“La fe puede ser como un partido de fútbol sin gol”

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CIUDAD DEL VATICANO

El papa Francisco, muy aficionado al fútbol, comparó ayer un cierto tipo de fe, no demasiado buena, con “un partido de fútbol sin gol”.

“La fe no puede limitarse a los ‘noes’, pues la vida cristiana es un ‘sí’, un sí de amor”, dijo durante la oración del Ángelus, al comentar los diez mandamientos.

“Queridos hermanos y hermanas, una fe sin el don y la gratuidad es incompleta, una fe débil y enferma. Podríamos compararla con una comida rica y nutritiva pero sin gusto, o con un partido de fútbol bien jugado pero sin gol”, continuó.

“Una fe sin don, sin gratuidad, sin obras de caridad, al final entristece”, concluyó el sumo pontífice.

APERTURA DEL SÍNODO

Por otra parte, Francisco propuso ayer una Iglesia “no aséptica” sino apegada a la realidad y a sus problemas, en la misa de inauguración del Sínodo de Obispos, la reunión de la jerarquía eclesial que debate temas de doctrina u organización religiosa.

“Dios no habita en lugares asépticos y tranquilos, lejos de la realidad, sino que camina a nuestro lado y nos alcanza allí donde estemos, en las rutas a veces ásperas de la vida”, recordó el pontífice ante el clero reunido en la basílica de San Pedro.

Francisco interpeló a los participantes del Sínodo, obispos, curas, religiosos y religiosas, hombres y mujeres laicos. “¿Encarnamos el estilo de Dios, que camina en la historia y comparte las vicisitudes de la humanidad? ¿Estamos dispuestos a la aventura del camino o, temerosos ante lo incierto, preferimos refugiarnos en las excusas del ‘no hace falta’ y del ‘siempre se ha hecho así’?”, cuestionó.

En este sentido Francisco recordó que todo encuentro “implica apertura, valentía y disponibilidad” y criticó que a menudo el clero prefiera “refugiarse en relaciones formales o usar máscaras de circunstancia”.

ESCUCHAR CON EL CORAZÓN

“En la Iglesia, ¿cómo estamos con la escucha? ¿Cómo va el oído de nuestro corazón? ¿Permitimos a las personas que se expresen, que caminen en la fe aun cuando tengan recorridos de vida difíciles, que contribuyan a la vida de la comunidad sin que se les pongan trabas, sin que sean rechazadas o juzgadas?”, planteó.

Por eso el pontífice argentino abogó por una Iglesia que atiende y escucha los desafíos del mundo moderno.

“El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No nos blindemos dentro de nuestras certezas”, instó. (EFE)

 

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