Juan Vicente Bolech
Edición Impresa | 8 de Septiembre de 2020 | 01:38

A los 86 años falleció Juan Vicente Bolech, pérdida que causó profunda tristeza, no solo entre sus familiares, sino también entre quienes lo conocieron y valoraron por ser un hombre íntegro y solidario.
Juan fue el hijo mayor de Carmen Céspedes – enfermera del Hospital San Martín - y Federico Bolech –técnico radiólogo del mismo hospital - , nació en La Plata el 18 de septiembre de 1933 y creció junto a su hermano Antonio – ya fallecido -.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela N°45 y los secundarios en el Colegio San José. Luego ingresó a la Prefectura.
Fue un joven comprometido con su tiempo y de firmes ideales que militó en la Unión Cívica Radical.
En el plano laboral trabajó en el área administrativa del cuerpo médico del frigorífico Swift y después ingresó al Banco Provincia, institución en la que trabajó por un extenso período hasta que se jubiló.
En 1958 se casó con Gloria Leticia de Michelis, a quien conoció en un baile del Club Aconcagua, institución en la que la bella joven trabajaba como bibliotecaria. El vínculo, que se extendió casi por 62 años, se cimentó en el amor, el compañerismo y el respeto. También compartieron el trabajo, Gloria fue la segunda mujer en ingresar al Banco Provincia.
La familia creció con los nacimientos de sus tres hijos: Cecilia, Guillermo y Silvia. Con los años tuvo la alegría de convertirse en abuelo de Leticia, Julián, Josefina y Delfina, nietos por los que sintió verdadera devoción.
Juan amaba pasar su tiempo libre en la casaquinta que levantó en la zona de 603 y 5, lugar que le permitía disfrutar del aire libre y de las plantas que él mismo se encargó de cuidar. Allí todos eran bienvenidos y recibidos con la cordialidad que lo caracterizaba, ya sea su familia o los amigos. Además sintió una gran pertenencia a ese barrio y no dudó en gestionar todo tipo de mejoras como el arreglo de calles, el alumbrado público o servicios como el agua corriente.
Uno de sus sueños fue comprar una calesita y colocarla en uno de los sectores del lote para que los chicos del barrio pudieran ir a jugar y de esa manera salir de la calle. Por eso durante años se obsesionó con conseguir ese entretenimiento.
Juan fue un hombre activo y organizado que, casi hasta el final de sus días, estuvo pendiente del bienestar de su esposa e hijos; solo la pandemia logró entristecerlo, ya que para él fue muy duro no mantener a sus afectos cerca y de manera cotidiana.
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