El delito no perdona: ola de robos contra templos religiosos

En las últimas semanas se registraron ataques en distintas iglesias de la Ciudad. Los párracos comenzaron a colocar rejas y barras en las puertas para evitarlos, pero aseguran que “nada funciona”

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Durante el lapso que duró la cuarentena, aún con la gente en sus casas, los ataques delictivos no cesaron en ningún punto de la Región. Y, si bien la “explosión” de inseguridad se sintió apenas comenzaron a permitir las salidas; fue en pleno aislamiento social, preventivo y obligatorio que los establecimientos educativos, clubes infantiles e iglesias, se convirtieron en el objetivo favorito de los vándalos y delincuentes que aprovecharon la ausencia de autoridades y directivos.

La situación se modificó en parte, sobre todo para las escuelas, cuando la gente retomó sus actividades cotidianas. Sin embargo, en los templos religiosos el problema persiste y los robos se tornaron cada vez más frecuentes.

En las últimas semanas, la parroquia “Nuestra Señora de la Piedad”, situada en 24 entre 65 y 66, fue vulnerada en más de una ocasión a pesar de los recaudos que tomó el cura Andrés Rambeaud, a cargo de la iglesia. Otro tanto sucedió en “Nuestra Señora de Lourdes”, emplazada en plaza Martín Miguel de Güemes entre diagonal 105 y 38, donde el párroco Gerardo Gallo se vio obligado a realizar un gasto importante para reponer algunos de los elementos sustraídos.

En cuarentena, fueron comunes los ataques en iglesias, clubes infantiles y escuelas de la Región

 

En diálogo con EL DIA, Rambeaud señaló que pusieron rejas después de las primeras intrusiones, pero eso no detuvo a los ladrones. Las últimas dos veces que entraron a robar al lugar, forzaron y rompieron los dos portones de madera, lo que los obligó a sumar otra medida de seguridad. “Pusimos dos barras de metal para trabar las puertas como refuerzo”, indicó.

“Esta una iglesia muy tradicional a la que acude mucha gente del barrio”, agregó. En el predio también funciona el “Seminario Mayor San José”, donde actualmente viven unos 33 seminaristas, pero las habitaciones y comedores están alejados de la capilla. Por ese motivo, en las últimas dos incursiones los malvivientes “trabajaron” sin ser molestados.

En la semana del 21 de septiembre, padecieron dos atracos. “Tuvieron suerte, porque una de las barras quedó corta y el herrero se la llevó”, señaló Rambeaud. Por esa puerta que quedó sin la traba, ingresaron y se llevaron varias cosas de valor. Entre ellas, dos consolas de sonido, un equipo de música y un teclado. Además “entraron a la sacristía, revisaron todo, rompieron algunos cajones y se llevaron seis mil pesos de la colecta”, apuntó. Fue el tercer atraco en lo que va del año.

En el barrio sospechan de un sujeto que tiene problemas con el alcohol y que vive por la zona. Lo habrían visto en otras oportunidades hurtando en el santuario “cuando va a pedir”, e incluso aseguran que amenazó a un “señor mayor que ayuda siempre” allí.

Por su parte, Gallo sostuvo que en su comunidad están “muy tristes” por lo ocurrido en forma reciente. En ese sentido, expresó que “el jueves pasado nos robaron la reliquia del Padre Pío, que no nos afecta tanto por su valor monetario, sino sentimental”. Se trata de un relicario de cuatro centímetros, “una especie de redondel con un paño que tenía sangre de la llaga de San Giovanni Rotondo, donde está su santuario”, detalló.

Cuatro escruches sufrieron en la iglesia Nuestra señora de Lourdes (19 y 38) durante la cuarentena / EL DIA

El cura explicó que “hace 10 años, acá, se formó el primer grupo de oración del Padre Pío” y precisó que tienen abierta la ermita “para rezar”, pero que la medida los deja “expuestos a este tipo de situaciones”.

Al igual que en La Piedad, analizan reforzar la seguridad del templo para evitar ser víctimas del delito, ya que es la cuarta vez que les roban en el último año y medio. “Pensamos en poner cámaras y más rejas, porque en las últimas dos semanas robaron adentro y afuera” de la parroquia.

Los hechos tuvieron lugar entre 14 y las 15 horas, según pudieron verificar. En uno de los incidentes sustrajeron “reflectores en altura, sacaron nueve de luz led” que reponerlos les costó “cerca de 90 mil pesos”. Por último, el 14 de septiembre último hurtaron “un portalámparas del sagrario. Es de bronce artístico, muy antiguo”, que será “imposible de restituir”.

 

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