El Gobierno desclasificó documentos secretos sobre el avistamiento de un ovni

Luego de varios pedidos que se repitieron a lo largo de los años, el Gobierno argentino accedió finalmente -y por primera vez en la historia- a desclasificar archivos sobre posibles avistamientos de naves extraterrestres e hizo públicos los datos disponibles sobre el denominado “Caso Bariloche”, ocurrido en 1995 y célebre entre los ufólogos de nuestro país por tener entre sus protagonistas a un reconocido piloto de Aerolíneas Argentinas.

El caso tiene su fecha el 31 de julio de 1995, cuando un avión de la línea de bandera nacional estaba a punto de aterrizar en Bariloche y fue interceptado por un objeto no identificado que lo obligó a realizar una maniobra de escape de alto riesgo. El piloto que protagonizó ese episodio es Jorge Polanco, quien ese día comandaba el vuelo AA 674 con destino, como se dijo, a San Carlos de Bariloche.

Ayer, al tanto de la decisión del Gobierno nacional de desclasificar estos archivos -a pedido de la Comisión de Estudios del Fenómeno OVNI de la República Argentina (CEFORA)-, Polanco recordó lo vivido durante aquella noche de invierno del año 95.

“Yo era el comandante del vuelo -recordó-. Llegando a Bariloche nos avisan desde la Torre de Control que había habido un corte de luz. Estuvimos a punto de volver a Aeroparque. Al rato nos informan que se había retomado la energía con un generador auxiliar del aeropuerto, utilizado para estos casos. Cuando llegamos a la vertical de Bariloche comencé a ver una luz a lo lejos, como a unas 12 millas del aeropuerto y a lo que se llama la posición geográfica a las 11 del reloj (arriba al fondo). Desde la Torre de Control nos dicen que no tenían nada, solo un avión de Gendarmería, pero que estaba detrás nuestro. Era un avión militar con dos gendarmes que resultaron dos grandes amigos y luego fallecieron”.

Esos gendarmes, según el relato de Polanco, fueron los testigos presenciales de uno de los avistajes más conocidos de nuestro país. De acuerdo al recuerdo del piloto, ellos pudieron observar el momento en que el ovni se puso prácticamente a su lado y comenzó a acompañar el descenso del Boeing 727 hacia el aeropuerto internacional Tte. Luis Candelaria.

“Cuando estábamos por tocar la pista se volvió a cortar toda la luz -relató Polanco-: el operador del sistema me explicó luego que el generador se aceleró a fondo solo, comenzó a sacar humo y se paró; el aeropuerto se quedó a ciegas. En ese momento tomé conciencia de que algo no estaba bien e iniciamos la maniobra de escape”.

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Polanco evocó aquellos momentos como algo que le cambió la vida. “Hice la maniobra de escape y cuando alcancé los 10 mil pies -relató-, comencé a virar por derecha, hacia el lago. En ese momento vi nuevamente la luz y nivelé la altitud para no llevarme por delante el avión de Gendarmería, que estaba 300 metros más arriba. Cuando volví la mirada, le pasé cerca, casi rozando el plato volador, y volví para la vertical del aeropuerto”.

Para darle aún mayor dramatismo y misterio a la historia, Polanco reveló que la tripulación del avión de Gendarmería le informó después, de forma personal, que el objeto no identificado lo siguió por debajo y que, cuando comenzó el alejamiento para volver a aterrizar, el ovni desapareció hacia el Cerro Otto. “Fue algo muy duro -aseguró-, fueron muchos minutos de contacto real con una nave persiguiéndome. No fue un ratito, fueron 17 minutos en total”.

Respecto del ovni, Polanco precisó que tenía una forma bien definida: “Medía unos 30 metros de diámetro. Era un plato sopero, de esos profundos para comer guiso de lentejas, pero invertido. Tenía luces verdes que giraban a gran velocidad y en la parte de arriba una luz naranja que parecía que respiraba; eso me marcó toda la vida”.

Aquella experiencia lo acompaña hasta hoy, tanto que aún cree que si hubiesen sido agresivos el final hubiese sido muy distinto. “Estamos hablando de tecnología de civilizaciones que nos pueden llevar miles de años -especuló Polanco-. No solamente interpretan lo que vos pensás y se adelantan a todo eso, cosa que demostraron con los actos. También demostraron que interfirieron con la tripulación que me miraban y no paraban de llorar. Los dos que me acompañaban quedaron bloqueados, por eso tuve que hacer maniobras prácticamente solo. Para mis adentros pensaba si todo esto era un sueño, algo que no estaba pensado. Esto fue hace muchos años; si hubiera tenido un celular no solamente era conocido y famoso, era multimillonario con esa foto”.