleros, varias motos policiales arriba de la vereda y un hombre tirado. Supuse que a lo mejor era alguien con coronavirus, pero después supe que se trataba de un crimen. La verdad, sigo sin entender nada”.

En el lugar trabajó personal de la comisaría Segunda y del gabinete de Homicidios de la DDI, que se hizo cargo de la pesquisa bajo la instrucción del fiscal Marcelo Martini.

La víctima tenía un golpe en la nuca y otro en la ceja, con hundimiento y fractura de cráneo