La Provincia marca un descenso en la velocidad de los contagios

Por primera vez desde el inicio de la pandemia, el descenso en la velocidad de contagios por coronavirus, en la ocupación de camas y en el tiempo de internación en terapias intensivas permite empezar a hablar de un diagnóstico alentador para el Gran La Plata, el Conurbano y la ciudad de Buenos Aires. Pero ahora, esa “mancha de aceite” con la que se asimila a la enfermedad se expande con mayor fuerza en el interior, donde el porcentaje de casos se duplicó en una semana y cada vez más municipios se ven obligados a endurecer las restricciones.

“En la zona del área metropolitana, empieza a haber un descenso bastante marcado de la velocidad de contagios. En la ciudad de Buenos Aires vemos cierto amesetamiento, pero con altos niveles de contagio. Es una buena señal, que también vemos en el primer y segundo cordón del Conurbano”, resumió ayer el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, al dar a conocer el informe epidemiológico semanal de la Provincia.

“Estamos logrando amesetar la curva”, aseguró el funcionario, y que esto es gracias “a los niveles de movilidad que tenemos hoy: con el trasporte público limitado, sin eventos masivos, ni clases”, pero “si salimos todos a la calle, vuelve a dispararse”.

La advertencia fue rápidamente recogida por el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, quien advirtió que “nosotros estamos cómodos en la Fase 3” que rige en la Región, “porque más allá de la estabilización que hay, es una estabilización en un número alto. Seguimos preocupados”. De lo que se desprende que la nueva etapa del aislamiento -que empezará el lunes- llegaría sin mayor flexibilización.

Ayer, de todos modos, la Provincia registró 5.656 nuevos contagios (en la ciudad de Buenos Aires fueron 1.333). Mientras que la ocupación de las unidades de terapia intensiva (por distintas patologías) en el área metropolitana se ubicaba en el 62,85 por ciento. “Está bajando. Es una progresión bastante amesetada. Es un buen dato”, valoró Gollán, que destacó que la ocupación de camas por COVID-19 pasó de 1.087 a 1.080 en una semana y que también disminuyó el tiempo de permanencia en terapia intensiva, un “signo positivo” atribuido, en parte, a los tratamientos con plasma de pacientes recuperados.

Pero, aún en esa meseta, el sistema sanitario sigue “en tensión”, admitieron los funcionarios bonaerenses, y que la sombra de la peste se hace más densa en el interior, que ahora concentra el 8 por ciento de los casos de la Provincia, contra el 4 por ciento de la semana pasada.

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“Esta enfermedad no se queda quieta, sino que filtra hacia el resto de la provincia”, graficó Gollan e insistió en que desde la administración provincial se trabaja en “ir frenando la velocidad con que se disemina esa mancha de aceite”m en pos de evitar que se sature el sistema de salud, mientras se espera “una respuesta terapéutica”.

“Hoy no hay ningún municipio que no haya tenido al menos un caso de COVID”, sentenció Gollán, y reforzó: “Cada vez son más los distritos con circulación comunitaria, como General Pueyrredón -al que pertenece Mar del Plata”. Y, en consecuencia, cada vez menos las comunas en Fase 5 (la que habilita la mayoría de las actividades): hoy transitan esa etapa 43 distritos; hace poco más de un mes eran 70.

Mientras, son 39 los municipios en Fase 3 y 53 los que están en Fase 4. “Por primera vez, esta semana tenemos más distritos en Fase 4 que en Fase 5”, alertó Bianco, y subrayó que, “lejos de estar controlado esto, sucede que se está expandiendo hacia el interior. Estamos reclamando máxima alerta y responsabilidad de las actividades que están permitidas”.

En ese sentido, el ministro coordinador de Axel Kicillof envió “una señal de alarma respecto de los comportamientos sociales que se dan en algunos municipios del interior”. El común denominador, dijo citando a los intendentes, “es que hubo un asado multitudinario o algún evento clandestino. Una aglomeración de 50 personas es peligrosísima, mucho más en un lugar cerrado”, avisó.

En parte, esas licencias individuales determinaron que esta semana Balcarce, La Costa, General Viamonte, 25 de Mayo, Junín, Las Flores, Mar Chiquita, Tandil y Villa Gessell debieran retroceder de la Fase 5 a la 4, donde están vedadas las salidas recreativas, las reuniones de hasta diez personas o la posibilidad de la comida en el restaurante. O que Coronel Pringles, Laprida y Bragado tengan que continuar en la Fase 3, junto con el área metropolitana.

Mejor suerte corrieron Coronel Dorrego, Navarro y Suipacha, que tras “controlar” el dinámico comportamiento de la enfermedad, pudieron avanzar a la última y más flexible etapa del aislamiento.

Según la Provincia, desde la irrupción de la pandemia las camas de terapia se incrementaron en un 130 por ciento, pero aún así el coronavirus duele en tierras bonaerenses porque, según interpretó Bianco ayer, el sistema sanitario estaba en “pésimas condiciones”. En esa línea, calificó a la gestión anterior como “un desastre. Los últimos cuatro años fueron tierra arrasada”, e hizo suyas las recientes declaraciones del presidente Alberto Fernández contra Mauricio Macri, al reafirmar que “no hay ninguna duda de que el neoliberalismo es peor que el coronavirus en términos de muertes”.

Finalmente, los casos positivos de coronavirus en barrios populares de la provincia de Buenos Aires bajaron al 13 por ciento del total de los contagios en territorio bonaerense, informó el Ministerio de Salud provincial.