Asesinaron a un jubilado: violencia extrema en vísperas de Navidad

Su hijo denunció que encontró el cuerpo en una habitación. Estaba atado. Investigan la causa de la muerte. El lugar se encontraba revuelto. Al parecer, no hubo faltantes. Tampoco cerraduras o aberturas violentadas. Misterio

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Un hombre de 80 años, con las manos atadas y sin vida, en la habitación de su casa en el barrio Meridiano V. Esos fueron los primeros y únicos datos que llegaron a la Policía y al fiscal en turno cuando había pasado poco más de una hora de la medianoche y los ruidos de la Navidad seguían sonando en el aire. Ayer a la tarde, con el sol a punto de caer, los investigadores trabajaban contrarreloj para sumar pistas que aclararan el caso.

En rigor, no se sabía mucho más, salvo que la víctima, Mario Alberto Ochoa, tenía 80 años y vivía solo en un chalet con ladrillos a la vista de la calle 15 entre 70 y 71, de donde salía poco y casi no recibía visitas.

Fue su hijo de 38 años quien lo encontró tirado en una habitación, con las manos atadas y manchas de sangre en el cuerpo. A su alrededor, todo era caos.

“Una posibilidad es que hayan revuelto los ambientes buscando plata, dólares o joyas”, especuló un pesquisa, pero en tal caso resulta muy raro que no robaran los aproximadamente 15 mil pesos que estaban a la vista, sobre un mueble, ni tocaran electrodomésticos que no son demasiado grandes y resultan fáciles para la venta.

Si se tomaron el trabajo de entrar en una casa y atacar a un hombre indefenso con fines de robo, ¿por qué huir con las manos vacías?

Fuentes oficiales confirmaron que quien denunció el caso fue el hijo de Ochoa, Alejandro Mario Ochoa, de 34 años.

El hombre contó que fue a la casa de su padre después de “llamarlo varias veces durante el día y no obtener respuestas”. Dijo que fue a eso de la 1 de la mañana de ayer, que tocó el timbre -sin resultados- y que decidió irrumpir saltando un paredón. Minutos después llamó al 911 para informar que había encontrado el cuerpo de su padre.

“No había cerraduras ni accesos violentados y un juego de llaves estaba colocado en una puerta, del lado de afuera”, describió un pesquisa, convencido de que enfocar al círculo íntimo de la víctima podría despejar algunas (o muchas) dudas. Ochoa era jubilado del Poder Judicial y “se había vuelto un poco solitario en el último tiempo, tras la muerte de su mujer”, amplió la misma fuente.

Trascendió también que solía visitarlo una mujer de su misma edad, aunque en las últimas semanas ella dejó de ir a la casa de la calle 15 porque sufrió una fractura.

Tras el hallazgo del cuerpo, el fiscal Juan Menucci ordenó preservar la escena hasta que los peritos de Policía Científica terminaran de relevarla en busca de rastros, indicios y muestras.

El cuerpo fue trasladado luego a la morgue, donde en las últimas horas se le hizo la autopsia. No parecía tener lesiones visibles, pero sí restos de sangre que podrían ser la consecuencia de golpes no mortales. No se descarta que haya sido asfixiado o que falleciera por una descompensación a causa de un shock nervioso. Anoche aguardaban el informe forense para avanzar sobre la mecánica del crimen. Personal del gabinete de Homicidios de la DDI La Plata se concentraba mientras tanto en buscar cámaras de seguridad cercanas para detectar movimientos externos en la casa (la propiedad no tiene esos dispositivos), analizar el teléfono de la víctima y buscar testigos, en una noche donde muchas personas estaban en la calle.

Pistas
Los investigadores se concentraban ayer en visualizar el material dedistintas cámaras de seguridadcercanas a la escena del crimen, en busca de imágenes de los últimos movimientos en los accesos o los alrededores de la casa de Mario Ochoa. “Hay varios dispositivos”, dijeron.

 

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