Combate Medieval: un deporte que recrea el pasado

Se está desarrollando un nuevo Torneo Nacional, donde se lucen armaduras, cascos y vestimentas de aquellas épocas, que invitan a vivir un viaje hacia atrás en el tiempo

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La del “Combate Medieval” es una actividad que fue creada como deporte en Rusia hace más de 13 años, y que ya se practica en 42 países del mundo, incluida Argentina, donde desde el viernes pasado y hasta hoy, se está desarrollando el Torneo Nacional en la Ciudad Deportiva de Don Bosco, en la localidad bonaerense de Aldo Bonzi, donde representantes de más de 20 clubes combaten cuerpo a cuerpo.

En su base deportiva se trata de peleas, aunque lo más importante y atractivo para el público es el riguroso recreacionismo histórico que los participantes emplean con sus armaduras, cascos y armas dignas de una película épica, y con las que invitan a vivir un viaje en el tiempo.

“La idea es que este deporte ayude a conocer condiciones históricas de los lugares de donde se combate”, explica Roberto “Cato” Acosta, un “Marshal” que oficia de árbitro principal del evento que controla, junto a otros personajes de igual autoridad, el cumplimiento de las normas internacionales que regulan la actividad, y que incluye desde control del estado de armas y armaduras hasta el cumplimiento de historicidad y el sistema de categorías y puntajes, y quien agrega que “las armaduras y las armas son reproducciones fieles de cada segmento geográfico o temporal. Nosotros, por ejemplo, trabajamos entre el siglo XIII y XV, pero cada luchador es libre de elegir dónde imagina que está peleando”.

En nuestro país, existen al menos 23 clubes que practican “Combate Medieval”, y que también tiene a su Selección Nacional.

Se puede practicar a partir de los 18 años, y las categorías son grupales (Buhurt) e individuales (Duelos uno contra uno) y también “Profight”, similar al MMA de Artes Marciales Mixtas.

Las mujeres también compiten en la recreación medieval

Ezequiel Cavallín (30), es uno de los representantes del Club Draconem Clan de Córdoba Capital que ganó el duelo de aspas con su armadura británica del siglo XIV, sobre la que cuenta que “al 90% de la armadura la hice yo, tengo familia metalúrgica y me gusta trabajar el metal. Debe pesar unos 30 kilos, y al casco lo compré cuando fui a Rusia, mientras que la espada ucraniana la gané en la final a mi contrincante”.

“Un equipo completo para competir puede costar entre 100 y 200 mil pesos”

 

Ezequiel estudia profesorado de educación física, y practica deportes de contacto desde los 11 años. En combate medieval pelea en la mayoría de las categorías desde 2013, y en 2019 compitió en Rusia, donde quedó cuarto en la categoría de peso medio.

Sofía Giampietro (25), en tanto, es también luchadora medieval y capitana del Club de Dragones Atlánticos de Mar del Plata desde hace cinco años, y ahora acaba de ganar el duelo de aspas femenino. Para ella, combatir “es la adrenalina en el estado más puro que existe”.

En 2018 Sofía fue parte del mundial “Battle of the Nations”, que se realizó en la ciudad de Roma, Italia, y ahora se prepara para el torneo internacional de 2022 que será en Rumania, para el que se siente “más segura” que la última vez, mientras se interesa por incentivar a otras mujeres a sumarse al deporte porque “en los torneos el 80% son hombres y solo el 20% mujeres, y cuesta mucho convocarlas”.

Cabe destacar que un equipo completo para competir puede costar entre 100 y 200 mil pesos, y pesa alrededor de 30 kilos, mientras que entre las armas que se pueden utilizar están las astas, espadas y hachas, aunque no pueden estar oxidadas, tener mellas, bordes, filo, ni punta.

Trajes típicos de esa época se exhiben en medio de los combates

LUCHAS DE 6 SIGLOS ATRAS

El capitán de la selección nacional del “Historical Medieval Battle International Association” (HMBIA), Ignacio Brunstein (35), cuenta orgulloso que “la bandera argentina la representé en Servia y Ucrania”, y explica que comenzó a practicar la actividad hace cuatro años y que se desempeña en categorías individuales con espada de una mano y grupales. Su armadura es europea del siglo XV, y describe que “a la gente le llama la atención vernos en el siglo XXI con armaduras de hace 6 siglos atrás”.

Todos coinciden, en tanto, que para dar vida a los personajes y eventos, se basan en fuentes históricas, consultan investigadores y requieren del apoyo de especialistas en distintas artes como carpintería, cuero, tela, metalúrgica, cerámica, idioma, música, religión, filosofía, deportes, o ingeniería, para tratar de hacer una reconstrucción “históricamente aceptable”, con la condición de que todo lo que se construya cumpla la función con la que fue diseñado.

Roberto Osuna (42), se presenta como “recreacionista histórico del campamento del imperio romano”, y para la ocasión vistió una túnica militar de lino y lana denominada “subarmalis”, que era utilizada debajo de la armadura, y una capa con capucha llamada pánula.

Es que entre las actividades en simultáneo realizadas en el Torneo Edad Media, se destacan también los campamentos de recreacionismo histórico que, con vestimentas tradicionales, armas, escudos, comidas y herramientas, representaron a “La Orden de los Caballeros de la Cruz del siglo X y siglo XIII”; “Berkut, eslavos del siglo IX al XIII”; “Romanos del siglo I”; o “Los Cuervos de Odin Guardia Varega”, la guardia del emperador de Constantinopla del siglo X al XV, entre otros.

“Recreamos experiencias en el uso de los elementos para poder descubrir detalles que no nos cuentan los libros – cuenta Osuna - y para ponernos en la piel de aquellos romanos, porque difundir conocimiento con sustento vivencial es nuestra felicidad”.

 

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