Aseguran que el nuevo coronavirus casi no mutó
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2020 | 02:11

Científicos estadounidenses lograron determinar que el nuevo coronavirus sólo mostró mutaciones mínimas desde su primer ataque en diciembre de 2019, de lo que se desprende que una sola vacuna podría ser suficiente para evitar infecciones globales, según un estudio del Instituto de Investigación del Ejército.
La rápida propagación del virus que causa COVID-19, el SARS-CoV-2, plantea interrogantes sobre la posibilidad de una vacuna universalmente eficaz. Y es que el virus podría mutar en un individuo determinado y estas variantes podrían propagarse en diversas poblaciones tornándose muy difícil de controlar.
Si embargo, un reciente estudio realizado por el Centro de Investigación Biomédica del Ejército de los Estados Unidos (WRAIR) deteminó que “hasta la fecha, la limitada diversidad observada en el SARS-CoV-2 no debería impedir que una sola vacuna proporcione protección global”.
La investigación -publicada por revista especializada “Proceedings” de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos - se basó en el análisis de 8,514 secuencias de SARS-CoV-2 muestreadas desde diciembre de 2019.
“Encontramos que la evolución neutra, en lugar de la selección adaptativa, puede explicar las mutaciones raras observadas en los genomas de SARS-CoV-2”, explicaron los autores de la investigación.
Para llegar a esa conclusión los científicos analizaron el genoma de más de 27 mil personas infectadas con coronavirus en 84 países, entre los cuales observaron que las variaciones genéticas eran muy bajas.
“No pudimos vincular esta mutación a fuerzas adaptativas específicas. Cuando los virus se replican y se propagan en la población, esperamos ver algunas mutaciones y algunas pueden solucionarse muy rápidamente en una epidemia simplemente por casualidad”, explicó Morgane Rolland, jefe de genética viral y serología de sistemas del Programa de Investigación Militar del VIH WRAIR, quien lideró el equipo de investigación junto con el doctor Kayvon Modjarrad, director del Programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes del instituto.
Como explicó Rolland a la prensa de su país, “la diversidad viral es lo que hasta ahora ha dificultado el desarrollo de vacunas para prevenir virus como el VIH, la gripe o el dengue.
Afortunadamente, a diferencia de estos virus, las muestras globales analizadas por los científicos norteamericanos dejaron en evidencia que el causante del COVID sería menos diverso y, por tanto, más fácil de controlar.
“Podemos ser cautelosamente optimistas en el sentido de que la diversidad viral no debería ser un obstáculo para el desarrollo de una vacuna que proteja ampliamente contra la infección por COVID-19”, dijo Rolland, quien consideró “fundamental que expertos en diversos campos unan sus esfuerzos para aprender todo lo que se puede de este virus a fin de poder poner freno lo antes posible a su propagacion global”.
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