Dudas en el acuerdo con el FMI, condicionan los pronósticos y el dólar
Edición Impresa | 8 de Noviembre de 2021 | 02:50

RICARDO ROSALES
El termómetro del dólar y la incertidumbre sobre el futuro dominan casi todo el escenario económico, así como las expectativas sociales de que podrá ocurrir el año próximo. Esto sucede a menos de una semana de los comicios legislativos del domingo próximo. En este contexto, sorprende el escepticismo que reflejan las encuestas para el 2022, con alrededor de dos tercios de las respuestas que esperan un año peor y una inflación mayor. El rebote económico de este año, del orden del 9 por ciento del nivel de actividad apenas influye en las expectativas de la población, ubicándose ese nivel todavía por debajo del 2919. La mejora, seguramente, no ha llegado al bolsillo de la gente a pesar de los últimos esfuerzos oficiales con el plan “platita”. Los especialistas le ponen un número a ese mal humor social, con un consenso de una previsión de la inflación del 50 por ciento para el año próximo y un nivel de actividad apenas del orden del 2 por ciento. Aunque como se señaló, estos son número de consenso: hay pronósticos más negativos. De todas maneras, las previsiones están sujetas a un interrogante base: ¿habrá acuerdo con el FMI u otro default?
El ministro de Economía, Martín Guzmán, que decidió meterse de lleno en la campaña, alterna declaraciones combativas contra el FMI con otras decisiones más contemplativas: los vencimientos de deuda son pagados puntualmente. Luego de los 400 millones de dólares cancelados la última semana, siguen otros U$S 1.900 millones antes de fin de año que anticipó oficialmente, serán honrados. En el primer bimestre del año próximo hay que hacer frente a pagos por más de 1.000 millones de dólares. También esperan los vencimientos del Club de París a fines de marzo del 2022. Entre los economistas y en el mercado financiero, creen que sería absurdo que el gobierno de Alberto Fernández continúe pagando si piensa en patear el tablero y no acordar. De todas maneras, las dudas y nubarrones de un default o un golpe de precios con devaluación, no se disipan. Las temperaturas en el mercado del dólar siguen altas y no hay forma que desaparezcan en tanto el acuerdo el organismo internacional sea solo un asunto de títulos, fotos y promesas en los medios.
Entre tanto, en el mercado financiero califican de “plan aguantar” las medidas del ministro Guzmán y el jefe del Banco Central, Miguel Pesce, que consumen reservas para contener la suba del dólar. El BCRA interviene activamente todos los días, vendiendo reservas y bonos a través del ANSES, para mantener dos cotizaciones financieras por debajo del valor de mercado: el dólar contado con liquidación (CLL) y MEP implícitos (usando el AL30), que el viernes cotizaban a 181,44 y 181,83 pesos por dólar, los dos por debajo de la barrera imaginaria de los 200 pesos por unidad. Pero en las operaciones libres, en donde no puede regular el BCRA los precios superan largamente ese límite imaginario: la compra del bono con pesos y su posterior reventa en dólares (usando GD30) se operó a un precio de 214 pesos por dólar, y con CEDEAR a 218 pesos; en tanto el dólar MEP (usando GD30) estaba a 205 pesos. El precio del “blue”, que más sigue la población, rozó los 200 pesos. Aunque, en realidad las cotizaciones relevantes para las finanzas y el mercado de cambios, están en valores más altos, superiores a los 200 pesos y con brechas de más del 100 por ciento con el dólar oficial.
La política del tero, gritar contra el FMI y hacer otra cosa, no parece funcionar. Los economistas y en el mercado saben que las reservas del BCRA son exiguas y que más emisión de pesos lleva a más inflación, pero mucho más emisión requieren los pagos de los intereses de las Leliq y por los pasivos monetarios del Banco Central. “En el año se emitieron $1,4 por intereses de Leliq por cada $1 de financiamiento al fisco”, apunta un informe de la consultora LGC, que agrega: “Si se quiere insistir en emitir sin que exista demanda se agravará la situación actual”. De acuerdo a este cálculo, la “bola de nieve” de los intereses pagados por el BCRA es 40% superior a la fiscal. No es una novedad en el mercado, pero ahora se destaca este dato para explicar los motivos por los cuales en el 2022, la inflación no bajaría del rango del 50 por ciento.
Otro aspecto no menor, es el llamado “ajuste” de la economía durante el año próximo. El mensaje oficial es que si hay acuerdo con el FMI, no debe haber ajuste. Daniel Artana escribió la semana pasada sobre ese falso dilema, ya que las correcciones de los desequilibrios económicos y monetarios los realiza ordenadamente un programa, o son realizados de manera caótica por el mercado, con resultados más dolorosos para la sociedad. “Las opciones hacia adelante no son “ajuste si o “ajuste no”, sino si la corrección se hará de forma ordenada por decisiones del Gobierno argentino o desordenada por un aumento de la tasa de inflación”, dice Artana. El mensaje electoral apenas se metió en este terreno, aunque desde las opciones libertarias dicen que “el ajuste debe hacerlo la política”, no el sector privado. En estas semanas se confunde la pirotecnia electoral con el complicado escenario económico y el riesgo que la crisis se profundice. Luego de que se cuenten los votos, en una semana, los problemas económicos serán los mismos. El tiempo dirá si la gestión del presidente Alberto Fernández logra corregir la gestión económica o se repiten debacles del pasado.
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