Alta traición: la terrible sospecha en el crimen de Tolosa

No dan nombres, pero saben que el asesino está cerca. Los familiares del mecánico Alejandro Fernández (53), ejecutado de un balazo en la cabeza en su taller de camino General Belgrano entre 525 y 526, tienen una sospecha fuerte. El que apretó el gatillo “es alguien cercano, del entorno”, aseguraron ayer sin titubeos. Por eso el dolor, la angustia, el saber que el homicida se aprovechó de esa situación de confianza para un ataque artero, “a traición”.

Reunidos en la puerta del local de Tolosa, donde Fernández trabajó cerca de 30 años, algunas de sus hermanas, sobrinas y otros allegados, mostraron varios folletos con la imagen de la víctima y la frase: “Justicia para Alejandro”.

Ese fue el motivo del encuentro, que promete ser uno de tantos. “No vamos a parar hasta que esto se esclarezca”, indicó Filomena Fernández (47) en diálogo con EL DIA.

La idea de la familia es esperar unos días más, tal vez hasta el viernes, y después sí programar una movilización para hacer visible un reclamo, que ya empezó a alzar su voz.

Alejandro Fernández era el mayor de 15 hermanos y un amante de los “fierros”.

Simpatizante de River, igual el fútbol no le despertaba la misma pasión que la velocidad.

LE PUEDE INTERESAR

Desde corta distancia, el kiosquero de Ramos Mejía recibió 4 balazos

LE PUEDE INTERESAR

Ataque sicario en una casa del barrio El Carmen

Según contó Filomena, su hermana, “preparaba autos y también corría en moto. A la cancha iba a acompañar a su hija, que era de Estudiantes. Pero lo suyo iba por otro lado”.

“Era un señor con todas las letras. Siempre solidario, dispuesto a tenderte una mano cuando lo necesitabas”, reveló.

Tal vez como una señal del destino, viéndolo ahora con cierta mirada retrospectiva, el mecánico había manifestado un deseo a sus íntimos: “Quería juntar a toda la familia para fin de año, como hacía tiempo no pasaba. Pero ahora lo mataron y estamos todos destrozados. Su sueño no podrá hacerse realidad”, mencionó su hermana.

“Somos muchos y es lógico que cada uno vaya tomando su propio camino. Incluso no todos viven en La Plata. Por eso la ilusión de juntarnos. Es una lástima este terrible final”, agregó Filomena.

La mujer está convencida de algo: “Acá no hubo ningún robo”. Hasta mencionó que en 30 años en el taller de Tolosa “nunca lo habían asaltado”.

En pareja y padre de tres hijas (Belén, Florencia y Julieta), “era un hombre muy presente. No se merecía esto”, destacó Filomena.

Mientras el resto de los allegados asentía cada una de sus expresiones, pidieron la ayuda de testigos.

“A cualquier persona que sepa algo, que lo aporte a la causa. Prometemos reserva de identidad”, indicó.

La familia dejó abiertas dos líneas telefónicas, las 24 horas. Son los números 2216759943 o 2215409111.

“Por favor. Si alguien vio algo, que nos llamen. Necesitamos justicia. Que Alejandro tenga paz”, expresaron con los ojos desbordantes de lágrimas.

“Lo mataron dentro de la fosa. Alguien que lo conocía y burló esa confianza. Cuando él bajaba, siempre dejaba la puerta del taller cerrada. Era precavido”, aseguró la hermana.

Muchos creen que el asesino también conocía los movimientos del comercio.

Al parecer, se llevó dos celulares, algo de dinero y se habría tomado el tiempo de desconectar las cámaras internas o asegurarse que no quedaran registro del ataque mortal.

“No fue cualquiera. Tenemos nuestras sospechas, aunque preferimos que hablen la fiscal o la Policía. Sabemos que están trabajando. Y esperamos que cuanto antes nos avisen que ya lo tienen detenido”, expresó Filomena.

Como se sabe, Alejandro Fernández fue uno de los tantos héroes anónimos de aquél fatídico 2 de abril de 2013.

Pese al drama que se vivía en la Ciudad y, los temores lógicos de su mujer y las hijas, no dudó en arrancar el motor de su gomón y empezar a rescatar vecinos en esas calles convertidas en ríos.

Fue una tarea titánica, desinteresada. Con el solo propósito de ayudar a aquellos que estaban en peligro. “Aquella noche mostró su enorme corazón. El que nos arrebató el asesino”, concluyó Filomena.

Los familiares del mecánico piden datos a testigos y prometen reserva de identidad

Un asesinato despiadado, de alguien del entorno, es la sospecha. El móvil, es un enigma.