VIDEO. La historia detrás del hombre de 73 años obsesionado con la joven de 23 y que mató a la madre
Edición Impresa | 17 de Noviembre de 2021 | 03:15

En un sector de Altos de San Lorenzo donde ayer a la mañana una mujer de 48 años fue asesinada de un tiro en la cabeza, el estupor y la sorpresa sobrevolaban entre los vecinos, varias horas después del hecho. Nadie podía creer lo que pasó.
Es que por el crimen fue detenido un hombre de 73 años que hasta entonces fue compañero de trabajo del marido de la víctima. Y hay más: este sujeto frecuentaba la casa del matrimonio, en 15 entre 609 y 610, donde a las 8.30 de ayer descerrajó el disparo que terminó con la vida de Cristina Astudillo (47). Y la motivación que habría detonado el espanto, suma todavía más sorpresa.
Según pudo saber este diario de fuentes con acceso a la investigación, quien fue identificado oficialmente como Antonio Aguilera (73) actuó “fuera de sí”.
“Tuvo esa reacción cuando la mujer asesinada y su marido”, Oscar Suárez (61), “se negaron a que la más chica de sus dos hijas, de 23 años, fuera con Aguilera a realizar un trámite”, explicó un pesquisa consultado por este diario.
Sobre esa diligencia, se informó que la chica tenía que ir a rendir la prueba para obtener la licencia para conducir.
Aguilera detenido poco después en un camión recolector de residuos de la Municipalidad, en 603 y 143, con cortes en sus brazos que -se informó- se auto infligió con un cuchillo tipo tramontina, en un intento por quitarse la vida. Lo asistieron en el hospital San Martín.
DISCUSIÓN, FORCEJEO Y TIRO FATAL
Aguilera es recolector de residuos y ayer a la mañana llegó con uno de los camiones a la casa de su compañero de trabajo, para pasar a buscar a Sofía (23), se informó.
Al parecer, así lo había convenido con la joven, con quien, a decir de diversas fuentes consultadas por este diario, estaba vinculado sentimentalmente desde hace un tiempo. ¿Cuánto? Nadie pudo dar cuenta de ese dato. Tampoco está claro si Suárez y Astudillo se negaron a que Sofía se fuera con Aguilera porque estaban al tanto de esa presunta relación y se negaban a que continuara, si acababan de enterarse o si fue por otro motivo.
Lo que sí está acreditado es que se suscitó una acalorada discusión entre Aguilera y los padres de Sofía.
En la cuadra donde ocurrió el crimen algunos vecinos aseguraban ayer que el cruce de palabras más álgido se dio entre el recolector y la mamá de la joven.
Según consta en las actuaciones que posteriormente se instruyeron en la causa caratulada “homicidio”, enfurecido por el áspero entredicho el acusado “caminó apurado hasta el camión con el que fue hasta ese domicilio y sacó del vehículo una carabina, con la que pretendió entrar por la fuerza en la finca”, informaron las fuentes con acceso a la causa.
En su intento se interpuso Suárez, su compañero de trabajo y amigo hasta entonces, por lo que ambos se trenzaron en un forcejeo que duró algunos instantes, transcurridos los cuales Aguilera descerrajó un tiro que impactó mortalmente en la frente de Astudillo.
“se fueron de vacaciones juntos”
Mabel Ramírez (58) es tía de la mujer asesinada en su casa y no salía de su asombro por el impensado desenlace de la amistosa relación que Aguilera forjó con los padres de Sofía.
“Venía seguido al barrio porque es compañero de trabajo del marido de mi sobrina y ha participado de muchísimas reuniones en esa casa, por cumpleaños, fiestas de fin de año o simplemente para compartir una comida”, contó Ramírez a este diario, parada en la puerta de su casa, en la misma cuadra de la escena del crimen.
Tan fuerte era la afinidad entre Aguilera y los integrantes de la familia, que “hasta se fue con ellos de vacaciones”, sumó Mabel.
Otra mujer del barrio, que pidió mantener su identidad en el anonimato, aseguró que el imputado “mantenía una doble vida, porque tenía una relación amorosa con la hija menor de esta pareja a pesar de tener esposa e hijos”.
Asimismo, en otro tramo de su charla con este diario, la tía de Astudillo definió a esta última como “una mujer dócil, una buena persona, que vivía para su familia y que trabajaba como empleada doméstica” para colaborar con la economía de su hogar.
Gladys (47), dueña del kiosco de la cuadra, le dijo a EL DIA que “estamos sorprendidos con todo esto. Hoy (por ayer) abrí a las 9 y había mucha gente y la Policía. A la señora la veía caminar con su nieto”, cerró.
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