Evelia Edith Oyhenart

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El fallecimiento de Evelia Edith Oyhenart provocó un gran pesar en el ámbito científico y educativo universitario, ya que desarrolló una prolífera trayectoria y sus investigaciones fueron de valioso aporte en el terreno de la Antropología.

Evelia, “Chichi”, para los amigos, había nacido el 3 de agosto de 1955, en General Alvear, Mendoza, y llegó a La Plata para estudiar la carrera de licenciatura en Antropología en la Universidad Nacional, luego de la cual realizó el doctorado en Ciencias Naturales.

Fue docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, estuvo al frente de la materia Antropología biológica IV, y de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN).

Oyhenart fue investigadora principal del CONICET, desde 2019, se desempeñaba como directora del Laboratorio de Investigaciones en Ontogenia y Adaptación (LINOA) de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP). En esa unidad académica fue decana entre 2007 y 2010.

Previamente, había desarrollado gran parte de su carrera de investigación en el Instituto de Genética Veterinaria “Ing. Fernando Noel Dulout”.

Se dedicó en particular al estudio del crecimiento y al estado nutricional de niños y niñas en diferentes provincias argentinas, por su trabajo fue merecedora de numerosos premios y distinciones.

También llegó a ser presidenta de la Asociación de Antropología Biológica de la República Argentina (1997-1999) y de la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica (2008-2018). Sus estudios de antropología biológica fueron publicados en prestigiosas revistas científicas internacionales.

Quienes compartieron su ámbito laboral la describieron como una excelente colega y docente, una tenaz compañera de largas jornadas de trabajo.

Oyhenart tuvo una numerosa camada de discípulos con los que siempre se mostró dispuesta a enfrentar nuevo desafíos. Solía fomentar la participación de los integrantes de su frondoso equipo con marcadas cualidades de líder porque entendía la construcción del conocimiento como un hecho colectivo.

En lo personal fue una mujer muy solidaria y divertida, alguien que dejó, sin dudas, la impronta que transmiten las personas comprometidas y de valores.

Estaba casada con el arquitecto Luis María Forte con quien tuvo a su hija María Florencia.

 

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