La historia que conserva el Palacio de la Suprema Corte

En el Palacio de la Suprema Corte de Justicia, ubicado en 13 entre 47 y 48, se guardan historias tan ricas como fascinantes que constituyen el camino recorrido hasta ahora en la historia argentina. Cristina Cabrera, quien integraba el departamento histórico de la Suprema Corte, recibe al diario El Día para contar detalles atrapantes.

Entre esas paredes se encuentran dos salones que sobresalen: el Salón de Acuerdos de Verano y el Salón de Acuerdos de Inviernos. Con un estilo neoclásico, cada rincón del Palacio tiene detalles que lo hacen único y que representan una parte de la historia del país.

Las lámparas y luminaria que se encuentran en el Salón de Verano fueron importadas desde Francia e Inglaterra y estuvieron destinadas a todos los palacios existentes. Allí se encuentra una mesa circular de gran tamaño y giratoria, donde los ministros pasaban las causas de un lado al otro. Alrededor de la misma hay un sillón más grande, donde se sienta el presidente de la Corte.

En las paredes no hay cuadros, toda la decoración se encuentra en la arquitectura. El gran plafón, de una altura considerable, fue realizado con guardas renacentistas. Los muebles son originales de la época en que se inauguró. Allí, como en muchos rincones de La Ciudad, hay símbolos masónicos como un globo terráqueo o un catalejo, ambos tallados a mano. 

En la parte superior del mueble antiguo se encuentra un sello tallado que representa el escudo de la Suprema Corte de Justicia, que se extrae del Tribunal Superior de Justicia. Vale mencionar que la Corte provincial es la más antigua del país, instalada en 1875.

El Salón de Acuerdos de Invierno, un lugar más reducido que el de verano, se encuentra debajo de una de las cúpulas más pequeñas y cumple con las mismas características del estilo neoclásico. En esas paredes se puede ver un cuadro de San Martín que tiene una particularidad especial. “Es una de las pocas imágenes de San Martín que hay. Él solo posó dos veces en su vida y esta es de su ancianidad”, cuenta Cristina. 

En el Salón de Juramentos Especiales, donde se enjuiciaba a los magistrados, hay capiteles de pilastras donde se forma un rostro femenino vendado que representa el símbolo de la justicia. En la biblioteca del Palacio se pueden encontrar libros del S. XVII y S. XIX, de Derecho francés, utilizados para la formación de ministros de ese momento, y libros de Derecho argentino, que empezaron a editarse después de la Independencia. 

María Angélica Corva, historiadora, cuenta que el 15 de abril de 1884 se trasladan los poderes públicos a la Ciudad de La Plata -que había sido fundada dos años antes-. Para 1887 se mudan al Palacio donde se ubica la Suprema Corte actualmente. “En 1882 comienza a fundarse la Ciudad, de la mano del diario El Día y se ve la necesidad de un periódico que todavía existe”, relata.