“Cadena Nacional”: a la gran tele, en pandemia, salud
Edición Impresa | 7 de Diciembre de 2021 | 02:35

Martín Bonetto, reconocido fotógrafo de la escena del rock nacional y que en junio pasado fuera declarado personalidad destacada en el ámbito de la cultura platense, presenta “Cadena Nacional”, primera entrega de una trilogía de fotolibros con los que registró los efectos sociales, culturales y estéticos de la pandemia.
Cuando el tema del coronavirus comenzó a instalarse en el país, Bonetto (Olavarría, 1975) quedó “varado” en su casa de Villa Elisa, a trasmano del día a día de trabajo en la redacción de Clarín donde se desempeña desde hace años. El estar quieto, para una persona que siempre se movió entre nota y nota de día y persiguiendo con su lente a las estrellas de rock de noche, se volvió inquietante y necesitó hacer algo para escapar de esa nueva rutina familiar en la que la casa se volvería un alocado centro operacional.
La ansiedad, como a todos, no tardó en llegar y empezó a hacer lo que mejor le sale hacer: fotos.
Con una cámara chiquita, que tiene seteada en blanco y negro, empezó a registrar todo lo que pasaba a su alrededor. Y en esas primeras tomas encontró un objeto común: la tele.
Sin pretenderlo, se había acercado a la caja boba unos días antes de quedar aislado. “El día que Alberto hace la conferencia para anunciar el ASPO, yo estaba trabajando en la calle e hice unas fotos de ese anuncio en una bar”, cuenta Bonetto, en diálogo con EL DIA, sobre las imágenes que tomó en una confitería porteña en donde la atención se posa sobre el televisor, la gran vedette del confinamiento, y sus graph.
Ya en su casa, empezó a soltarse. “Empecé a jugar un poco, a inventar cosas, y así nació la idea de las fotos y videos surrealistas; empecé a registrar toda la relación tensa de la tele en casa, que siempre estuvo prendida, entre noticias o películas, siempre dando vueltas”, explica.
A Bonetto, le comenzaron a interesar los anuncios del Presidente que paralizaban al país y se encontró tratando de “buscar gestos del televisor, como si estuviese ahí”.
Todos los días, subía sus fotos a su cuenta de Instagram, una entrega que comenzó a ser esperada por sus seguidores y colegas que se “entretenían”, de alguna manera, con esta especie de diario pandémico familiar que terminó creando.
Pero las teles - a las que vistió entre plásticos, luces y sombras; a las que puso en foco y fuera de; a las que les dio y quitó el protagonismo; y a las que tiñó de sarcasmo, entre otros abordajes- fueron solo una parte.
En su registro, hay imágenes documentales de la vida cotidiana durante el aislamiento (cansó a sus hijos y su mujer de tantas fotos en diferentes rincones de la casa y en el más allá permitido del barrio); de paisajes desiertos; de negocios cerrados; de esperas eternas; de animales rabiosos y, entre más historias, de sus celebrados viajes de los jueves a la casa de su mamá en La Plata.
También, claro, hay fotografías de barbijos, pero barbijos (aún más) surrealistas, hechos con flores, tules y hasta cabellos anaranjados, muchos de los cuales creó a partir de ess nuevo ámbito de trabajo que la pre post pandemia le dejó: el mundo de la moda.
Cuando se dio cuenta, Bonetto, que además de fotógrafo es diseñador gráfico, tenía “un montón de material”, con el que empezó a participar y ser premiado en diferentes concursos (desde el ICP hasta la Fundación María Elena Walsh); y hasta llegó a ser jurado de alguno que otro más.
“De repente, terminé trabajando más acá en casa, encerrado, que lo que hacía en el diario”, revela el fotógrafo que, entusiasmado con lo que tenía entre manos, empezó a pensar en la idea de plasmar todo el trabajo en un fotolibro.
Así, Bonetto, que en 2012 había editado “Fotorragia” -un relato de “sexo, droga, rock and roll, familia y amigos”- llegó a Firpo, la casa editora que, nacida en la pandemia, le resultó perfecta para terminar de cerrar el concepto de su trabajo.
Sin embargo, en medio de su ida y vuelta con Leandro de Martinelli, fundador de Firpo y a quien le sedujo el trabajo de Bonetto por lo “claro” y “cercano” de su relato, se convenció de que con todo el material que había producido no iba a editar uno sino tres libros.
“Cadena Nacional”, que abre la trilogía con todo el registro televisivo del confinamiento, será presentado hoy a las 18 en Estero Arte y Biología, 517 N° 2042, entre Camino Belgrano y 16, en una jornada que, además de una pequeña instalación, tendrá la música de La Selva de Miguel y VILLAELISA, la banda que lleva el nombre del lugar donde todo nació y que era “perfecta” para la presentación de su proyecto.
En marzo, Bonetto presentará “Impostales” y “Cambuj”, los libros con los que cerrará su serie y que, según De Martinelli “aportan nuevas dimensiones a la misma narrativa” propuesta por el reportero gráfico en “Cadena Nacional”.
“Cadena Nacional”, “Impostales” y “Cambuj” es la trilogía pandémica de Martín Bonetto
Según el editor, el trabajo de Bonetto resume de manera “muy sutil” las sensaciones que fuimos viviendo y padeciendo todos durante este proceso pandémico, entre “novedad, preocupación, tratar de ponerle onda, va decayendo la onda, nos queremos matar y salimos”; una salida que, en el caso del fotógrafo, no hubiera sido posible sin este registro.
Bonetto no duda en asegurar que fue este trabajo el que lo salvó de la parte más dura de la pandemia, cuando sintió que “se había acabado todo” y que nunca más volvería a registrar recitales de rock.
“Me sirvió para calmar la ansiedad”, admite el fotógrafo, que dejó que la vida le volviera a demostrar que detrás de toda crisis surge una oportunidad.a tranquilidad de que el trabajo lo iba a esperar, y agradecido de que su familia no la estaba pasando mal, se relajó y empezó a interactuar de manera lúdica con una cámara que, hasta fallando, le sirvió para “ponerse en otro plano” y poder documentar, con su ojo artístico, una etapa que será difícil de olvidar.
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