Reabrió el Cristo Redentor y desafía al virus, que acecha

La icónica atracción de Río, así como el Pan de Azúcar, el Acuario y la rueda gigante volvieron a recibir visitantes en un intento desesperado por reactivar la ciudad

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Río de Janeiro

 

Janaína Quinet y Nayara Batschke

EFE

El Cristo Redentor del Corcovado, la más icónica imagen de Brasil, así como el cerro de Pan de Azúcar, el acuario y la rueda gigante, principales atracciones turísticas de Río de Janeiro, reabrieron sus puertas, pese a la aún preocupante expansión del virus.

Turistas y residentes cariocas volvieron a visitar los sitios más buscados de la capital fluminense, que apostó a los descuentos y un estricto protocolo de seguridad para atraer y reconquistar la confianza de la personas en medio de la pandemia del coronavirus, que ya deja más de 106.000 muertos en el país.

Las atracciones ya tenían el permiso para retomar las actividades desde julio, en medio de la “nueva normalidad” que vive Río desde hace mes y medio, pero decidieron esperar un mes más por cuestiones de seguridad.

“Es una experiencia diferente, con nuevos protocolos, pero es una emoción enorme poder vislumbrar la ciudad de nuevo desde aquí arriba”, dijo la pedagoga Talita Rosa Mansur, quien se atrevió a dejar su residencia para matar la nostalgia del Cristo Redentor, cerrado desde mediados de marzo.

El santuario del Cristo Redentor regala a los visitantes una vista panorámica de la ciudad y había suspendido sus actividades en marzo, cuando entraron en vigor las medidas de distanciamiento social impuestas para frenar el contagio del virus.

El protocolo

Para la reapertura, El Cristo, el Pan de Azúcar, el Acuario y la rueda gigante, entre otras atracciones turísticas de la ciudad, tuvieron que adoptar una serie de rigurosas medidas de seguridad.

Horarios de funcionamiento restringidos, número reducido de visitantes, obligatoriedad del uso de mascarillas, disponibilidad de alcohol en gel, respeto al distanciamiento social y reserva previa para las visitas son algunos de los protocolos adoptados en la “nueva normalidad”.

Asimismo, decenas de militares realizaron una minuciosa desinfección de todas las instalaciones de las atracciones esta semana y orientado a los funcionarios sobre el mantenimiento de la limpieza.

La “Ciudad Maravillosa”, que contabiliza casi 9.000 muertos y 80.000 casos confirmados de coronavirus, da así un paso más en su acelerado proceso de reapertura, pese a la preocupante situación en el estado de Río de Janeiro.

Si por un lado el retorno de los puntos más emblemáticos de Río provocó la desconfianza de muchos, por otro la decisión fue celebrada por decenas de turistas, quienes no dudaron en acudir a los puntos más concurridos de la ciudad y disfrutar del caluroso día de sol.

Y es que en medio de la aguardada desescalada, el movimiento en la ciudad fue intenso. Mientras que centenas de cariocas disfrutaban el día en las playas de Copacabana, Ipanema y Leblon, decenas de personas esperaban ansiosamente en largas colas a las puertas del cerro del Pan de Azúcar desde primera hora de la mañana para su turno en el emblemático teleférico, que conduce a una de las vistas más impresionantes de la ciudad.

REACTIVAR EL TURISMO

Así como Río de Janeiro, otros estados brasileños han apostado por reabrir sus puntos turísticos en los últimos días, volcados en un primer momento sobretodo al turismo interno debido a las restricciones de circulación vigentes en diversos países y que ha dificultado el desplazamiento entre naciones.

El acelerado proceso de reapertura ocurre en momentos en que la pandemia sigue avanzando sin tregua en Brasil, el segundo país del mundo más azotado, con más de 3,27 millones de infectados.

Pese a ello, Bahía, el segundo estado brasileño con más casos, permitió la reapertura de algunos puntos turísticos y, esta semana, autorizó también el funcionamiento de bares, lo que llevó a centenares de personas a ocupar los barrios más bohemios de la capital regional, Salvador, esta madrugada.

La euforia por sentarse en una terraza después de tantas semanas de cuarentena era tanta que diversos clientes decidieron esperar horas a la espera por una mesa.

La reapertura de las atracciones es la esperanza del sector del turismo, que, desde el inicio de la pandemia en Brasil, a finales de febrero, fue el más castigado y es el que está “más lejos” del nivel de actividad verificado antes de la crisis.

De acuerdo con un informe realizado por la Confederación Nacional del Comercio, Bienes y Servicios (CNC), las actividades turísticas ya dejaron de facturar 153.840 millones de reales (unos 28.342 millones de dólares) en los últimos cinco meses.

Desde mediados de marzo, el sector está operando con un 14 por ciento de su capacidad de generación de ingresos, según explicó el economista de CNC, Fabio Bentes.

Pese a la reapertura, las perspectivas son poco optimistas: el turismo en Brasil solo deberá volver a los niveles anteriores a la pandemia en 2023.

“Nuestra proyección apunta una retracción del 32,1 por ciento en la facturación real del sector este año, con perspectiva de volver al nivel pre-pandemia en el tercer trimestre de 2023”, destacó Bentes.

 

 

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