La vacuna contra el virus se mete en la campaña de EE UU

Trump y los demócratas cruzan acusaciones sobre una posible manipulación de ese preparado por motivos políticos, de cara a las elecciones de noviembre próximo

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WASHINGTON

El presidente de EE UU, Donald Trump, acusó el lunes a sus rivales en las elecciones de noviembre, el exvicepresidente Joe Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, de socavar la confianza del público en la futura vacuna de la COVID-19 por motivos políticos.

Biden lo acusa de lo mismo y ha advertido recientemente que Trump está “jugando a la política” y presionando para tener una vacuna disponible antes de las elecciones del 3 de noviembre, lo que puede “minar la confianza pública” en la eficacia de ese preparado.

Durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, Trump insistió en que la vacuna estará disponible en un “tiempo récord”, y arremetió contra Harris por haber asegurado que no “confiaría” en las promesas del mandatario sobre la seguridad de una vacuna si no están avaladas por científicos.

TRUMP EXIGE UNA DISCULPA

“Biden y su compañera de fórmula (Harris) tan progresista, que no es competente en mi opinión, deberían disculparse de inmediato por la retórica irresponsable antivacunas que están adoptando ahora. Eso socava la ciencia y es una retórica política muy peligrosa”, subrayó el mandatario.

Trump llegó incluso a insultar al candidato presidencial demócrata, al afirmar: “Biden es una persona estúpida, ustedes lo saben”.

El presidente reaccionaba así a unas declaraciones de Harris durante una entrevista emitida el sábado por la cadena CNN, en la que la aspirante demócrata a la Vicepresidencia aseguraba que no se basaría solo en “la palabra” de Trump para confiar en una vacuna si la Casa Blanca la anuncia pronto.

“No confiaría en Donald Trump. Tendría que ser una fuente de información creíble que hable sobre la eficacia y la fiabilidad de lo que sea que él esté hablando”, aseguró la senadora demócrata.

Harris explicó que teme que Trump “amordace, suprima o deje de lado” a los expertos en salud pública “porque se enfrenta a unas elecciones en menos de 60 días, y está tratando de agarrarse a lo que sea para fingir que ha liderado en este tema, cuando no es así”.

BIDEN SE VACUNARÍA

Biden, de visita el lunes en Pensilvania, respondió a la pregunta de los periodistas de si se pondría una vacuna de la COVID-19 en caso de que Trump presentara una antes de las elecciones.

“Solo si (el proceso) fuera completamente transparente, solo si supiéramos todo (el proceso) que ha debido atravesar la vacuna” hasta su aprobación, replicó el exvicepresidente.

No obstante, Biden aseguró que, después de “ver lo que dicen los científicos” sobre esa vacuna, le daría la bienvenida incluso si su llegada le da un impulso a la campaña de Trump.

“Si pudiera ponerme mañana la vacuna, lo haría. Incluso si me costara las elecciones, lo haría. Necesitamos una vacuna y la necesitamos ya”, zanjó el candidato demócrata.

Algunos expertos en salud pública han expresado preocupación por la posibilidad de que la Casa Blanca esté presionando para saltarse etapas en el proceso de aprobación de la vacuna y anunciarla antes de los comicios de noviembre, y potenciar así las opciones de reelección de Trump.

Esos rumores podrían reforzar el escepticismo de los estadounidenses respecto a la seguridad de una posible vacuna cuando ésta se anuncie.

Dos tercios de los votantes estadounidenses dicen que no intentarán ponerse la vacuna de COVID-19 en cuanto esté disponible, y uno de cada cuatro afirma que no quiere que se la administren nunca, según una encuesta del diario USA Today.

LA ESTRATEGIA

Frente a la pandemia de COVID-19 que ha dejado más de 189.000 muertos en la primera economía del mundo, con niveles históricos de desempleo, el millonario republicano quiere perfilar una promesa doble: la llegada inminente de una vacuna y un espectacular repunte de la economía.

Su postura es culpar a los demócratas de ensombrecer el panorama sanitario y de imponer restricciones excesivas en las ciudades y en los estados que controlan motivados por un cálculo electoral y no por la salud pública.

“Los demócratas van a abrir sus estados el 4 de noviembre, el día después de la elección. Estos cierres son ridículos y sólo sirven para perjudicar la economía antes de la elección que quizás es la más importante de nuestra historia”, afirmó ayer en Twitter.

En medio de un clima tenso, Mark Meadows, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, afirmó su optimismo sobre la adopción, antes de las elecciones, de un nuevo plan de ayuda a los damnificados por la pandemia. (EFE y AFP)

 

 

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