Yo me quiero casar...¿y usted?: en La Plata más gente se anima a dar el “sí”

Aunque leve, los datos registran un repunte de los matrimonios platenses. Desde el Registro Provincial atribuyen la suba a una reacción casi lógica luego de tanto tiempo de confinamiento y de bodas suspendidas por el Covid

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Si bien venían bajando poco a poco en los últimos años, el cierre total que impuso la cuarentena -con el consecuente limbo en el que quedaron miles de parejas que planeaban casarse en 2020- generó que ahora, mientras pareceríamos ir saliendo de la pandemia, la cantidad de parejas anotadas para casarse en La Plata experimente un curioso repunte. Un ejemplo: mientras que en agosto de 2018 hubo en nuestra ciudad 114 matrimonios y en el mismo mes del año siguiente sólo 100, en agosto de este año -luego de un 2020 en el que durante ese mes se oficializaron sólo 4 matrimonios- se registraron 136 parejas platenses que sellaron su amor y dieron el “sí, quiero”.

A esta altura no es ninguna novedad que el matrimonio es una institución que perdió protagonismo social en las últimas décadas. Tampoco lo es que la cuarentena trastocó todos los planes. En La Plata, de hecho, el número de casamientos registrados en todo el 2020 fue irrisorio: apenas 699, de los cuales la gran mayoría se celebró durante los primeros tres meses del año, cuando no había cuarentena.

Y nuestra ciudad no es el único escenario del ejemplo: mientras en 2019 se registraron 13.500 enlaces matrimoniales en CABA, en 2020 fueron solo 5200. Incluso aquellos que lo habían pensado para la primera parte de 2021 debieron reacomodar la agenda.

“Más que una tendencia en alza creo que es una reacción a un año en el que nadie pudo cumplir con el deseo de casarse”, opina Patricio Zalabardo, director provincial del Registro de las Personas y para quien el 2020 “fue un año muy complejo. Salvo a final del año, cuando se estableció un sistema de fases por municipio y se habilitaron algunos matrimonios, el 2020 fue difícil e hizo muy compleja la tarea de este año. Por suerte, y gracias a la enorme labor de los trabajadores y las trabajadoras del Registro, pudimos cumplir con las demandas de todas aquellas parejas que habían quedado con el casamiento en suspenso y ya estamos, antes de terminar el año, en los niveles de trámites matrimoniales que teníamos en la época previa a la pandemia”.

Según apuntan desde la dirección provincial del Registro de las Personas, después de un 2020 “planchado” a nivel actas de matrimonio los turnos se van cubriendo y los últimos meses, como se dijo, incluso registran un repunte con respeto a igual período de los años 2018 0 2019 (ver gráfico).

A lo largo del año pasado, cuando la “normalidad” terminó el 20 de marzo y el mundo pareció entrar en un paréntesis incierto, se registraron en la Provincia 14.134 casamientos, de los cuales 699 correspondieron a La Plata; algunas de esas uniones alcanzaron a concretarse en contexto pre pandemia durante el primer trimestre de 2020, pero la mayor parte correspondieron a matrimonios celebrados “in extremis”, es decir a la urgencia frente a que algún integrante de la pareja se encontraba gravemente enfermo. En esos casos, el juez se acercó al lugar donde estaban los contrayentes y allí legalizó la relación.

EN BAJA

Al margen de los números locales que ofrece el Registro Provincial de las Personas -cuyos datos sintonizan con el de otras provincias y municipios del país-, lo cierto es que el casamiento y sus formalidades consecuentes -la iglesia, la boda, el festejo- hace tiempo que vienen perdiendo por goleada ante el avance de las uniones civiles o los concubinatos donde tanto ellos como ellas ya no persiguen el sueño de “dar el sí” como lo perseguían generaciones anteriores.

“Entre las nuevas generaciones hay más certificados de convivencia que libretas de matrimonio”, dice con algo de sorna Micaela Olivera, psicóloga especializada en familia y para quien “no se puede pensar al matrimonio como se pensaba hace diez, quince o veinte años atrás. Hoy la edad promedio de quien se casa está por arriba de los treinta años. Y es un cambio dinámico: porque así como bajaron los casamientos tradicionales en los últimos años, también es cierto que las uniones civiles subieron y que creció incluso la edad promedio en la que uno se casa. Son cambios sociales que los vemos en tiempo real y muchos que aún son muy cercanos como para un análisis fiel. Porque así como la pandemia generó un repunte de casamientos tras un año de estar confinados, también hay que decir que la pandemia desató un aluvión de divorcios”.

Lo que dice la especialista también se refleja en los números: en 2020 los divorcios crecieron cerca de un 15 por ciento con respecto al 2019. “Ese incremento no se debe a un tema económico -analiza Olivera-, dado que para divorciarse se necesita dinero; no es fácil desarmar una casa donde viven dos personas, y ni que hablar si hay hijos de por medio. Este aumento tiene relación directa con la pandemia”.

No muy distinto es lo que aporta la psicóloga María Laura Santellán, para quien “la pandemia tuvo una influencia absoluta sobre la sociedad en general, en diferentes aspectos de la vida de las personas y por supuesto una de ellas es el efecto que tuvo en la vida familiar y de las parejas”.

El de las separaciones, incluso, los expertos advierten que es un fenómeno que, a diferencia de otras épocas, está atravesando a personas mayores y con muchos años de casado. Abogados civilistas y mediadores reconocen que, pese a la virtualidad de los trámites, viven una verdadera temporada alta de separaciones. Y que, como se dijo, parejas que llevaban muchos años juntos, que habían incluso logrado una resiliencia juntos, se divorcian después de más de 20 años de casados.

Por ahora, se apunta, la cantidad de divorcios sigue aumentando en relación a los matrimonios y desde 2004 la relación es de solo dos casamientos por cada separación, es decir, los divorcios representan el 50% de los matrimonios de cada año.

 

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