El drama de una vendedora de flores y lápidas: "No puedo trabajar, perdí un embarazo por estrés"

El Cementerio local continúa cerrado y su negocio de 131 y 72 quedó al borde de la quiebra. "Debo 70 mil pesos de alquiler", aseguró la mujer

Por: Nicolás Lamberti

Claudia Silva es una comerciante que tiene su florería en 131 y 72 y desde el 20 de marzo atraviesa una situación angustiante como han pasado y vienen pasando, varios rubros desde que se inició la pandemia de Covid 19. Si bien se fueron realizando varias aperturas con el correr de los meses, su principal fuente de ingresos continúa cerrada: el cementerio. 

En medio de todo el calvario, las deudas y los atrasos contraídos parecían ser lo peor que le podía pasar. Sin embargo, quedaron en segundo plano cuando tuvo una noticia que le significaría un dolor irreparable: la pérdida de un embarazo de cinco meses.

En su negocio familiar, Claudia vende placas para nichos y lápidas pero su fuerte siempre la venta de flores. Hoy no vende ni una: “El cementerio es amplio, cuando hay un fallecimiento se juntan 20 personas y entran todos juntos, pero aquellas personas que vienen todo el año, no pueden entrar. Hay una señora clienta que se le murió la nieta y su nuera después, y hace meses que no puede traerles una flor y me llama todos los domingos para ver si abre el cementerio. Ves gente en las plazas jugando al fútbol y a mi no me permiten trabajar. No se van a contagiar en el cementerio, la gente no viene a tomar mate, viene a dejar una flor”.

Su dolor más grande

Estamos cerrados desde el 20 de marzo y no abrimos más. Mandamos notas con protocolos, podíamos vender afuera, pero el cementerio continúa cerrado. En el medio quedé embarazada, perdí un embarazo que debe ser por estrés porque todos los estudios me dieron bien y no tengo ayuda psicológica. No entiendo, déjenme trabajar al menos para despejarme. Debo desde marzo el alquiler, decí que la persona que me alquila me dijo que cuando pueda trabajar le vaya pagando sin intereses, porque es un ser humano, debo el colegio de mi hijo, y uno ve a la gente en las plazas. Mandamos cartas, hicimos pedidos y nos dijeron que esperan lo que decida el Gobernador”, destacó la comerciante reclamando la reapertura del cementerio.

Asimismo, explicó que hoy ella puede abrir su local, pero no tiene a quién venderle: “Puedo abrir, pero a quién le vendo una flor, si trabajo con la gente que viene al cementerio. Yo respeté todo, cerré la persiana, tuve pérdidas, venía una chica a ayudarme y con ese dinero pagaba sus estudios, yo ya no pude ayudarla más. El cementerio no abre, lo estiran, y gente que ha entrado me dice que les venden cosas adentro”.

Con la imposibilidad de vender, además de atrasarse con los impuestos, la comerciante también remarcó que perdió mucho dinero en mercadería: “Compré fresias, perdí al menos 10 mil pesos en mercadería, tengo que pagar todo lo que es artificial como cosas de tela porque también debo de marzo y más de 70 mil pesos de alquiler” 

Por último, destacó que no quiere una ayuda social del Estado, sino que simplemente se implemente un protocolo para que el cementerio pueda abrir: “¿Qué tengo que hacer?. ¿Tengo que ser otra comerciante que cierra?. ¿Qué me queda, pedir un IFE o una ayuda social?. Hace 20 años que estoy en el rubro, siempre trabajé, en puestos, en el cementerio, de doméstica, nunca pedí nada. Me llevan a que sea una persona que reciba ayuda social y yo no quiero. Quiero que abra el cementerio con un protocolo, que sea hasta las 3 de la tarde, de a dos personas por familia, si mayormente viene un adulto, con barbijo, que se cuida y una persona que lo acompaña. Es lo único que pedimos, poder trabajar”.

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